Salinas había estado planeando durante más de una semana una cita entre el chino y el italiano. De verdad se estaba tomando muy en serio su labor de celestina. Había estado buscando el lugar óptimo para la reunión que tenía pensada entre esos dos "tortolitos" según él. Y al fin, tras haber consultado incluso con Lina como debería proceder, ese sería el día en el que Hai y Toni acabarían juntos. Así es.
No había visto a Toni desde la última reunión si bien se había comunicado con él por mensaje, pero para llevar a cabo su plan debía verlo en persona y es por ello que lo llamó para concertar una supuesta quedada:
-¡Hey, muchacho! ¿Cómo va todo- Habló una vez escuchó que la llamada fue contestada-?
-Em... Hola, Salinas - se escuchó al mayor de los Gambino algo nervioso a través de la línea-. ¿Qué pasa?
-Nada- dijo alargando la 'a', intentando quitar peso al nerviosismo que notaba en el contrario-. Solo que tengo aquí en mi despacho algo que darte. ¿Podrías pasarte?
-¿No lo puedes llevar cuando tengamos alguna reunión en el Vanilla?
-No, me gustaría dártelo hoy, Toni. Además, ¿no puedo poner ninguna excusa para ver a mi amigo?- Si bien Raúl no lo podía ver, Toni tragó en seco bajo la mirada atenta de su hermano-.
-...- Se escuchaban ruidos de fondo taponados pues seguramente Toni estaría tapando el micrófono-. Bien, en 10 minutos estaremos allí- contestó finalmente-.
- ¿"Estaremos"? Toni solo tienes que - fue cortado por el sonido de colgar del teléfono, dando a entender que el italiano ya no lo estaba escuchando- venir tú...
Salinas se estresó un poco al pensar en la llegada de los hermanos Gambino, excepcionalmente la llegada del menor de los dos. Si Carlo estaba allí no podría llevar a Toni a la cita que tenía planeada, tendría que pensar en algo para deshacerse del más alto.
En los diez minutos que habían acordado los Gambino llegaron al despacho del abogado y subieron sin ningún tipo de aviso o permiso, pasando de largo de Lina, la secretaria y "pareja" de Salinas, hasta llegar donde se encontraba susodicho esperándolos tras escuchar su poco sigilosa llegada.
-Pero bueno - saltó Carlo, alargando la 'o' con una amplia sonrisa-. ¿Cómo estamos, Salinas?
-Buenas, muchachos- rio nervioso, sonriendo falsamente al ver al menor de los hermanos-. Tomen asiento si desean- cosa que hizo Carlo, sin embargo, Toni quedó de pie junto al mexicano-.
-A ver, Salinas. ¿Qué es lo que le querías dar a mi hermano?
-Toni, ¿no sabes hablar por ti mismo?- soltó Raúl, harto de que Toni apenas hubiera hecho acto de presencia desde que había entrado al despacho-.
-Sí que se hablar por mi mismo, abogado- dijo con el ceño fruncido y con los brazos cruzados-. No soy un puto crío- el tono de voz que estaba usando no era nada parecido al que usualmente utilizaba-.
-Uy, uy, uy. Cómo estamos, eh. Muchachos, creo que no he hecho nada para molestarlos. Llevamos más de una semana sin vernos- Salinas levantó las manos, como si se estuviera mostrando inocente ante la policía-.
-Estamos ocupados, Salinas- respondió Toni relajando un poco el ceño y deshaciendo el cruce de sus brazos-. Dame lo que me tengas que dar para que nos larguemos- extendió la mano, esperando recibir algo-.
Un silencio incómodo se creó en la sala, viajando las miradas de todos hacia todos. Pero Salinas pudo percibir que los hermanos estaban manteniendo prácticamente una conversación con sus iris.
-Salinas, con prisa te ha dicho mi hermano- Carlo carraspeó un poco su garganta, mirando directamente a su hermano, ya no eran intuiciones del mexicano, claramente había algo pensado entre esos dos-.
-A ver... Es que me gustaría que solo estu- no pudo terminar de hablar cuando Toni le interrumpió-.
-¡Salinas! Me estoy hartando de tanto rodeo que estas dando- pudo ver como el mayor de los italianos sacaba de detrás de su espalda una pistola, notando como Carlo sonreía viendo a su hermano hacer lo que habían acordado tiempo atrás-. Dame ya la puta cosa que me tengas que dar si no quieres un puto tiro- el tono de su voz a penas se notaba exigente. Toni estaba más preocupado de convencer a su hermano que de hacer lo que de verdad sentía. Carlo se acercó al rubio, colocándose a su lado-.
-¿Por qué eres así conmigo?- Dijo el de cabellos negros, con cara de cansancio-.
-¿A qué te refieres?- Rio, dándole un codazo suave a su hermano-.
-Toni. No estoy en broma. ¿Por qué cuando estamos solos eres amable y con tu hermano me desprecias?- El rubio se quedó boquiabierto, sin saber que decir, mirando a su hermano y Salinas-.
-¿Q-qué?- La pistola que antes sujetaba con fuerza cayó al suelo, agradeciendo que estuviera el seguro puesto-.
-Era una broma, Salinas. Humor italiano, nunca lo entendería- saltó el menor, al ver que su hermano estaba en un estado de shock-. ¿Nos das eso?- la voz de Carlo era ahora más suave. Salinas jamás había visto esa versión suya-.
-Acabo de recordar que creo que está en mi casa. Mejor os la doy otro día- el ambiente se había vuelto muy pesado-.
-Si, creo que será lo mejor- siguió Carlo, tomando la pistola del suelo y guardándola-.
Toni se había quedado perplejo mirando a Salinas. Estaba sintiendo un gran bloqueo emocional en ese momento. Se odiaba por ser manejado por la influencia de la opinión de los demás y por no mostrar como se sentía con la gente de su alrededor. En ese momento ansiaba un abrazo del mexicano, cosa que nunca admitiría en voz alta y menos con su hermano allí presente. Sabía que no iba a ser acosado y menos odiado por nadie de su alrededor. Menos por su hermano, quien lo amaba incondicionalmente. No era cuestión de su sexualidad ni cuestión de quién quería. Todo era cuestión de sí mismo, de no querer ser rechazado y menos de perder a la gente que más quería en ese instante, bastante era con tener a la mamma enferma.
Sabía que Salinas no era el hombre más indicado de quien estar enamorado pero Toni estaba llegando a un punto de no retorno. Un punto en el que no podría negarlo y que debía soltarlo. No quería hacerle esas bromas pesadas al mexicano y escuchar de nuevo esa voz lastimera y de decepción que había puesto al decirle aquello que le llevó a tal bloqueo. Ya le daba igual ser rechazado, más bien lo prefería antes de seguir jugando con sus propios sentimientos.
Tantas cosas habían pasado por su cabeza que no se había dado cuenta que ya estaba en el coche junto a su hermano de camino a su casa y con lágrimas cayendo por sus ojos. Una vez había recobrado el sentido, notaba como en sus pantalones vibraba su teléfono sin cesar. Supuso que era Raúl pero se permitió el lujo de no saberlo, pues no tenía ganas de hablar con el abogado en ese momento. Echó la cabeza hacia atrás, apoyándola en el asiento y cerrando los ojos con fuerza, antes de suspirar y soltar todo aquello que lo había estado atormentado desde aquel tonto abrazo mexicano:
-Me gusta Salinas- soltó al fin, girando su cabeza lentamente para mirar a su hermano que conducía-.
-Lo sé, Toni. Lo só- contestó Carlo con una sonrisa suave y sobreprotectora, no cínica como solía ser-.
Lo único que pudo hacer Toni es sonreír de vuelta y comenzar a llorar liberado, bajando la ventanilla para ser recibido por el fresco aire del día.
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Aparición estelar de este capítulo tras literalmente un año.
Los estudios me han consumido POR COMPLETO. Pero he encontrado un fin de semana libre y echaba mucho de menos el RONI y esta historia me gusta como para ser tirada.
Tal vez la acabe dentro de siete años? Tiene toda la pinta porque me he dado cuenta de que lo de ser constante no es lo mío.
No sé si alguien lo leerá pero gracias :p
BYE
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¿Por qué? (Roni)
Diversos-¿Por qué eres así conmigo?- dijo el de cabellos negros, con cara de cansancio-. -¿A qué te refieres?- rio, dándole un codazo a su hermano-. -Toni. No estoy de broma. ¿Por qué cuando estamos solos eres amable y con tu hermano me desprecias?- el ru...