Exordium - StickersForMyMac

• 05 •

El fic no me pertenece. Es una TRADUCCIÓN de 'Exordium' de StickersForMyMac.

* Link del autor: https://archiveofourown.org/users/StickersForMyMac/profile

* Link del fic original: https://archiveofourown.org/works/13866747

• ღ •

Snape dejó que su mente divagara mientras preparaba el Crecehuesos de Potter. ¿Por qué demonios se molestaba con el detestable muchacho, dejando que arruinara su merecido descanso? ¿Por qué no enviarlo a San Mungo, donde seguramente recibiría los cuidados adecuados? Snape dejó de remover y suspiró. Sabía que esa nunca había sido una opción real. A primera vista, la prensa sería abrumadora y muy probablemente atraería la atención de los mortífagos. Esto no sólo pondría un blanco aún más grande en la espalda del Niño Dorado, sino que pondría en peligro la vida de todos en el hospital. Sin embargo, una razón más personal le molestaba al normalmente indiferente maestro de Pociones. Aunque era el hijo de Potter sénior, el niño siempre sería de Lily. Y ver los ojos de Lily nublados por tanto dolor... bueno.

Un fuerte golpe resonó en el comedor, seguido de un alarmado ulular, y la momentánea compasión de Snape se evaporó. ¿Qué ha hecho ahora ese maldito muchacho? Parece que no puede mantenerse alejado de los problemas. Irritado, Snape se dirigió a la mesa del comedor convertida en cama de hospital para encontrar a Potter derrumbado en un montón sobre la madera, con arcadas y asfixia, con la boca todavía congelada.

Harry, con la rodilla mala doblada torpemente debajo de él, se agitaba con la fuerza del vómito. Con la mandíbula inmóvil, el cuerpo de Harry luchaba a la vez por deshacerse del contenido de su estómago y por respirar, y fracasaba en ambas cosas. Harry sintió que los ojos se le salían de las órbitas mientras tenía arcadas una y otra vez, una mezcla de ácido estomacal y pociones previamente ingeridas que le quemaban el esófago. Algo en lo más profundo de su pecho se agitaba cada vez que dejaba de vomitar el tiempo suficiente para respirar, lo que hacía que su visión se nublara y provocaba una nueva ronda de arcadas.

Snape se movió rápidamente, quitando el encantamiento de inmovilización y permitiendo que la mandíbula de Potter se abriera y derramara el líquido ofensivo en el suelo. Murmuró un encantamiento de diagnóstico y se encogió al ver lo que revelaba. Volviéndose hacia el chico, que seguía atragantado y escupiendo en el suelo, le dijo con toda naturalidad: —Has aspirado parte de tu vómito. Esto va a doler —Snape se arrodilló y apoyó a Potter contra sí mismo en una posición medio sentada, y luego golpeó la espalda del chico una vez con su varita antes de que pudiera reaccionar.

Harry ahogó al instante una pequeña cantidad de asco, dejando escapar un gemido estrangulado al hacerlo. Sus pulmones gritaban ahora con alivio: cada respiración seguía ardiendo, pero al menos podía hacerlo. Harry cerró los ojos y aspiró unas cuantas veces más para calmarse. Joder, eso duele. Joder. Permaneció así al menos unos minutos, respirando entrecortadamente y luchando contra las ganas residuales de vomitar. Puede que Harry haya caído inconsciente por un momento, no estaba seguro. Cuando las náuseas se calmaron, fue consciente de su posición. Snape lo estaba... ¿sosteniendo? ¿Y frotándole la espalda? ¿Qué demonios? Intentó quitarse de encima las manos de su profesor, pero sólo consiguió mover un poco más las heridas.

—Ahora voy a hacerte levitar de nuevo sobre la cama —murmuró Snape suavemente desde arriba. Harry asintió débilmente, con los ojos aún cerrados. Sintió que se levantaba antes de volver a acomodarse suavemente en la comodidad de la cama y finalmente abrió los ojos una vez más.

Harry retrocedió inmediatamente. Aunque no había vómito en el suelo, pues Snape debió de haber lanzado un encantamiento de limpieza sin palabras, se había vomitado encima y el olor aún persistía. El olor penetrante le revolvió el estómago y le devolvió su anterior necesidad de vomitar. Además, todo era muy brillante, demasiado brillante. Harry cerró los ojos una vez más y apretó los dientes, gruñendo de dolor cuando su mandíbula rota se hizo notar una vez más.