Capítulo 2

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Han Seo entró en la villa detrás de Luca, la casa era enorme y tenía una vista al mar que era deslumbrante, era una casa de ensueño con un hombre de ensueño esperándolo dentro.

Al menos por fuera todo parecía paz y tranquilidad, sin embargo en cuanto Luca abrió la puerta de la casa el llanto de un bebé hizo eco en todo el lugar.

Luca lo dejó solo en la sala, llevándose la maleta de Han Seo a la habitación que iba a ocupar.

Cuando Han Seo siguió el sonido del llanto, ciertamente no esperaba toparse con tan divertida escena: Vincenzo estaba despeinado, tenía un rastro de leche seca en el hombro y mecía con desesperación al pequeño bebé.

—¡Por favor! ¡Solo, deja de llorar! Ya te di de comer, ya te cambié el pañal, ¿Qué más necesitas?

—Hyung. —Llamó Han Seo tocando con suavidad la espalda del Italiano.

Vincenzo que estaba listo para gritar que no estaba de humor para nadie se quedó callado al ver que era Han Seo quien había entrado a su casa.

Han Seo sonrió. —¿Necesitas ayuda?

Vincenzo saltó a abrazarlo y aunque Han Seo estaba feliz de verlo también le recordó al Italiano que estaba aplastando al bebé.

A regañadientes Vincenzo se apartó.

—¿Por qué no dijiste que vendrías? Pude haber preparado una bienvenida para tí.

—Hyung, estás muy ocupado con el bebé, ¿Para qué molestarse con una fiesta ahora? Además, quería darte una sorpresa.

—¿La señora Hong sabe que viniste a Italia?

—¡Sip! También mandó unos regalos. —Contestó. —¿Puedo cargar al bebé?

Vincenzo asintió pasándole al pequeño Alejandro que al ver un rostro nuevo se quedó en silencio examinando cada centímetro de la cara de Han Seo.

—Hola pequeño, que bonito eres.

Han Seo sonrió mientras el bebé exploraba su cara con sus manitas, al parecer los ojos de Han Seo le llamaron mucho la atención porque cada vez que las pestañas le rozaban los dedos el pequeño se reía.

El teléfono de Han Seo se iluminó mostrando el nombre de Hong Cha Young en la pantalla.

—Oh, olvide informarle a la señora Hong que ya había llegado a Italia. ¿Puedes contestar por mi Hyung?

Vincenzo asintió tomando el teléfono de Han Seo.

Se sentaron en el sofá lo más cerca posible con el teléfono en altavoz, Han Seo respondió las preguntas de la abogada y se despidió de ella prometiendo que le enviaría fotografías del bebé y de Pagliuzza.

—¿Y cómo te sientes Hyung? ¿Ser papá es estresante?

—Demasiado estresante. —Contestó sirviendo el vino en las copas que había traído de la cocina. —Al menos el pequeño monstruo duerme toda la noche.

Han Seo se rió. —Sigues llamándolo 'pequeño monstruo' ¿Realmente vas a usar eso de apodo?

—Sí, porque eso es lo que es. —Han Seo rodó los ojos. —¿Qué? Pasa tiempo con él y verás que ese apodo le queda muy bien.

—Eso haré, me voy a quedar para ayudarte a cuidar de Alejandro.

El bebé sonrió dándole besitos a Han Seo en el rostro y aunque estaba llenándolo de babas eso no pareció molestar al ex presidente de Babel.

—¿No es tierno? Parece que le gusto.

Vincenzo bufó arrugando la nariz, celoso de que el monstruo pudiera besar a Han Seo como sí nada.

Padres por accidente [Vincenzo/Han Seo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora