Padres por accidente [Vincenzo/Han Seo]

Capítulo 6

Han Seo agitó la sonaja llamando la atención de Alejandro, el pequeño bebé de 1 año siguió con atención los movimientos de Han Seo enfocado en la extraña cosa que provocaba el ruido.

Vincenzo sentado en el sofá les dió una mirada por encima del libro que estaba leyendo, estaba usando unos lentes cuadrados que hacían juego con su ropa casual de color gris.

Alejandro desvió su atención a Vincenzo decidiendo qué las cintas de los zapatos del Italiano eran mucho más interesantes que la cosa rara que hacía ruido.

Vincenzo arrugó la nariz cuando el pequeño monstruo le desató las agujetas pero lo dejó seguir jugando.

Han Seo se recostó en la alfombra recargando su espalda en el sofá. —Marito, tengo una duda. Es importante.

—¿Qué es?

—¿Cuándo es el cumpleaños de Alejandro?

Vincenzo hizo memoria. Emilia lo había llamado la madrugada del 29 de julio gritándole que fuera por ella ya que su auto se había averiado y no podía conducir al hospital.

Porque de alguna manera Emilia había decidido que ella conduciría al hospital incluso sí tenía las contracciones. Vincenzo, naturalmente, se preocupó y condujo tan rápido como pudo hasta la casa de su amiga, a quien consideraba su hermana de otra madre y la llevó al hospital materno.

Recuerda haber estado en la sala de partos durante todo el día hasta la mañana del 30 de julio (porque Emilia necesitaba apoyo y él era su hermano y debía estar allí para ella).

El pequeño monstruo había hecho sufrir por más de 18 horas a Emilia, quien soltó maldiciones y mandó al demonio a medio mundo, calmandose cuando pudo ver a su bebé todo rojo y lleno de dios sabe qué cosa en sus brazos.

Ella jamás se había visto tan feliz.

Vincenzo con pesar, se dió cuenta de cuánto la extrañaba.

—¿Vincenzo? ¿Estás bien?

El italiano asintió, volviendo a la realidad se limpió las lágrimas que amenazaban con salir de sus ojos y sonrió.

—Estoy bien, recordaba cosas del pasado. —Respondió. —Nació el 30 de Julio.

—¡Oh, eso es en dos semanas! —Han Seo alcanzó al pequeño Alejandro que estaba a nada de caerse. —Deberíamos hacerle una fiesta.

—¿No es muy pequeño para eso? No va a recordarla.

—¡Pero nosotros sí! Podemos tomar fotografías y ponerlas en un álbum para cuando sea mayor y lo avergoncemos con su novio o novia.

Vincenzo negó con diversión. —Podemos hacer una fiesta pequeña, en el centro de la isla está el estudio de Don Luis, mandemos a hacer un cuadro para ponerlo en la entrada.

—¿Puedo elegir la ropa?

—No, ya he usado algo que tú quieres. Me toca elegir a mí.

—¡Bien! De todas maneras será divertido, luciremos como una familia de verdad.

—Somos una familia de verdad. —Respondió Vincenzo mirando a Han Seo y al pequeño monstruo significativamente.

—¡Lo seremos aún más!

Alejandro aplaudió sin saber que pasaba pero el hombre bonito sonreía y el hombre que le daba cosas bonitas también, así que seguramente hablaban de hacer algo divertido.