Monstrum

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TN, estaba sentada en un sillón de cuero, con su mirada tan imponente, tan oscura e infernal, observando al alemán, quien simplemente leía un libro tranquilo, sin notar como TN lo miraba, como un demonio observando a su víctima.

-Reich... ¿Puedes venir?

Pidió TN, con una voz tan grave y ronca, tan fría y horripilante, viendo con esos ojos infernales al menor, el cual de acercó despreocupado hacia ella, sin notar todavía esa mirada tan aterradora, que ahora le importaba un demonio, la verdad.

-¿Qué sucede?

Preguntó tranquilo el nazi, viendo cómo TN sonreía, mostrando sus afilados dientes, tan blancos y perfectos, mientras su dañado rostro de acercaba a él, y una enguantada mano le acariciaba la mejilla izquierda. Este se extrañó un poco.

-Amo acariciarte, la verdad.

Dijo TN, con su característico tono de voz tan macabro, que para Reich era tan agradable y tierno, como una brisa cálida y acogedora, o más bien... un tono patético y carente de sentido para alguien como ella.

TN sonrió, mientras su cara de acercaba aún más al nazi, quien, algo sonrojado, acercó sus labios a los de la atractiva mujer, para después fundirse en un apasionado y dulce beso... Maldito mentiroso bastardo.

La mayor simplemente acariciaba la espalda del alemán, el cual realmente deseaba algo más que unas simples caricias amorosas.
El nazi entonces agarró a TN de la cintura, y bajó su boca a los fuertes hombros de la muchacha, para introducir sus afilados dientes en esa dura piel, la cual, después de la fuerte mordedura, sangraba abundantemente.

-¿Te gusta acaso verme sangrar?

Preguntó, observando la fuerte herida, como si un tiburón la hubiese mordido e intentado arrancarle un trozo de carne, cosa que hasta cierto punto le había extrañado y preocupado, pues la sangre que caía era demasiada, y no tenía intenciones de detenerse en algún momento.

-¿Sabes qué? Me encanta

Respondió Third Reich, buscando otro punto para seguir mordiendo, hasta que decidió arrodillarse ante TN, bajando con esas frías manos el áspero pantalón de ella, observando con deseo los fuertes y trabajados muslos de su amada, para después morderlos con fuerza, notando cómo TN se estremecía por el intenso dolor.

-Vaya que duele, pero no me opondré en lo absoluto.

Habló TN, mirando a Reich como lamía la sangre que brotaba de su piel, como si fuera un dulce de fresa y miel. Era extrañamente insistente en las lamidas suyas

-Eres extraña, querida. Parece que te gusta.

Dijo Reich, mientras rozaba sus dientes en la piel de TN, haciendo que más sangre brotase de su dura y agrietada piel quemada. A este punto las mordidas parecían una maldita tortura.

-No me gusta realmente, pero ya estuve acostumbrada a otras cosas similares... o peores.

Replicó ella, mientras acariciaba la cabeza de Reich con firmeza, notando cómo este arrancaba hilos de carne provenientes de su piel, cosa que realmente no lo esperaba, y, al notarlo, soltó un ligero grito.

-¿¡Debe ser broma, verdad!?

Preguntó TN, enojada y adolorida, empujando al nazi con la fuerza suficiente para tirarlo al piso unos cuantos pasos. Este, de igual manera, y sin preocupación o arrepentimiento alguno, se levantó.

-¿Sabes? No debiste hacer eso.

Dijo Reich con un tono algo burlesco y desagradable para TN, mientras se acercaba con lentitud a TN, y agarrar su rostro con fuerza, clavando unas afiladas garras en la mandíbula de la chica... maldito ingrato.

-Tu dices conocerme, ¿Sabes? Pues... cariño, qué equivocada que estás.

Habló Reich con burla y amargura, viendo la cara extrañada y ligeramente asustada de TN, la cual se había alejado un poco de él, y, con un fuerte dolor, se había arrastrado lejos del nazi, para mantener una distancia más segura.

-¿Tu acaso crees que alguien como yo sería tan débil como para necesitar la ayuda de alguien?

TN simplemente no creía lo que escuchaba ¿Acaso ha sido tan ingenua? Se preguntaba, sin notar como unas frías lágrimas salían de sus agotados ojos negros, lágrimas que salían desde su corazón ya partido en miles de pedazos, y desechado, como basura.

-Eres alguien malo.

Susurró TN, antes de sentir un fuerte golpe en su cabeza, haciendo que cayera en la absoluta inconsciencia, una aterradora oscuridad que parecía eterna.

(...)

TN estaba atada, tan triste y vacía por dentro, ahora que ya sabía todas las verdaderas intenciones de Reich, el cual le había traicionado de la manera más rastrera posible, para ganarse su corazón. Tal parece que Ecuador tenía toda la razón, él realmente no estaba loco o celoso, simplemente la quería proteger de la cruel verdad que ella se negaba a ver.

-He de admitir que te admiro. No pensaba que una mujer podría ser así de fuerte y leal.

Hizo una pausa incómoda e infeliz, mientras jugaba con un cuchillo plateado, y lo pasaba de una mano a otra, observando también a su contraria llorar en silencio.

-Lamentablemente también fuiste demasiado ingenua e idiota, pero... eso ya no importa ahora ¿No crees?

Volvió a callar, esperando a que TN dijera algo.

-Me siento tan infeliz al pensar que te amaba.

Dijo TN entre sollozos,  a lo que Reich se sorprendió, sin embargo, aquella sorpresa no duró ni dos segundos, no causó ningún efecto más que burla y asco, cosa que a TN había enfurecido, pues se sentía utilizada; como una marioneta de un simple juego estúpido.

No quedaron ni cinco minutos de tiempo antes de que el nazi le sacara el corazón a TN, quedando como un último rastro de la chica, un suave alarido, tan triste, tan amargo y tan roto, que parecía incluso hiel...

(...) 

Third Reich despertó asustado, observando a la vez la vida cama en donde su cuerpo se hallaba, pues se había caído al suelo por los fuertes y grotescos movimientos que su cuerpo hizo mientras dormía. Al parecer, todo fue simplemente un grotesco sueño lejano.

El nazi decidió levantarse, y, cuando lo había hecho, descubrió como un fuerte dolor de cabeza de aquel golpe que lo dejó inconsciente y como unas débiles lágrimas habían emergido de sus extraños ojos, dándose cuenta de que, si su mente hubiese imaginado algo tan real, el sentimiento que tenía hacia TN no le hubiese permitido hacer nada, pues al parecer, de verdad la amaba. La amaba mucho.

El hombre realmente no se sentía muy bien, muy por el contrario, sentía amargos escalofríos de terror atacando a su musculado cuerpo, y una profunda tristeza que brotaba desde lo más profundo, de lo que creía, era su seco corazón.
No era tan seco como parecía.

Ese monstruo de su pasado ha regresado, y no lo dejaría en paz hasta el fin de sus días, haciéndole recordar lo que alguna vez no quiso ser, y jamás en el futuro lo será.

Monstruo... era la única palabra que oía en su cabeza. Causaba tanto miedo y dolor. Era solo un monstruo...

Ayúdenlo, por favor...

𝓖𝔂𝓷𝓸𝓹𝓱𝓸𝓫𝓲𝓮 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora