Besessenheit Notizen

63 12 1
                                    

-¡Genial! otra cosa más para anotar.

Pensó Ecuador, quien estaba escondido detrás de la pared, observando con odio como Reich se encontraba completamente solo en la habitación, profundamente dormido, pues TN no estaba como para que él necesite estar despierto.

-Desde hace algunos días TN ha estado ausente; me había dicho que era un asesino suelto, pero sinceramente no he escuchado nada de él. Solo me tocará creerle.

Siguió con algo de molestia, para después empezar a anotar ese horario que se había hecho de costumbre en esos días, pensando en el tiempo perfecto para masacrarlo, aunque tendría que ser menos obvio. Debía ser sutil.

-¿¡Ecuador!?

Gritó una voz en la lejanía, haciendo que el ecuatoriano saltara del susto, pues sabía muy bien de quién era esa tan bella voz. La voz de su hermosa TN.

-S-si ¿Qué pasa?

Respondió nervioso el ecuatoriano desde el segundo piso, para después ir corriendo a su habitación y guardar su libreta en el lugar de siempre, antes de que TN fuese a donde él estaba.

-¿Qué haces?

Preguntó TN, mientras miraba algo extrañada la cara de su mejor amigo, pues esas expresiones denotaban que su contrario tenía algo que esconder, sin embargo, sería difícil saber que oculta.

-Nada, solamente estaba organizando algunas cosas.

Respondió Ecuador, intentando ocultar sus nervios, cosa que TN había notado, sin embargo, no le prestó demasiada importancia, pues confiaba bastante en él. Pobre ilusa.

-Entonces voy a ayudarte, si me lo permites.

Finalizó TN, agarrando alguna ropa que estaba tirada en el piso, viendo de reojo como Ecuador estaba rojo como un tomate ¿Qué fue lo que vio? Maldito enfermo.

Ecuador entonces, se acercó más a su amiga, la cual estaba ya enderezada, y, sin más, le robó un beso.
TN se había sorprendido, sin embargo, como Ecuador le había agarrado de a buenas, ella solamente cedió al tacto, complaciendo a su amigo, creyendo que era sólo un juego que duraría un corto tiempo.

Mientras tanto, Third Reich había visto todo, pues ya había despertado. Este estaba escondido detrás de la puerta, sin ser observado, pues los otros dos estaban demasiado concentrados en su acto.

Third Reich, al ver a TN besándose con otro, sintió algo en el pecho: un fuerte dolor punzante que lo empezó a aquejar un poco, más su principal pregunta era ¿Por qué?

Él se preguntó sin cesar en su mente:

-¿Por qué me duele? Ella no es nada mío, si ni siquiera la conozco bien; apenas sólo sé su nombre

¿Amor, quizá? Se preguntó, sin embargo quería inmediatamente descartar esa opción, pues no había pasado lo suficiente con ella para amarla, siendo apenas algunos meses. O al menos, eso era lo que quería pensar.

El nazi, casi de manera inconsciente empezó a soltar unas pequeñas y casi imperceptibles lágrimas, y, como si fuese algo instintivo, se dirigió hacia el primer piso, siendo visto por Ecuador, quién realmente no le importaba en lo más mínimo. Al contrario, quería que eso suceda.

(…)

El tercer Reich ya estaba fuera de la casa en alguna parte del bosque, ya perdido, pues no tenía ni siquiera un mapa o una brújula para saber a dónde ir, ya que el lugar era completamente desconocido para él. Aunque fuese un gran soldado, el cual sabía de todo, también necesitaba algo de ayuda de vez en cuando, y contando en el estado que se hallaba, no era demasiado favorable.

-Seré idiota, ni siquiera agarré algo para poder guiarme, y ahora estoy perdido ¡Soy imbécil!

Maldecía Third Reich, intentando recordar lo que había aprendido para guiarse por lugares así, pero su estado no era demasiado bueno, ya que su mente no sé lograba concentrar en absolutamente nada, solamente en lo que había pasado hace una media hora.

Sin embargo, algo lo observaba desde la oscuridad: era un enorme oso marrón, quien lo miraba con unos ojos llenos de maldad y sed de sangre, pues tenía demasiada hambre en ese momento, y había encontrado a una presa perfecta.

-¡Maldición! Lo que me faltaba. ¡Como si ya no tuviese suficiente!

Exclamó el alemán, para después salir disparado de su ubicación, adentrándose más en el bosque. Esta vez no le importaba si se perdía más, lo único que quería era librarse del oso que lo perseguía con velocidad. Ni con los enemigos más letales se comportaba así.

(…)

-Ah… espera… ya no.

Pedía TN, intentando zafarse del agarre de Ecuador, quien la sostenía con bastante fuerza, deseando acabar debajo de las sábanas con ella, cosa que no se lograría.

-Vamos… TN, solo déjate llevar.

Dijo Ecuador, acariciando la espalda de su contraria, la cual estaba encima de el, notando como ella intentaba liberarse, haciendo que este apretara más él agarre que le ejercía.

-Esto es ir muy lejos… sabes que no quiero acabar de esta manera; somos amigos.

Respondió la mayor, ya por fin liberada, para después agarrar su camiseta y colocársela con rapidez, intentando que esta no se pegara a su cuerpo, pues tenía demasiado sudor en su piel.

-TN…

Dijo Ecuador, todavía recostado en la cama, observando con furia como ella miraba para todos lados y no encontraba a su rehén ¿Acaso él era más importante? Maldito.

TN estaba preocupada, y sin siquiera arreglarse un poco, salió corriendo con rifle en mano. Iba a buscar a Third Reich, pues sabía que el lugar era demasiado peligroso como para que alguien pudiese salir sin armas.

(…)

-¡Demonios! Él me va a asesinar

Maldijo el nazi en voz baja, escondido detrás de unas enormes piedras en posición fetal, bastantes asustado al observar de reojo como ese animal lo buscaba.

Minutos después, Third Reich noto como algo se acercaba hacia él, haciendo que se congelara del miedo, pues la enorme bestia ya le había encontrado y no podía hacer nada para evitar su muerte.

La bestia y él habían quedado frente a frente. Third Reich lo miraba con terror, y el enorme oso con maldad. Entonces, el gran animal se lanzó hacia el nazi, sin embargo, algo le había disparado antes de que pudiese atacarlo. Este agradeció a Dios que no murió.

-¡Maldita sea! ¿¡Cómo se te ocurre escapar!? ¿¡Acaso sabes qué demonios hay aquí!?

Exclamó TN, soltando el rifle y agarrando a Reich de los hombros, sacudiéndolo con violencia, observando como este estaba ya bastante mareado al ser movido.

-Ya… ya, calma. Ni yo mismo sé cómo me fui. Tampoco soy tan estúpido como para marcharme así sin más.

Respondió el más bajo, intentando reincorporarse cuando TN lo soltó, obviamente sin éxito, pues apenas se paró, volvió a caerse, esta vez, cara contra el piso.

-¡Ja! Mejor vámonos, ya que a este paso estaremos todo el santo día aquí, y no quiero usar el rifle de nuevo. Matar animales no le hace bien a la naturaleza.

Finalizó TN, para después agarrar la mano de Reich, parando su cuerpo. Lo soltó y, al ver que ya no necesitaba ayuda, agarró el rifle junto con el cuerpo del oso.

Third Reich se quedó perplejo al ver la impresionante fuerza de TN cargando al animal, pues era demasiado atractivo para el observar su musculatura, y algo más, que lo atraía demasiado.

TN solamente le guiñó el ojo y se fue caminando de manera algo rápida, siendo seguida rápidamente por el alemán hasta alcanzarla, para después soltar unas ligeras risas.

~•~

Parece que incluso entre secuestrador y rehén puede surgir algo más que una simple charla.

𝓖𝔂𝓷𝓸𝓹𝓱𝓸𝓫𝓲𝓮 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora