Blut

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—¿Qué demonios pasó ayer?

Preguntó Ecuador a solas, frotándose la cabeza por el dolor, intentando también recordar lo sucedido anoche. Sus ojos cansados y su mirada fría, no decían algo bueno.

El menor entonces decidió levantarse, con cuidado de no caer. Se paró lentamente y caminó unos cuantos pasos hacia la puerta, abriéndola con algo de esfuerzo, notando un profundo silencio.

-¿Se habrá ido con él?

Pensó, apretando los puños con ira de tan siquiera imaginar a los dos juntos. Mas decidió buscar por toda la casa, por si encontraba a TN o a Reich.

Ecuador caminaba lentamente por los pasillos, intentando no caerse, pues el dolor de cabeza no lo dejaba pensar con claridad, ni mucho menos darle el equilibrio necesario para sostenerse por si mismo.

-TN ¿Estás ahí?

Preguntó el ecuatoriano al escuchar unos pequeños alaridos en la habitación de su amada TN, para después entrar lentamente en el cuarto.

-TN ¿Qué te sucede? ¿Por qué lloras?

Continuó el más bajo, intentando calmar de alguna u otra manera a TN, quien tan solo se limitaba a llorar con incomodidad y miedo

-Vete por favor, no quiero verte ahora, de verdad

Pidió la mayor con tristeza, intentando alejarse de su amigo que tanto daño le había hecho

-¿Por qué quieres que me vaya? ¿Hice algo malo?

Preguntó el menor, sintiendo algo en el corazón al escuchar esas palabras: era un dolor punzante y agudo, tan horrible y triste.

-Vete. Q-quiero estar sola hoy.

Dijo la más alta, intentando no llorar, asustando un poco al ecuatoriano, quien se sentía aún más destrozado al escuchar esas horribles palabras

Third Reich escuchaba todo desde la otra habitación en donde se hallaba, totalmente asustado al escuchar el llanto débil de TN, decidiendo ir a observar qué sucedía

Cuando llegó, vió la charla de TN y Ecuador. TN le lanzaba cosas al ecuatoriano, mientras que este las evadía hábilmente, intentando también acercarse a la más alta, sin éxito alguno.

-¡Ya déjala en paz!

Exclamó el alemán, sin embargo, algo había cambiado en el al hacerlo: ahora su voz era más grave, sus brazos parecían más fuertes, y una enorme determinación al decir las cosas

-¡Vete, vete, ella no te quiere ver ahora!

Gritó Reich con rabia, deformando su voz, lo que hizo que el ecuatoriano se fuera del lugar con rapidéz, mientras lágrimas corrían por sus mejillas.

-¿Estás bien? ¿No te hizo nada?

Preguntó el nazi, mientras se acercaba a TN a paso lento. Parecía que esta versión del alemán no le tenía miedo a nada.

-S-si... g-gracias... e-estoy b-bien.

Respondió la pelicastaña temblando, mientras miraba algo sorprendida a su contrario, quien le extendió la mano

-Veo que eres algo frágil con él... d-deberías dejar de serlo, te traerá problemas

Dijo Reich, mientras revisaba los brazos de TN, buscando alguna herida de cualquier tipo, mientras era observado por la más alta.

-¿Con qué derecho lo dices tu?

Preguntó TN con molestia, viendo la enorme hipocresía de Reich al decir esas palabras tan crudas, a pesar de su tono de voz dulce. Vaya extrañeza

-C-con ninguno, sin embargo es una verdad, triste, pero cierta

Dijo, aunque con miedo, como si estuviese reprochando a TN, quien recién había notado el cambio de su contrario, mirándolo a los ojos.

-Te ves diferente... muy diferente...

Habló TN en voz baja, viendo también como el menor esbozaba una gran sonrisa en su rostro. Tenía demasiada confianza en el momento cuando encaró al tricolor.

-S-solo quiero ayudarte. En agradecimiento.

Respondió Reich, haciendo confundir más a TN, quién deducía que él realmente estaba mal de la cabeza. No entendía su cambio tan repentino.

-Eres demasiado extraño… de verdad.

(…)

Ecuador estaba completamente furioso y destrozado después de lo ocurrido, ¿¡Cómo el podía dejarse vencer por su propio rehén!? Se preguntaba mientras caminaba por las calles, está vez, con arma en mano.

-Siempre quise hacer algo, pero TN siempre me lo impedía, aunque ¿Por qué no cumplirlo ahora? Quiero desahogarme y cumplir con mi fantasía.

Habló para sí, mostrando una horrible y gran sonrisa, decidido a cumplir con su objetivo. Él quería ver sangre y horror… él iba a hacer una masacre.

Ecuador caminaba por las sombras, buscando víctimas con las que saciar su sed de sangre y perversión. Seguía y seguía con su búsqueda, hasta unas horas después, donde él había encontrado a una pareja, la cual violaba a una pequeña niña de 10 años.

-Perfecto… les daré una pequeña lección a esos mal nacidos.

El ecuatoriano entonces se acercó con sigilo a la pareja, con una enorme hoz en la mano, para después agarrar al hombre por la cabeza y apuñalarlo en el hombro

—¡AHHH! ¿¡QUIEN FUE EL HIJO DE PUTA!?

Gritó el hombre, quién se había tirado al piso al sentir la puñalada, agarrando también su hombro para intentar detener la sangre, sin embargo, Ecuador no lo dejó ni moverse, pues le agarró del cuello y después abrió lentamente su pecho.

-Si tan macho te crees por violar a una niña inocente, entonces, con ese mismo coraje enfréntate a alguien de tu tamaño.

Le dijo Ecuador al cadáver, para después girarse hacia la mujer con la misma sonrisa, agarrándole del cuello, apuntando el filo de la hoz hacia su rostro, desgarrando lentamente la carne de la chica, quién gritaba del dolor

-Muy bien… cariño, si tan puta te crees, entonces vamos a ver si te gusta.

Habló el ecuatoriano, para después subirse encima de la chica, arrancándole la ropa violentamente rozando la punta de la hoz en los senos de la mujer.

-Me das tanto asco que no sé por qué haré esto.

Siguió, para después desabrochar la bragueta de su pantalón, bajando su bóxer y mostrando su gran y semi-erecto miembro, abriendo también las piernas de su contraria, metiendo su falo en ella sin cuidado.

—TN… TN…

Decía Ecuador con los ojos cerrados, intentando imaginarse que su pareja era TN y que estaba teniendo sexo con ella, para poder saciar sus más profundos deseos que con su amiga no cumplió, escuchando también los horribles gritos de su contraria al sentir como la enorme hoz entraba en su entrepierna y la desgarraba.

-Gritas demasiado… creo que debería silenciarte por siempre

Habló, acercando la hoz en el cuello de la mujer, para después arrancarle las cuerdas vocales de una sola tajada, viendo cómo su contraria se ahogaba con su propia sangre

-Eso es lo que mereces maldita zorra, y si yo fuese el diablo, juro que tu tortura sería aún mayor

Pronunció el ecuatoriano antes de ver morir a esa escoria de manera horrorosa. Se lo merecían

Una vez que ellos dos ya estaban muertos, Ecuador agarró un bidón de gasolina y un encendedor qué había encontrado por la bodega en donde se hallaban, echando todo el contenido en los cuerpos para después prenderles fuego.

—Ja… hijos de puta… los veré en el infierno.

Finalizó, antes de irse con una sonrisa, ya feliz por haber cumplido con sus deseos, yéndose de nuevo a su hogar, olvidándose de limpiar todo el desastre… sin embargo, no le importaba si lo atrapaban, de todos modos ya había cumplido con su objetivo.

Pero sobre todo... porque su vida ya no tenía sentido alguno.

𝓖𝔂𝓷𝓸𝓹𝓱𝓸𝓫𝓲𝓮 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora