Domingo 10 de marzo del 2019.
Mi eterna y bella dama:
Primero que todo, deseo pedirle una sincera y acongojada disculpa, todo debido a mi prolongada, injustificada y no querida ausencia, esta carta será un poco más larga de lo común. Espero que no moleste en el sobre o su correo.
Sufrí de un accidente automovilístico del cuál era pasajero en lado de copiloto, el cual desembocó en un volcamiento después de dar algunos choques, nada grave, ni siquiera los quizá... ¿seis meses que permanecí en coma? Wow, tengo que decir sinceramente que fue toda una experiencia, era como si siguiera despierto, pero no pudiera hacer nada más que escuchar mis alrededores, aún si no recordaba absolutamente nada y no entendiera una sola cosa que se hablaba de vez en cuando a mi alrededor.
Un día, recuerdo abrir con pesadez mis ojos, y muchísimo dolor, y sin obviamente entender donde estaba y por qué estaba tan cómodamente adolorido, decidí echar un vistazo alrededor, pero solo de mirada porque mi cuerpo casi no respondía. ¿Qué hacía ahí? ¿Por qué me dolía todo? ¿Qué era ese característico olor a... limpio, que sentía por todas partes? Agotado y sin respuestas, decidí dormir de nuevo.
A lo lejos sentí que alguien entraba a mi cuarto, o lo que suponía que era mi cuarto, y luego le sentí irse de nuevo, y volver con otros... quizá dos o tres pares de pisadas más.
Y sentí mi nombre. Sentí que me llamaban.
Recibí todas las explicaciones del qué me había pasado, cuánto tiempo llevaba así, y de lo casi poético que era que hubiera despertado después de tanto, y la reprimenda de una persona que lloraba al verme por no usar el cinturón de seguridad,¿supongo que los comerciales siempre tuvieron razón?
Me tomó un par de meses acostumbrarme a tener siempre mis bastones al lado, recobrar algo de mi movilidad; poder comer solo por ejemplo (el más pudoroso que puedo dar) y a su vez comenzar a recobrar muchos recuerdos. Entre ellos, en mi escritorio había una hoja de papel a medio escribir, con un lápiz que contaba con media punta de grafito lista, y una frase que me hizo reconectarme completamente con la realidad otra vez: "Mi eterna y bella dama desconocida."
Fue imposible no romper a llorar, espero que aquello no le cause tristeza a usted también, pero era inevitable no sentir pesado el corazón y a la vez lleno de gozo el mismo.
¿Cómo pude haberle dejado sin cartas durante tanto tiempo a la persona que hacía mis sueños hermosos y expectativas esperanzas reales y cercanas a lo táctil?
Aún cuando está usted tan lejos, puedo sentir su vibrante amor corriendo por mi cuerpo, huesos, sangre y cada fibra muscular, cada átomo y molécula de mi ser.Es tan revitalizante tener su recuerdo en mi mente, me hace sentir fuerte, y que un día no necesitaré estar muletas para mí día a día y uno de estos días, caminar con calma a su lado y a un buen ritmo, por un parque por el cual caigan hojas de oro y el sol ilumine lo suficiente como para que el cielo se torne de color crema pastel, sacando así a relucir con sus destellos los detalles más hermosos de sus ojos y piel. Escribo esto mirando a la luna, lugar donde siempre sé que la encontraré, ya que desde cualquier cielo en el que estemos, ese es nuestro punto de encuentro y convergencia, nuestro escape y punto de fuga.
¿Podré con usted unirme a estar en sus brazos un día de nuevo?
Ese es mi mayor anhelo... poder sentir el aroma de su crema de coco envolviendo su cuello y brazos... Si tan solo pudiera usted sentir los suspiros que me roba, estimada dama.
Escribo mirando a la luna, pensando en un día verla en sus ojos.
Sincera y enteramente suyo
Su desconocido.
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Cartas para una conocida desconocida
Short StoryPalabras en este contexto son innecesarias. Al leerlas se es capaz de inferir que van para una persona, alguien a quien se le debe todo este fluido sentimiento plasmado en una prosa en dedicatoria, a nada mas ni a nada menos que a ti, la bella mujer...