Miércoles 04 de Octubre del 2017
Hola otra vez mi dama. ¿Ha pasado un tiempo cierto desde las última vez que le envíe un escrito de mi parte verdad? Tal vez sí, pero aún así nunca he podido dejar de ver aquel escritorio, aquel bolígrafo de tinta negra y una hoja girada sobre la mesa, ambas cosas expectantes ante su nuevo uso, y aquí estamos de nuevo. El papel y yo, usted y el marrón de sus ojos que leen lo que mi corazón dicta.
Momentos a su lado me hacen la maravilla que es su mente, su inugualable manera que usted tiene de ver el mundo. La manera que usted tiene de ser tiene todas mis neuronas al borde del desbando.
Esto ya va más allá de lo que cualquier palabra existente puede asemejar, nada es capaz de explicar o siquiera describirla.
Usted es todo lo que faltaba y siempre quise que estuviera.
Hay algo que siempre me llamó la atención, algo que siempre despertó mi curiosidad sobre usted, y es su optimismo: Nada la tira abajo, siempre supera todo lo que le enfrenta, logra todo lo que se propone. Es algo que siempre admiré de usted, nada es capaz de pararla de perseguir sus sueños.
Quizás el paso del tiempo haga efecto sobre nosotros, claro que sí, todos pasamos por cosas, pero nunca dejamos que se apague la llama de nuestro amor.
He escuchado voces que suelen decir que somos como agua y fuego, incompatibles por donde se quiera ver. Pero si se pone a pensar, ambos se necesitan mutuamente: Tanto fuego como agua dejan destrucción a su paso. Pero uno controla al otro; el agua mitiga al fuego y está es evaporada por el fuego.
Curiosamente, de la junta de estos sale el vapor.
Tan caliente y peligroso como el fuego, y tan mutable y suave como el agua.
Mi fuego me impulsa a seguir contra todo pronóstico para poder respirar el aire encerrado en tus labios.
Llegare donde nadie ha llegado solo para poder encontrarte. Haré lo que nadie ha hecho por ti. Llegará el día donde me arrodille frente a usted, y le pediré que haga feliz a este bobo, el mismo que esta enamorado mientras escribe esto. El mismo que sigue amandola con la misma intensidad que el primer día.
Le regalo todo lo que soy, son suyos mis oídos, escuche con ellos como late mi corazón, el cual reclama que el suyo le acompañe. Le regalo mi espalda, apoyese en ella cuando éste cansada, yo la cargaré hasta que este lista de nuevo. Suyos son mis brazos, estrechece contra ellos cuando sienta que va a caer.
Lamentablemente mi corazón no puedo dárselo, porque, ¿sabía usted que ya le pertenece desde la vez que usted aparecio en mis sueños?
Nunca he podido dejar de imaginar como será el momento de nuestro encuentro.
Se despide con el corazón alegre
Su desconocido.
Postdata: ¿Alguna vez le dije que es hermosa?
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Cartas para una conocida desconocida
Short StoryPalabras en este contexto son innecesarias. Al leerlas se es capaz de inferir que van para una persona, alguien a quien se le debe todo este fluido sentimiento plasmado en una prosa en dedicatoria, a nada mas ni a nada menos que a ti, la bella mujer...