Capítulo 8

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A la media hora de estar allí, tocaron a la puerta. Tartaglia bajo las escaleras y abrió y se encontró con un hombre de cabello verde y ojos carmesí al otro lado.
-Buenos días, mi nombre es Baizhu y he venido a hacer un diagnóstico rápido.- le sonrió con encanto, y una pequeña serpiente blanca envuelta en su cuello sacó la lengua en respuesta.
-Ehhh, sí, claro, pase- se apartó de la puerta y miró al asistente que había mandado.
-Es el farmacéutico de la ciudad, también se encarga de examinar a los enfermos para darles la medicina más efectiva.- le susurró al oído. Se quedó más tranquilo así que le dejo una propina, lo despidió y cerró la puerta.
-Dejeme que le guíe hasta el enfermo- subieron de vuelta las escaleras y le abrió la puerta a Baizhu. Éste, dejó la pequeña cajonera sobre la mesita de luz y la abrió y saco varios objetos.
-Si no le importa, me gustaría que me ayudara a sentarlo y quitarle la camisa, por favor.- Le indicó que se sentara en frente de Zhongli y el se sentó a su costado, para tener a su frente la espalda. Le quitaron la camisa y Baizhu se colocó su estetoscopio en los oídos y calentó la boca de la campana de bronce con la mano. Luego, la apoyo con cuidado en la piel desnuda del paciente y lo fue moviendo a distintas partes de su espalda. Cuando terminó, le indicó a Tartaglia que lo vistiera y que cambiarán de lugar. Le levantó la cabeza a Zhongli y le abrió la boca y con una varilla de metal le aplastó la lengua. Cuando terminó, la envolvió con un pañuelo y lo guardó todo en su cajonera portátil.
Ayudó a acomodar a Zhongli en la cama y dió una leve palmada.
-Bien, el diagnóstico es un resfriado. Sus pulmones suenan limpios y, aún que tenga la garganta algo irritada, con las hierbas que voy a dejarle para mañana no debería tener fiebre. Eso sí, aconsejo mínimo otros 3 días de descanso.- Tartaglia suspiró tranquilo.
-Muchísimas gracias, doctor.- este movió la mano en el aire y luego sacó una bolsita de hierbas secas. Luego, cerró los ojos y las infusionó con energía dendro.
-Así la medicina será más efectiva. A los portadores de visiones como nosotros no nos viene mal la energía elemental cuando estamos tan débiles- miró a Zhongli y por un momento pareció que el supiera algo que Tartaglia no. Pero luego volvió a mirarlo con una sonrisa apacible y le entregó el saquito, como si no hubiera pasado nada.
-Gracias, doctor. Envíe la factura al Banco del Norte y allí se tramitará todo.-
-Muy bien, así se hará. No hace falta que me acompañe a la puerta. Que tenga un buen día- y salió por la puerta tranquilamente.
Tartaglia le acomodó la manta y le refresco la toalla a Zhongli. Luego, bajo a la cocina y rebuscó dentro los armarios hasta encontrar una pequeña olla. La llenó hasta la mitad de agua, y luego puso las hierbas dentro. Lo calentó al fuego, pero sin llegar a hervir. Después de 15 min, lo filtró para quitarle las hojas en una taza.
Volvió a la habitación y sen sentó junto a Zhongli. Lo levantó e hizo que pequeñas gotas del brebaje fueran bajando por su garganta. Sin prisa, poco a poco, hasta que se acabó todo la taza. Lo reacomodo dentro de la cama y se sentó en la silla.
Ahora, solo quedaba esperar a que hiciera efecto la medicina, así que cerró sus ojos.
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Media hora después volvió a abrirlos y vio que Zhongli respiraba mejor, más tranquilamente. Estiró sus brazos por encima de la cabeza y luego se levantó. Cambió el agua del barreño por una templada y con la toalla limpió el cuello y la cara de Zhongli. Éste, consiguió abrir los ojos.
-¿Nobile?- susurró con voz ronca. Sentía el cuerpo muy pesado y la cabeza muy revuelta, todo le daba vueltas y tenía unas terribles ganas de llorar por nada.
-Ese es mi nombre. ¿Cómo te sientes?- le acarició con cariño el flequillo, apartándoselo de los ojos.
-Terrible- volvió a cerrar los ojos y suspiró.
-No me extraña, tienes una fuente terrible. Ya ha venido el herborista y ya has tomado la medicina. Ahora toca descansar.- se sentó y apartó la mano de la frente de Zhongli.
-Vale, pero no te vayas. Tus manos son muy frescas al contacto.- Tartaglia se sorprendió de la sinceridad de aquellas palabras, pero la gente enferma solía olvidar sus filtros en su estado, así que acercó la silla a la cama y colocó toda la palma sobre la frente de Zhongli, lo que hizo que diese un fuerte suspiro y poco a poco su respiración fue acompasandose hasta que se quedó otra vez completamente dormido. Cambió su mano por la toalla de nuevo y sin hacer ruido se dirigió a la cocina para preparar porridge de arroz para almorzar. Revisó los cajones y los armarios hasta encontrar todos los instrumentos necesarios, incluidos los ingredientes. Lavó el arroz un par de veces y lo puso a hervir, mientras cortó un poco de cebollino en pequeños trozos y los echó en la olla. Dejó que hirviera  y fue removiendolo hasta que se quedó hecho una papilla suave. La colocó en dos cuencos y cubrió uno de ellos con su tapita a juego. Luego, lavó un pimiento, un calabacín, una berenjena, y una cebolla y las cortó en daditos. Los colocó en una olla para que se pocharan y mientras cortó un tomate también cubos, que añadió cuando las verduras ya estaban blandas. Lo condimentó y dejó que se hicieran hasta quedar bien suaves y lo colocó en otro bol. Puso todo en la bandeja y subió a la habitación. Llevaba cocinando hora y media, así que Zhongli tenía mejor aspecto. Lo despertó y lo ayudó a sentarse. Le dejó sobre la bandeja una cuchara y el cuenco sin cubrir de arroz, que ya estaba templado.
-¿Has cocinado tú?-
-Sí, por supuesto. No hay nadie más en la casa-
-Hu Tao ha ido a unos pueblos a hablar sobre el negocio.- agarró la cuchara y removió el arroz para que terminara de enfriaese. Mientras, Tartaglia devoró su propio bol y ya estaba empezando con el pisto cuando Zhongli habló.
-Sabes que no soy del género femenino ¿verdad?- Tartaglia comenzó a toser se la sorpresa; fue tan rápido a reírse que se le olvidó que tenía la boca llena de comida.
Agarró su vaso de agua y bebió hasta calmarse del todo. Zhongli simplemente observaba la escena con el cejo fruncido, a la espera de una respuesta.
-¡Por supuesto que lo sé! No estoy ciego-
-Si no era por qué buscas una mujer con la que reproducirte ¿entonces, por qué me besaste?- Tartaglia se quedó totalmente pasmado ante aquello. Se quedó en blanco por un momento mirando a Zhongli a la cara, esperando que le dijera que era una broma. Pero no era así. Él estaba completamente serio. Y se echó a reír a carcajadas. Río y río hasta que lágrimas corrieron sobre su rostro y terminó en el suelo cubriéndose el rostro con las manos.
-No he hecho ningún chiste, así que no veo por qué te estás riendo-
-No, lo siento, ha sido totalmente grosero de mi parte- se levantó del suelo con dolor en el estómago y se sentó de nuevo en la silla.-Es solo que nunca pensé que explicaría esto a alguien a dulto.- se aclaró la garganta y juntó las manos delante de él y eligió sus siguientes palabras con cuidado. Respiró profundo- Hay hombres y mujeres que, a veces, en vez de sentirse atraídos por el sexo contrario, simplemente se sienten atraídos por su mismo sexo. Es muy común, también, que sientan esa emoción por ambos- Zhongli lo miró pasmado, y miró hacia el frente de la habitación meditabundo. Tartaglia espero a que preguntara algo más.
-Pero ¿esas personas no quieren reproducirse?-
-Algunas sí, son parejas del mismo sexo que quieren hijos y terminan adoptando. Otras simplemente buscan el placer que produce estar con otra persona.-
-¿Placer?- miró a Tartaglia con ojos inocentes y curiosos. A este se le pusieron las orejas coloradas y apartó la vista pero aún así le contestó.
-Anoche te besé y lo hice por qué quería sentirme bien. Lo siento si eso te molestó- le miró de reojo y vio que le miraba directamente.
-Ya veo, acepto la disculpa. Me tomó por sorpresa, pero no me molestó.- sus ojos se cerraron y abrieron con lentitud, como si se esforzará por mantenerlos así. Tartaglia se apiadó de él y le instó a recostarse de nuevo.
-Hablaremos cuando estés mejor. Ahora descansa.- Zhongli se dejó hacer y cerró los ojos y enseguida cayó dormido de nuevo. Apenas había comido un par de cucharadas del arroz, pero eso ya era mejor que nada. Recogió todo y salió del cuarto, preguntándose si aquello había ido para bien o para mal para su cordura.

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⏰ Última actualización: Mar 13, 2022 ⏰

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