Rosa malva

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La primera vez que sucedió tenía 13 años, fue una cosa tan pequeña que ni siquiera la note...

Es difícil tener 13 años pues acabas la preadolescencia y ya entras a una etapa completamente nueva que es todavía peor que la anterior pues está llena de cambios físicos, psicológicos, emocionales y sociales.

Está se caracteriza sobre todo porque sientes que no encajas en nada ni con nadie... Ni con los niños ni los adulto incluso... no te sientes cómodo no siquiera con los mismos adolescentes, aún si ya formas parte de este grupo.

En lo personal si me sentí así con mis padres.

Recuerdo con claridad que en una ocasión había tratado de ayudar a mamá en un cambio de aceite de una motocicleta como todo un hombre.

Y resultó todo un desastre... El aceite se le había derramado, mamá estaba molesta por el desperdicio, mis manos se habían quemado las manos y el aceite estaba por todas partes.

Sin embargo no creí que lo mismo pasará con mi hermano mayor. Él, a pesar de las diferencias que hay entre nosotros, era mi mejor amigo, mi héroe y compañero aventuras. Con Dee sinceramente pensaba que las cosas no cambiarían, es más ¡serían más unidos! Ahora que ambos eran adolescentes podrían compartir más cosas. Estaba tan emocionado...

Pero en realidad había sido un pensamiento muy iluso de mi parte... pues no tomé en cuenta que mientras yo apenas tenía 13 años, mi hermano ya tenía 15. Si Dee antes era sido reservado y algo parco eso se había multiplicado por 1000. Al rubio ya no le interesaba interactuar con la gente ni tampoco los juegos de rol como hace un par de años. Tampoco parecía gustarles los espacios al aire libre o ensuciarse. Ahora le gustaba tener su espacio, pasar en su celular o en su laptop sin ser molestado. Además de que que ahora el mayor tenía sus secretos.

En resumen el rubio buscaba mantener su distancia con los demás, a los cuales veía quizá como una molestia, aún no estaba seguro... ya que al igual que papá, Dee tenía una magnífica cara de póker. Todo esto antes mencionado también me incluía. Era algo muy obvio, aunque no lo dijo con palabras se notaba con su forma de actuar.

¡Y no estaba siendo dramático!

Lo que decía estaba basado en cosas como la actitud distante que tenía, las nuevas reglas sobre el espacio personal relacionadas a la habitación, el poco tiempo que pasábamos juntos y la cara de de cansancio y/ o fastidio que había adquirido y usado conmigo al igual que con el resto de la escuela.

Sinceramente todos estos cambios en nuestra relación me causaron tristeza, cada vez que pensaba esto sentía un pequeño dolor en el pecho...

A veces en los momentos de soledad y silencio me atacaba la nostalgia con los recuerdos de nosotros compartiendo juntos... eso hace tan solo un par de años, aunque ahora parece que eso fue hace mucho tiempo atrás.

Se había abierto una brecha entre nosotros y por más que lo intentara esta no se acortaba, al contrario se volvía cada vez más grande, separándonos.

Y un día de la nada sucedió...

Fue en una situación tan cotidiana que es un milagro que todavía lo recuerde.

Estaba caminando a la escuela cuando repentinamente me atore con mi propia saliva y empecé a toser. De eso sale algo tan pequeño que de no haberme cubierto la boca con la mano, en lugar de con el brazo como corresponde, ni lo hubiera notado.

Al apartar la mano luego del repentino ataque de tos note en ella, pegado por la saliva, un pétalo de flor... Era muy bonito y pequeño con una forma un tanto extraña. Aunque no era amante del rosa este era un tono muy peculiar, no recordaba haber pasado por algún lugar que tuviera una flor como esa. No le dedique más que unos segundos para pensar en eso, se limpia la mano en su pantalón restándole importancia al tema.

Tenía otras cosas en que pensar más allá de aquel pétalo tan singular.

Unos días después volví a encontrar uno similar por mi cama, específicamente en mi almohada probablemente antes estaba en su cabello. En otra ocasión casi me lo trago en el almuerzo. Estaba seguro que la flor debía ser de algún lado entre la escuela y su casa ya que era su ruta más recorrida.

Antes de prestarle la importancia que debía a este extraño acontecimiento algo más importante, al menos para mí, pasó...

En una de mis tantas peleas en la escuela, esta vez con el mastodonte de Gopher, ¿ese idiota creía que podía criticar su gusto musical? ¡Si él escuchaba Rap! ¡Estaba muy equivocado!

Se lo demostraría así sea a golpes.

En medio de la pelea, cuando me encontraba en el suelo ¡Dee intervino tratado de defenderme! bueno... En realidad trataba de razonar con Gopher para detener la pelea y algo acerca de una consola... no escuche bien todo, pero no es como si realmente se pueda razonar con él, es decir ¿Cómo razonas con alguien que cree que el rap es superior al metal? Imposible.

A la final ambos terminamos sucios y golpeados a más no poder. A Dee se le había hinchado la cara por el golpe que le dio ese idiota y yo tuvo que sacar mi camisa de mi boca para volvérmela a poner, pero... A su hermano mayor, aún con las probabilidades, en contra pensó en su bienestar. ¡A Dee aún le importaba! Eso le hizo sentir algo cálido y bonito en el pecho.

Después de eso las cosas entre nosotros mejoraron, si bien no eran como en la niñez, estábamos juntos de nuevo compartiendo como hermanos, apoyándonos mutuamente. Descubriendo cosas que eran de gusto de ambos, que pudiéramos hacer juntos como ver películas o hacer estructuras con fósforos y luego encenderlos para verlos arder en llamas. Lo típico.

Estaba tan contento de sentirse nuevamente unido a mi hermano mayor, que se me olvidó el misterio de aquellos bonitos pétalos de ese tono tan peculiar, ya que aparte dejaron de aparecer a su alrededor.

Bueno... al menos eso creí...

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