Crisantemo Violeta

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El día era oscuro y frío.

Del cielo, que estaba cubierto de nubes grises, caía una suave llovizna que de a poco iba mojando todo a su alcance, calles, edificios, autos, incluso a las personas que hasta hace poco caminaban con tranquilidad y ahora con prisa buscaban refugio del frío viento y la lluvia.

Bueno... no todas las personas.

Un joven rubio que se mantenía inmóvil bajo la lluvia, como si esta no le afectara en lo absoluto. En realidad ni siquiera se percato de esta, toda su concentración estaba en la lápida frente a el.

Heavy Shvagenbagen

2007- 2022

Estimado hijo, hermano y amigo

Descansa en paz

El rubio contemplaba esa lápida desde el inicio del sepelio, que fue hace varias horas atrás, tratando de entender como era posible que su hermano menor ahora estaba dos metros bajo tierra, si hace solo tres meses estaba como su chaperon en sus salidas con Lif... ¿Cómo las cosas pudieron terminar asi?

Sus ojos azules miraban con intensidad esa lápida, como si ella le contestaría todas las dudas que tenía, cuando la verdad las respuestas a sus dudas murieron con aquel pelirrojo.

Para este momento se encontraba completamente empapado... pero no es como si realmente le importara eso, en realidad no había mucho que le importará en este instante.

-Si sigues parado aquí como idiota te vas a enfermar-

Dee de inmediato se giró para ver de quién era la voz que interrumpía sus pensamientos tan bruscamente cuando el cementerio estaba, aparentemente, vacío.

- ¿Qué haces aquí?

Frente a él estaba una joven pelirosa vestida de negro, lo cual contrastaba con las flores que llevaba en sus brazos. La joven traía un paraguas que la protegia a ella y a las flores de la lluvia que de a poco se volvía más fuerte.

-A verte a ti, obviamente no - camina la pelirosa pasando de largo al rubio-

La joven se agacha para acomodar un ramo de amapolas en la tumba del que una vez fue Heavy Shvagenbagen.

-No has contestado mi pregunta Diana- observa con atención a la ojigris-

Dee no puede evitar hacer una mueca al ver las flores, decir que él y sus padres las odian después de lo que le paso a su hermano es poco. Por eso no habían dejado ninguna flor en la tumba del último Shvagenbagen.

- Él era mi amigo- contesta Diana enderezandose, aún tenía un par de flores en sus manos aunque estas eran de otro tipo y de un tono morado-

-¿Por eso permitiste que nos ocultara su enfermedad tanto tiempo?- suelta con sarcasmo-

Porque si, Dee ya sabía que su hermano se había estado medicando contra su enfermedad desde antes de ser internado. Luego de eso no le fue difícil, en especial con sus contactos, averiguar sobre donde los consiguió y mucho menos quién se los estaba proporcionando.

-Si exactamente por eso- dice la ojigris con calma-

-No debes tener sangre en la cara si te atreves a responderme eso- aprieta los dientes por la molestia el rubio-

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