Rosa canina

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La segunda vez que paso fue un poco mas relevante pues el dolor de las punzadas en mí pecho era agudo aunque no mayor al que sentía mí corazón...

Jamás olvidaré el día que Dee trato de tocar la guitarra...

Recuerdo que entre al cuarto de él sin tocar, como de costumbre, y lo ví con la guitarra en las manos para luego acostarse en la cama dejando la guitarra a un lado.

Algo en aquel instrumento le me dio curiosidad por lo que no pudo evitar intentar tocarla... aún con las críticas de mi hermano mayor me animé a tocar los acordes de un video que había visto no hace mucho. Al final toqué un poco pues las cuerdas eran muy duras y no quería lastimarme los dedos, después de todo en la noche iba a jugar con mis amigos en línea.

Quién diría que aquello se convertiría en la manzana de la discordia entre yo y Dee.

Después supe que mi hermano le pidió a papá que le enseñe a tocar la guitarra... no sabe que pasó durante esa clase... pero no resultó nada bien.

Con el tiempo me pareció interesante el tocar música, solo como un hobbie, por lo que empezé a practicar en las tardes luego de la escuela, la verdad era divertido.

De algún modo eso me había unido un poco más con papá, con él cual conversaba acerca de música y me daba ciertos consejos cuando me oía tocar en mí cuarto, pues era un poco recio a pedirle que le enseñara ya que si Dee que era un genio no podía con papá de maestro ¿Qué me esperaba a mí?

Luego terminar una partida de póker en una de nuestras tantas noches de juego familiares, en la que de nuevo perdimos contra tío Chess, papá considero que sería bueno que toque algo junto con él y tío Chess, no solo eso ¡sino con una de sus guitarras! ¡la Gibson!, estaba muy nervioso y emocionado pues no consideraba estar al nivel de ellos pero no me acobarde.

Cuándo terminé de tocar, papá me felicito con una sonrisa que mostraba su aprobación, mamá por otro lado le dio unas fuertes palmadas en la espalda diciéndole lo bien que lo hice y tío Chess me despeinó el cabellos diciéndome que era muy talentoso. Pero las felicitaciones que más esperaba no llegaron... las de Dee, que por su parte solo me miraba con el ceño fruncido.

En la primera oportunidad que tuvo se alejo de nosotros para irse a la habitación. Y yo muy tontamente le seguí.

Recuerdo perfectamente esa pelea...

-Dee... ¿estás bien?- había entrado a la habitación del rubio sin tocar nuevamente-

-Te he dicho que toques para entrar- el tono del ojiazul era rudo-

-Perdón, como te fuiste de repente... me preocupe- miraba al rubio que estaba acostado en la cama con el celular-

-Estaba cansado, es todo- nuevamente ese tono cortante-

Eso me había causado una pequeña punzada en el pecho que pasé por alto debido a la tensión en ese momento.

-Discúlpame... no creí que podrías sentirte celoso...-

-¿Celoso?- voltea a verme-

Nunca olvidaré la expresión de Dee al decir eso... ni el tic en el ojo, ni como su voz se puso ronca, ni como su mirada parecía querer eliminarme.

-Lo... lo que quise decir es...-

- ¿Celoso de ti?- Se gira para mirarme completamente.-

Esa debió ser señal suficiente para irme de ahí... pero nunca fuí bueno para leerlas.

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