Capítulo 7. Rico y dulce miel

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La relación entre el tío Timo y ___ estaba mejorando a cada momento por liberar esa carga que la torturaba tanto. Ambos parecía que no querían separarse y deseaban hacer más planes juntos. Eso también perjudicaba el hecho de quedar con sus nuevos amigos. Una vez, Papyrus le trajo su plato estrella en una de las quedadas: espaguetis. La joven, ante el previo aviso que le dio Edge, dio un bocado. Por un momento, pensó que iba a vomitar, pero se lo tragó no queriendo que la ilusión de Papyrus se desmorone. El esqueleto rudo le dedicó una mirada como diciendo: «Te lo dije». La próxima vez hará caso a sus consejos.

La chica, últimamente, se estaba sintiendo extraña con dos de su grupo de amigos. Dos esqueletos, para ser exactos. Carrot y Edge estaban muy pendientes de la humana ante los comentarios groseros de Red, o incluso los chistes de Sans -aunque esto no le dio mucha importancia a Carrot, pero a Edge sí-. No sé, tal vez serán cosas suyas de la joven. Su amiga Frisk comentó algo de que ellos se sentían atraídos hacia la peli-(c/c). ¿Era posible? Las noches en que se quedaba despierta a las tantas se imaginaba cómo sería una relación con esos dos. Carrot se pasaría horas y horas contándote chistes, y Edge se dedicaría a tocar música con la guitarra nueva. Oh, vaya. Su corazón estaba acelerado y sus mejillas ardían. No podía creer que estuviera teniendo sentimientos en ambos monstruos. Eso estaba mal. No podía enamorarse de dos criaturas. ¿O si? Bueno, para algo existía la poligamia en diferentes culturas.

Un día, la joven estaba aburrida en su casa no sabiendo qué hacer. Su tío se fue con su grupo a tocar música. A ella le hubiera gustado ir y bailar al son de la guitarra y de la batería. Miraba la televisión con desgana hasta cambió de canal unas cuantas veces. No había nada que le llamase la atención salvo algún evento de un concierto. «Aburrido», pensó, estirando sus brazos con sumo cansancio. De vez en cuando echaba un vistazo a su WhatsApp por si tenía algún mensaje nuevo, pero los chicos se pasaban mandando fotos. La última fue de Red que sacó una foto a Edge riñendo a Carrot y a Sans. Probablemente contaron un chiste que le puso de un mal humor de perros. ___ no evitó reír por lo bajo imaginándose la situación.

Entonces se le ocurrió la idea de invitar a uno de los esqueletos para que viniese a su casa. Pero ¿a quién? Dudo bastante porque cada uno tenía una personalidad distinta. El más conveniente sería Carrot. No le iba a importar el desastre en su casa, pero hará todo lo posible en arreglarlo. Abrió la aplicación nuevamente para mandarle un mensaje al esqueleto. Él respondió: «Estoy por aquí. ¿Me puedes abrir, por favor?». Ah, se le olvidó que él podía teletransportarse. Se aproximó al pasillo para abrir la puerta de acceso del exterior y luego el suyo para recibirlo y no equivocarse de puerta. El esqueleto estaba subiendo con lentitud las escaleras. Se lo tomaba con mucha tranquilidad.

—¿Se puede? —preguntó, ya llegando a la puerta.

—Claro. —Se hizo a un lado.

El monstruo entró sin ningún problema. No esperó ni un comentario por su parte. Lo suponía, no le importaba en absoluto. Carrot se sentó en el sofá estirando sus piernas, como si estuviera en su casa.

Dos Papyrus diferentes (UF!Papyrus x Reader x US!Papyrus)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora