1.- Acabose

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Las artes prohibidas siempre terminan atrayendo a otros, a pesar de las advertencias que ancianos veteranos se esmeren en hacer. Sería cuestión de tiempo para que un grupo de personas se reuniera creando en las sombras la primera secta demoníaca en el mundo del cultivo.

Sería cuestión de tiempo para que dieran origen a una calamidad a la que veneraron como su líder.

Sería cuestión de tiempo para que se fortalecieran en la oscuridad, alamcenando un gran poder, y finalmente hicieron su movimiento atacando a las grandes sectas.

Fue entonces que la sangre bañó la tierra.

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— ¡Muévanse! ¡No se dejen atrapar!

Los discípulos asintieron. Eran pocos cientos en comparación con el ejército que venía en su contra, pero aún así resistían imitando el fiero carácter de sus maestros.

Todo había comenzado con una escaramuza donde varias sectas menores habían sido aniquiladas de golpe. Se había investigado sobre ello pero no se le dio la seriedad que la situación requería. Ese había sido su error, y para cuando la primera secta grande cayó fue demasiado tarde para reparar tal fallo. Cuando el palacio Huan Hua fue derribado pieza por pieza, los causantes se dieron a conocer presentándose al mundo como la secta demoníaca LuZhen.

Su líder no era otro más que Wen RuoHan, cuyo espíritu corrupto se había cultivado en silencio luego de su muerte, convirtiéndose en una calamidad de hielo de la que ni el mismo cielo se había enterado hasta este momento.

— Bastardo infeliz.

Jiang Cheng lanzó un latigazos al suelo, y el resplandor púrpura de ZiDian emitió un resplandor aterrador, como si canalizara de esa forma la rabia de su maestro. No era para menos: una vez lo había perdido todo por culpa de la ambición de este imbécil, así que iba a barrer el suelo con su fea cara y sería lo más considerado que haría. Su compañero, Liu QingGe, volteó hacía él con una leve extrañeza en la mirada.

— ¿Lo conoces?— preguntó.

Se encontraban en las inmediaciones del ahora destruido pueblo de Yanping. Ellos no lo sabían, pero la alianza creada por la secta Yunmeng Jiang y la cumbre Bai Zhan de la montaña Cang Qiong eran el último bastión del mundo del cultivo. Todos los demás habían sido asediados por la secta LuZhen en un baño de sangre en el solo muy pocos habían sido salvados por los cielos. Los más jóvenes habían sido enviados lejos, por lo que los dos líderes luchaban con todo lo que tenían puesto que ya no había nada que perder.

— ¡Recuerden el lema de nuestra secta!— gritó Jiang Cheng azuzando a sus discípulos al tiempo que arremetía contra Wen RuoHan al lado de Liu QingGe.

— ¡Lograr lo imposible!— gritaron los discípulos a coro mientras corrían a la batalla.

Si bien los cultivadores de la secta LuZhen los superaban en número, los discípulos de Yunmeng Jiang y Bai Zhan eran conocidos por ser los más diestros y fieros al momento de la batalla, sumando el hecho de que la secta de Yunmeng había contado con los conocimientos en cultivo demoníaco del temido patriarca de Yiling, por lo que podían contrarrestar todo aquello que sus oponentes usaran en su contra. Por su parte, Jiang Cheng y Liu QingGe se enfrentaban a Wen RuoHan codo con codo, sin dar tregua al fantasma de atacar de vuelta obligándolo así a mantener una postura defensiva, sumiéndose en un estira y afloja que poco a poco los llevaba a un punto muerto.

— Ustedes dos verán cómo es que me convertí en el cultivador jefe— siseó Wen RuoHan con desdén haciendo un salto hacia atrás.

Apenas aterrizó en el suelo, la calamidad chasqueó los dedos haciendo aparecer una andanada de dagas a su alrededor que lanzó con un gesto de la mano. En un ataque coordinado, Jiang Cheng utilizó el látigo para desviar aquellas armas mientras que Liu QingGe saltó hacia adelante con su espada en alto, en un poderoso ataque que atravesó loa diversos ataques de Wen RuoHan hasta que el pecho del fantasma fue atravesado por la espada Cheng Luan. 

— ¿Cultivador jefe?— se burló Liu QingGe—. No me hagas reír.

En un solo movimiento, Jiang Cheng enroscó a ZiDian en el cuello de Wen RuoHan y apretó con fuerza hasta que la cabeza salió volando desprendida de su cuerpo. Un grito unánime de rabia se escuchó y en un santiamén los discípulos que lo habían seguido fielmente se abalanzaron sobre ellos, masacrando a los discípulos que aún seguían en pie.

— ¡Atrapenlos!— gritó alguien. 

— ¡Qué no escapen!

— ¡Serán despedazados vivos por matar a nuestro maestro!

Ambos cultivadores habían sido apresados pese a sus esfuerzos, siendo lanzados a la muchedumbre para ser sacrificados.

Y en ese momento una luz blanca apareció, cegando a todos los presentes al tiempo que el sonido de truenos se hacía presente. 

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Liu QingGe fue el primero en ponerse de pie y miró a su alrededor. El campo de batalla había desaparecido siendo sustituido por un palacio de sobria decoración, lo cual le hizo fruncir el ceño con un gesto de confusión.

— ¿Dónde mierda estamos?— dijo.

Jiang Cheng se sujetó el puente de la nariz con dos dedos analizando la situación.

— Donde sea, estamos a salvo— dijo—. Podemos reagruparnos...

— No hay fuerzas que reagrupar.

Un tercer hombre había aparecido en la escena, con un porte imponente que impresionó un poco a los cultivadores, vestido de negro, lo cual hacía resaltar su piel pálida. Jiang Cheng y Liu QingGe dieron un respingo al reconocerlo, dándose cuenta de dónde se encontraban.

— General Xuan Zhen— dijeron al unísono.

— Mi nombre es Mu Qing— dijo el dios sucintamente—. Y a partir de ahora ustedes son mis oficiales celestiales.

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Chan chan chaaaaaaaan.

Okey ya xD bienvenidos a esta nueva historia salida de mi idea de que estos tres sujetos serían buenos amigos. Espero que la disfruten 🖤

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