Madelaine estaba recostada en su sillón favorito frente a su padre, cerrando con cuidado el libro que acababa de leer. La luz del atardecer se filtraba por las ventanas, bañando la habitación en tonos dorados.
—Es todo del buen Pepys por hoy — dijo Madelaine con una sonrisa satisfecha — Adoro los finales felices, ¿tú no?
Su padre, sentado en su sillón habitual, le devolvió la sonrisa.—Son mis favoritos, sin duda.
—Me da gusto saberlo —respondió Madelaine, sus ojos brillando con afecto hacia su padre.
Hubo un momento de silencio, y Madelaine notó un cambio sutil en la expresión de su padre. Parecía nervioso, como si estuviera a punto de decir algo importante.
—Madelaine — comenzó él, su voz un poco temblorosa — al fin comprendí que quizás... sea tiempo de comenzar un capítulo nuevo — su rostro mostraba una mezcla de esperanza y preocupación.
—¿Eso crees, padre? — preguntó Madelaine, sintiendo una punzada de inquietud.
—Recuerdas que en uno de mis viajes conocí a Sir Francis Tremaine— continuó su padre.
Madelaine asintió —Sí, el líder del gremio textil, ¿no es así?
—Lo fue — confirmó su padre — el hombre falleció, hija. Su viuda, una mujer honorable, ahora se encuentra sola, aún en la plenitud de su vida — Se interrumpió, inseguro de cómo continuar.
Madelaine, percibiendo la ansiedad de su padre, decidió aliviar su preocupación. —Te preocupa decírmelo, pero no me opondré, no si piensas que te hará feliz —
El alivio se reflejó en el rostro de su padre
—Sí, ser feliz. ¿Tú crees que sea posible que yo pueda llegar a serlo, aunque sintiera que ya nunca iba a pasar?
—Claro que lo creo, padre — respondió Madelaine con una sonrisa cálida, acercándose para darle un abrazo.
—Ella solo será tu madrastra, y tendrás dos hermanas que te harán compañía— añadió su padre, como si quisiera convencerse a sí mismo tanto como a ella.
(...)
Después de esa conversación, Madelaine reflexionó sobre el cambio que se avecinaba. Sabía que su padre también merecía ser feliz, y aunque el recuerdo de su madre siempre estaría en su corazón, no podía negarle a su padre la oportunidad de encontrar el amor de nuevo.
Pasaron los días, y finalmente llegó el momento. El sonido de un carruaje acercándose rompió la tranquilidad de la mañana. Madelaine se dirigió hacia la entrada de la mansión, su corazón latiendo con una mezcla de anticipación y nerviosismo. Mientras caminaba, murmuró para sí las mismas palabras que su madre le había enseñado: "Sé valiente y bondadosa".
Respirando profundamente, Madelaine se colocó al lado de su padre, tomándolo del brazo mientras veían el carruaje ingresar por el camino de la propiedad.
—Bienvenidas, señoritas, bienvenidas —dijo su padre con entusiasmo cuando el carruaje se detuvo.
Madelaine observó cómo dos jóvenes descendían del carruaje. Escuchó sus murmullos, aunque trató de no prestarles atención.
—Ah, es flaca como un palo —murmuró una de las hermanas... bueno, hermanastras.
—Y qué cabello tiene —respondió la otra, riendo disimuladamente.
—Eres muy gentil —le respondió Drizella al padre de Madelaine, quien las ayudaba a bajar del carruaje.
Madelaine dio un paso adelante, decidida a hacer un esfuerzo por ser amable. —Bienvenidas, estoy feliz de conocerlas —dijo Madelaine, entusiasmada hacia sus nuevas hermanastras, mientras Anastasia le tocaba el cabello.
—Ahh, qué lindo cabello tienes —le dijo, mirándola.
—Gracias —respondió Madelaine, un poco incómoda pero manteniendo su amabilidad.
—Tienes que peinarlo —comentó Drizella con un tono que Madelaine no supo interpretar.
—Ah, supongo que sí. ¿Quieren recorrer la casa? —les preguntó Madelaine, cambiando de tema.
Las hermanas intercambiaron miradas—¿Qué dijo, Anastasia? —le preguntó Drizella a su hermana.
—Quiere enseñarnos su granja porque al parecer le enorgullece —respondió Anastasia con desdén.
—¿Tienen animales adentro? —preguntó Drizella, mirando a Madelaine con una mezcla de curiosidad y asco.
—No —respondió Madelaine, desconcertada por la pregunta.
(...)
Mientras está incómoda conversación tenía lugar, una elegante mujer descendió del carruaje. Era Lady Tremaine, la futura madrastra de Madelaine.
—Es encantador, simplemente encantador, Lucifer —dijo Lady Tremaine, sosteniendo a su gato negro mediante su correa.
Su futura madrastra era una mujer de emociones intensas y gustos refinados, y también conocía el dolor, pero a ella le sentaba de maravilla.
—Nunca dijiste que tu hija era bellísima —comentó Lady Tremaine al padre de Madelaine.
—Oh, lo heredó de su... —él se interrumpió, consciente de que estaba a punto de mencionar a su difunta esposa.
—Su madre, lo sé —completó Lady Tremaine con una sonrisa que parecía despreocupada, pero Madelaine detectó una sombra de algo más en sus ojos.
—¿De qué habla mamá? ¿Qué es tan encantador? —comentó una de sus hijas, llegando a donde estaba su madre.
—Está mintiendo, boba. Lo dijo por ser amable —respondió Anastasia con desdén.
—Cállense —les reprendió su madre en voz baja.
Anastasia, ignorando la reprimenda, se dirigió al padre de Madelaine. —¿Cuánto lleva viviendo tu familia aquí? —
—Más de 200 años —respondió él con orgullo.
—Y en todo ese tiempo no quisieron decorarla. — murmuró Anastasia, mirando alrededor con desaprobación.
—Anastasia, basta — intervino Lady Tremaine, lanzando una mirada de advertencia a su hija—. Creerán que lo dices en serio — añadió con una risa forzada.
Madelaine observaba la escena, sintiendo una mezcla de emociones. Mientras una parte de ella quería creer que todo saldría bien, no podía ignorar la sensación de que su vida estaba a punto de cambiar restrictivamente. Con un suspiro silencioso, se preparó para dar la bienvenida a su nueva familia, determinado a mantener la promesa hecha a su madre: ser valiente y bondadosa, sin importar lo que el futuro le deparará
Espero les haya gustado
Denle apoyo a esta obra pliss...
Las quiero mucho y cuidense....(◍•ᴗ•◍)❤
Vota y comenta me ayudarías mucho :)

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(So this is Love)
AcakEsta es una adaptación a la película de La Cenicienta, como la peli no es tan larga serán pocos capítulos así que disfruten :)