🐈 Epílogo :

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KSJ: Recuerdo de hace años...




Un vaho de aire caliente salió de sus labios agrietados, puesto que se le pasaba recorriendo con su lengua húmeda la textura y el sabor artificial del labial en ellos. Las calles en Francia en horas de la madrugada parecían tan transitadas como en el día a día, parejas de amigos y amantes caminaban en torno a la Torre Eiffel, la iluminación en el lugar trasmitía paz y el sonido de las risitas y las conversaciones de aquellos se volvían un murmuró en el viento.



Desde que decidió viajar a este país, ha sentido un enorme cambio en sus rutinas monótonas. Las vacaciones en su trabajo fueron la mejor elección del mundo. Sin embargo, no tener la compañía de Kim NamJoon le hacía suspirar sin que se diera cuenta de esto.



Introdujo las manos en las bolsas de la cazadora, librando un desconocido vaho al que pudo notar y hacerle sonreír. Aquí tampoco se escapaba de soportar un largo invierno, de la brisa en las noches, y del cielo nublado e humedecido por las gotas de nieve que caían lánguidamente. Extrañaba su residencia. Las macetas que colgaban en su estancia y se corrían hasta su habitación; se marchitarían si su hermana no pasaba a rociarlas como prometió. Y aunque admirar la formidable Torre era maravilloso y único en la vida, se cambió de ruta, decidiendo conocer más de la manzana. El GPS le indicaba que tan lejos se encontraba del hotel en el que se alojaba, así como tenía cuidado de que algún ladrón saliera de la oscuridad y lo atacará.



En cada paso, se detuvo por los bazares que colgaban un rótulo de «abierto 24/7: ¡hay descuentos grandes!». Y si bien se facturaba una gran rebaja, hubo productos a los que pensó hasta cuatro veces si llevarlos al final, por el costo elevado.



¡París no era para nada económico!



Los callejones en medio de los comercios eran aterradores, y pese a que nunca era engañado para acercarse al lugar. El sonido de maúllos robo su curiosidad del teléfono que se había trabado en un momento como este.



—¿Mm?



Los miaus fueron más claros a medida que se fue aproximando, como la caja de cartón que su perspectiva fue enfocando mejor. Dentro de la caja habían tres cartas, un cuaderno viejo de pasta de cuero de algún animal, y un cofre pequeño. Pero lo que más le atrajo la atención, fue ese par de gatitos que dormitaban el uno contra el otro. Maullando con tristeza, la desnutrición en ellos era considerable, uno parecía tener una lección en una de sus patitas. Mientras el otro tenía un orificio en la oreja izquierda.



Aún recuerda que fue a Francia a pasar momentos de desahogo, a olvidarse un poco de la tradición en su casa. Pero aún con ello, extrañaba mucho a su pareja, a sus amistades en casa y... También nunca pensó que extrañaría a un par de gatitos corriendo en casa.




—¡Hyung, lo dices como si nos hubiéramos muerto!


—Es para ponerle dramatismo a la historia. —alardeó, con un meneo de mano en el viento. —No desmanteles mi historia, Minie.


—Tu historia es un asco.




¡Mis gatitos! ☪ y,minDonde viven las historias. Descúbrelo ahora