🐈Parte seis:

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Park Jimin llevó sus manos al pecho de Min Yoongi, empujándolo sutilmente, sonriendo al notar como soltaba un suave bufido y pretende nuevamente acercarse a él.

—No —rió, negando suavemente. La siguiente acción fue apartar el cuerpo del mayor, logrando salir de la cama y estirando sus extremidades entumecidas. —Dormiste mucho tiempo sobre mí.~ —se quejó, llevando la punta de las manos a la de punta de los pies.

—Agh. —rezongó, tocando el colchón para tomar la sábana que ocupaba cuando tenía frío. —Yo quería dormir más tiempo contigo. ¡No huyas!

—Yo... no estoy huyendo. —siseó con un tenue sonrojo en las mejillas, frunciendo levemente las cejas. —¿Qué pasaría si Jinnie hyung nos encuentra así...? ¿Qué pensará de nosotros? —puchereó.

—No me importa su opinión, Mochi. —resopló. Volvió a arrojar la sábana al otro lado de la cama y se sentó en esta, torciendo un poco el cuello.

—¡No hagas eso! —gruñó, llevando sus manos pequeñas a los hombros de Yoongi. —El ruido que hacen tus huesos me recuerda a la vez que vulneraron a Snow...

—Uh... lo siento. Pensé que habías olvidado ese incidente.

—¿Cómo voy a olvidar algo así? —sorbió su nariz, inquietando al gatito de cabello negro.

—No llores... —tiritó su voz, abrazando melifluamente la cintura del gatito de cabello rubio, dejando un beso en su vientre. —Él está en un mejor lugar, por favor no llores. ¿Sí? ¿Quieres que te haga mimos?

—No... no quiero. —sollozó, dejando escapar libremente esas gruesas lágrimas, mancillando sus abultadas mejillas ruborizadas.

—Mochi... —susurró Yoongi, sintiéndose más culpable en estos momentos.




—¿Por qué compras tanto atún? recuerdo que antes sólo ocupaban dos... tres latas para alimentar a tus gatos. —volvió a bufar, cogiendo las bolsas que el mayor le extendía para lograr abrir la puerta de la residencia.

—Ya te lo dije Nam, tú sigues sin creerme. —introdujo la llave en la cerradura, haciendo un poco de esfuerzo, ya que a veces la llave se queda atrancada en la brecha. —Carajo.

—Seokjin hyung...

—Lo siento, pero esta cosa se quedó de nuevo atorada... —balbuceó, forzando la cerradura para sacar la llave. Teniendo éxito, aunque se rasguño la palma de la mano. —Por fin.

Kim Namjoon solo sonrió un poco burlón, pero luego cambió a un ceño fruncido al escuchar un llanto de un niño. Lo que lo aturdió, ya que sabía que el mayor nunca le había dicho que tenía un hijo o que cuidara a un infante. Y antes de preguntar por la duda, Kim Seokjin lo espantó con el grito que dio.

—¡Jiminie!

¡Mis gatitos! ☪ y,minDonde viven las historias. Descúbrelo ahora