"Amor pasajero" @Amylie99

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La arena en sus pies descalzos resaltaban más su color oscuro, él parecía resaltar ante todos.Miranda una chica argentina de veintitrés años de edad viaja a Costa Rica para salir de la rutina, ha tenido un viaje agotador y decidió salir de su hotel para disfrutar de estos cortos días de descanso, sin embargo hay algo más que llama su atención, un chico limonense, un negro de raza con rastas y unos abdominales bien marcados, a diferencia de los demás.

Ella como persona correcta y fina que debe aparentar ser, llamó sin duda la atención de aquel chico.

-Hola, soy Atuanya- le sonrió mientras se sentaba a su lado, esta lo miró con sus lentes de sol de una forma disimulada. Que extraño nombre, pensó.

-Mi nombre es Miranda- dijo mientras se colocaba bronceador en sus piernas pálidas.

-Pura vida, si quieres conocer el lugar me decís que yo con gusto te ayudo, señorita- esta mujer sorprendida de la pureza de sus palabras, inocencia pura quedó sorprendida e intrigada ¿cómo alguien en estos tiempos puede ser tan simple? Aclaró su garganta antes de empezar a hablar. -Gracias, me gustaría conocer algunas partes en realidad...- el chico mostró sus dientes blancos como nieve y esta le devolvió sin duda su sonrisa más sincera. Atuanya tomó la mano de la chica sin previo aviso y la llevó corriendo (literal) hasta una lancha de pesca artesanal, ella sorprendida se negó sin duda alguna. No sabía en qué estaba pensando al aceptar la oferta de aquel chico.

-Yo no voy a subirme en eso- Marina precavida se abrazó ella misma y dio unos pasos atrás, mientras que Atuanya movía sus ojos en forma de reproche.

-Mi nombre significa sorpresa- y en definitivo era cierto, Atuanya tomó a Marina por la cintura y la cargó sobre su hombro, dejándola boca abajo, cerca de su respingado trasero. -¿Qué estás haciendo? Bájame de inmediato- ella empezó a golpear al chico y a dar patadas temerosa de que este le fuese a hacer algo.Él por su parte encendió el motor de su pequeña embarcación y sentó como pudo a la chica en el piso de esta se dirigió a mar a dentro en busca de una vista perfecta, a la hora perfecta.

- ¡Me voy a tirar al mar si no detienes esto ahora mismo! - furiosa le gritó a lo que él simplemente rió.Sin embargo a Marina no le pareció para nada gracioso lo que este le dijo. - ¿Qué es tan gracioso? - preguntó con cierto grado de molestia.

-Que si te tiras al mar lo más seguro es que te coma un tiburón, o te mate una manta raya, tú decides- este rió y la pobre Miranda ya no sabía ni en qué pensar.Al cabo de dos horas Atuanya se detuvo en medio mar.

- ¿Qué pasa? ¿Por qué nos detenemos? - preguntó un poco preocupada.

-Espera pronto lo sabrás- no había terminado de hablar cuando un desfile de delfines pasaban a su alrededor dando salpicones, saltando, todo parecía un increíble espectáculo, sin contar el precioso atardecer reflejado en el mar.

-Esto no lo consigues en ningún lado, es lo más precioso del mar- comentó Atuanya a Marina.Ella simplemente se sentó a admirar el paisaje por media hora más, sin palabras, pero tremendamente agradecida.

En su segundo día de viaje Marina salió a caminar a la playa en busca de una nueva aventura, una nueva aventura junto a Atuanya, sin embargo este no apareció hasta en la tarde y cansada de esperar decidió cerrar sus ojos hasta quedarse dormida.Atuanya se acercó hasta donde ella estaba dormida, sonriendo se sentó a su lado y susurró en sus orejas su nombre, Marina después de unas diez veces despertó.

-Buenas tardes señorita, ¿quieres ir a una cena romántica conmigo? - Su mirada decía algo más que solo una cena y Marina en busca de algo nuevo se dejó llevar.

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