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Me llamo Scott, Scott Rogers, y tengo 16 años. Cruzo el penúltimo año de colegio. Vivo en un pueblito llamado Suchland, al norte del país. Mi casa es la única habitada en el barrio, porque la mayoría de las casa de la ciudadela son para vacacionar. Bueno, no es la única habitada, en realidad, son dos casas: la mía y la de al lado. Allí vive Lisa, una chica de estatura mediana, cabello rubio y ojos grises. Su familia se mudó al vecindario cuando yo tenía 3 años. Recuerdo claramente la primera vez que la vi bajar del auto de su padre: pequeña, muy pequeña, vestía un mono rojo y unas pequeñas pantuflas verdes, usaba un gorrito con unas orejas de gato. Ella me miró, sonrió y me saludó con la mano. Ella es ahora mi mejor amiga.

Ella y yo nos vemos todos los días, literalmente, no solo porque somos vecinos, sino porque ella ayuda en mi casa siendo niñera de mis hermanos pequeños cuando mis padres no están y cuando yo salgo a mis clases de natación, o cuando yo se ir a su casa a darle clases de química. Nuestras familias han sido tan unidas que cuando realizamos viajes familiares, ellos nos acompañan. Es muy ameno pasar con ellos y se viven muchas cosas.

Me agrada mucho pasar con ella, solo hay un problema. Estoy enamorado de Lisa.

Mi gusto hacia ella nació de una manera muy particular: estábamos en la playa, bueno, nuestras familias estaban en la playa, teníamos 5 años, hacíamos castillos de arena, el suyo era con arena blanca y húmeda, muy bonito, tenía pequeñas conchillas para adornar, más bien, para que le quede como el mío, que sí tenía conchillas. La desgracia fue cuando una ola llegó con fuerza y se llevó las conchillas de ella, junto con su castillo, y ella echó a llorar. Fue la primera vez que vi tanta tristeza en una persona, así que le regalé mi castillo. Ella dejó de llorar y soltó una sonrisa con su pequeña voz de niña, luego me abrazó y me dio un pequeño beso en la mejilla, desde aquel entonces comencé a sentir cosas por ella.

Lo sé, lo sé... Era solamente un niño, y, ¿qué iba a saber yo sobre el gusto a una niña?, no lo sé, pero pasó, y llevo 11 años enamorado de mi vecina, de Lisa.

Hoy es viernes y como los profesores quieren mandarnos lejos del colegio de una buena vez, nos dejaron salir a todos al patio a esperar que suene la sirena de salida, aprovecho y busco a Lisa para conversar.

―Lisa―le digo dándole un golpecito en su hombro―. Holi.

―Señor Scott ―me dice dándome un pequeño puño en el pecho―. ¿Qué pasa?

―¿Te acompaño a casa?

―No lo sé ―responde ella―. Todd se ofreció en llevarme al parque del centro.

Todd Nukes, es el novio de Lisa. Un chico de último año con un grave problema de pronunciación, da risa porque confunde "rr" con "grr", por ejemplo: no puede pronunciar "carro" y dice "cagrro", no puede decir "perro" y dice "pegrro", y así. Lo conoció el año pasado, y cuando me contó sobre él, sentí mi corazón hecho trizas, pero no podía hacer más. Ella me gustaba, me gusta, y solo quiero verla feliz, aunque sea con ese tipo.

―Oh, ok ―le digo―. Te veo luego, ¿entonces?

―Claro.

Me despido de ella con un beso en la mejilla, doy media vuelta y me voy. Converso con mis compañeros hasta la hora de la sirena, la gloriosa sirena de salida. Suena, y todos se amontonan en la puerta. Alcanzo a ver a Lisa con Todd, lo insulto con la mente, porque si lo hago verbalmente, si me llegara a escuchar, me partiría la madre.

Cruzo la puerta de salida, y me dirijo a la parada del autobús, veo al transporte acercarse cuando siento una mano en mi hombro, volteo y es Lisa.

―Hey ―me dice.

―Oye, ¿y Todd? ―le pregunto.

―Recibió una llamada urgente de su madre ―me explica―. Lo llevará a una entrevista para una universidad.

―Oh, bueno ―le respondo―. ¿Entonces, qué harás?

―Lo mismo pues, ir al parque del centro. Pero no tengo con quién ir ―me dice bajando la cabeza―. ¿Vienes?

―Por supuesto ―respondo.

¿Vienes?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora