XII

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La loca idea de Steve de hacerme novio de Hayley para darle celos a Lisa era un poco descabellada, y personalmente, un poco cruel, porque no me parecía buena idea hacerle tal cosa a una persona, y mucho peor a una chica tan linda como Hayley Mitchell, pero, honestamente pienso que si es la única manera para tener seguridad de tener a Lisa para mí en un futuro, creo que tocará seguir con esto.

En la noche, ya en mi casa, converso con Steve por teléfono contándole todo lo sucedido.


—Entonces..... ¿se besaron?


—Sí  —respondo.

—¿Y qué tal? —pregunta Steve—. ¿Mejor que Lisa?

—Sabes que no he besado a Lisa.

—Lo sé —suelta risas—. Solo quería molestarte.

—Chúpalo, Steve. Chúpalo.              


Hablamos aproximadamente por unos 45 minutos, explicándole toda la cita, detalle por detalle. Steve es muy curioso, peor que puberta chismosa, ¿pero qué puedo hacer con él?, es mi mejor amigo y como él también es parte de esta cosa, debe saber todo. Bueno, no todo.


Es lunes, hoy toca colegio, es la oportunidad perfecta para poder observar el comportamiento de Lisa frente a mi relación con Hayley. En parte también me interesa observar mi relación con ella.

Salgo de mi casa, me detengo en la puerta del porche y giro mi cabeza en dirección a la puerta de Lisa. No aparece. Minutos después llega Steve con su madre en el auto, subo con ellos y vamos en camino al colegio.

  —¿Y? —pregunta Steve—. ¿Listo para ver a tu amada?     

—¿Ya tienes novia, Scotty?—pregunta la madre de Steve.

—Esto.... Sí—respondo—. Se llama Hayley.

—Es la hija del señor Howard—dice Steve.

—¡VAYA! —dice alegre la señora—. Qué suertudo eres.

Llegamos al colegio y el auto se estaciona justo en dirección a la entrada principal. Por alguna razón a la mamá de Steve le gusta estacionarse aquí porque según ella desde aquí puede ver el camino que toma su hijo para entrar al "Gran Templo del Conocimiento".

—Que tengan un buen día—dice la señora.

—Gracias—respondemos ambos al mismo tiempo.

Entramos y mientras caminamos conversamos sobre lo que se hará hoy.

—A ver, repasemos el plan —dice Steve—. Ves a Hayley y qué harás.

—¿Saludarla?

—Cómo.

—Diciéndole hola.

Steve me da un manotazo en la cabeza.

—Idiota, no —dice él—. Tienes que darle un pico.

—Oh, sí. Está bien.

—Ok, luego... si vas caminando con Hayley y encuentras a Lisa. ¿Qué harás?

—Abrazar a Hayley.

—Correcto, pero debe haber algo más —dice Steve creyendo tener idea de lo que habla—. Abrázala de la cintura. Eso les encanta a la chicas.

—¿Y tú cómo sabes de ésto?

—Estás hablando con todo un semental domador de potras. Las chicas caen por mis encantos.

Lo miro fijamente y suelto risas. 

—¿Tus encantos?—le pregunto—. ¿Venir al colegio con un zapato diferente es tener encanto?     

Steve baja la mirada y se da cuenta de que tiene un zapato de caña baja en el pie derecho y una media bota en el pie derecho. Ambos de diferentes colores. No puedo evitar reír.

—Mierda, sabía que había raro en mis pies, lo sentía.

—Deberías cambiarte —le digo—. Te ves ridículo.

—Sí, luego me cuentas. Nos vemos —corre al baño.

Camino unos 5 metros y de la nada mi visión desaparece. Veo todo oscuro. Unas manos obstaculizan mi visión. Viene desde atrás, alguien me ha tapado los ojos. Llevo mis manos a mi rostro para intentar quitar las manos de la persona que está a mi espalda. Entonces su voz susurra.

—Buenos días.

Es Hayley. Volteo y la observo. Está peinada, muy hermosa, con un flequillo que le sienta muy bien, con un lazo rosa a manera de cintillo. Me quedo perplejo.

—Bu...Buenos días —le digo nervioso, Dios, está muy hermosa.

—¿Qué pasa? ¿Estás bien?

—No no, nada. Solo que... estás bellísima.

  —Ah —ríe—. Gracias Scotty.  

Entonces recuerdo las palabras de Steve. Debo hacer como si de verdad fuera mi novia. La abrazo y junto mi frente con la suya.

—Te extrañé —le doy un beso en los labios.

Hayley sonríe.

—Yo también te extrañe —me regresa el beso.

Suena la campana para el inicio de clases, nos damos un pequeño beso y tomamos nuestros caminos hacia nuestras clases. 

Entro al aula y lo primero que hago es observar el asiento de Lisa. No está. Comienza la clase, y 10 minutos después ella entra y se sienta en silencio. No puedo evitar seguirla con la mirada.

  —Eh, Lisa —le susurro—. ¿Por qué llegaste tarde?

Lisa no responde.

—¿Lisa? ¿Me oíste? —insisto.

—..... 

Guardo silencio por un momento, volteo la mirada hacia la pizarra y al profesor, y me dirijo nuevamente hacia Lisa.

  —Lisa, ¿qué te ocurre? ¿Por qué te comportas así conmi....

—Disculpa, ¿te conozco? —dice fríamente arrugando un papel de su cuaderno.










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⏰ Última actualización: Nov 15, 2018 ⏰

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