Capítulo 3

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No puedo controlarlo

Se sentía decepcionado, no solo por el hecho de que Fargan huyera a su hogar y lo dejara solo de nuevo, sino que empezaba a preguntarse realmente cuán importante era para sus amigos. No era algo que hubiera pasado por su mente solo ese día; todos los gestos de sus amigos y sus actitudes lo hacían sentir rechazado tanto como solitario, a pesar de que muchas veces aclararon que nunca sería una molestia.

Le dolía el corazón y las lágrimas volvían a sus ojos, hasta que sintió una mirada fija en él. No quiso ser obvio y miró con disimulo: era Luzu. Una sonrisa forzada se puso en su rostro mientras se acercaba a él.

—Ey, Luzu, ¿qué haces por aquí, hombre? —dijo en un tono neutral.

—Habíamos planeado terminar tu casa, ¿o acaso lo olvidaste, Willyto? —mencionó con gracia. Al ver la expresión contraria, supo que lo había olvidado—. No importa, pero ¿puedo pasar? Hace un frío de muerte aquí y está por anochecer.

Willy solo asintió, soltando una pequeña risa al ver que este temblaba, y lo invitó a pasar. También le sirvió una pequeña taza de café y mate para él.

—Dime, ¿cómo va todo con Auron? ¿Ya lograron arreglar el asunto con él? —empezó la conversación, esperando que fuera así, porque él creía que Luzu solo estaba resentido. También sabía que Auron cometió sus errores, pero no lo hizo intencionalmente, al menos no tanto como hizo parecer.

—Agh... —dijo entre pensamientos, pero en el fondo de él, muy en el fondo, volvió aquel sentimiento de melancolía—. Yo quise hacerlo, pero cada vez que lo veo con Lolito o cualquier aldeano de Karmaland, no me siento bienvenido; sé que no es así, pero simplemente no es fácil acercarse a él y hablarle, menos ahora que está en las nubes por su puesto de Juez.

—Ya veo —tomó un sorbo de su mate y continuó—. Creo que deberías hablar con él. Después de todo, nunca sabrás realmente lo que pensó en ese momento para hacer eso —tomó su hombro en muestra de apoyo a la reconciliación de esa rota amistad—. Yo quiero volver a verlos a ustedes, los vecinitos, paseando por todo Karmaland, quizás haciendo bromas o que al menos despiertes ese lado en ti, Luzu. ¿De qué ha servido no hacerle nada a nadie? Vive tu vida, tío, y lo que haya pasado en el día de escoger alcalde se quede atrás.

Lo hacía parecer fácil con solo decirlo, pero no lo era, así que contestó con total sinceridad:

—Trataré, pero no prometo nada —sonrió tratando de mostrar su sinceridad y preguntó algo que generaba cierta inseguridad en él—. Por cierto, ¿cómo vas con Vegetita?

No esperaba esa pregunta, pero se limitó a sorber un poco de su mate y responder:

—Siendo sincero, muy bien. Aunque no hablemos mucho, nuestra relación es buena, se podría decir. Incluso me dijo que iba a proponerse a Rubius y que me quería de padrino. Vaya, es algo muy bueno; espero que sean felices ese par —rió al imaginarse a ambos juntos como una familia—. Yo quisiera tener una familia como la de ellos —suspiró—, pero por mientras solo estoy bien.

Rió junto a Willy.

—Ya verás que sí tendrás una familia y muy buena, eso te lo aseguro.

—Bueno, si tú lo dices, ratón —codeó al contrario.

—Ey —se quejó falsamente, haciendo ameno el ambiente.

Hablaron por horas, hasta que fue hora de irse a dormir. Por obvias razones, Luzu no podía ir a su casa y se quedó en la casa de Willy. Mientras este se cepillaba los dientes, sacó una pequeña pastilla que le había costado todo su sueldo de casi un año, pero valdría la pena. Sonrió.

Sus ojos se pusieron de color rojo vino y tomó un vaso, lo llenó de agua mientras echaba la pastilla en esta, viendo lentamente cómo burbujeaba haciéndose de un color verde y luego volvía a su color normal. Se acercó a Willy y le ofreció aquel vaso de "agua".

—Vamos, Willyto, hoy te esforzaste mucho, ¿no quieres un poco de agua antes de descansar? —vio cómo estaba a punto de negar, pero no lo dejó. En su lugar, puso la expresión más triste que pudo y bajó la cabeza mientras murmuraba—. Eso me decía Auron, pensé que contigo sería diferente, Willy.

No quería verlo triste, por lo que tomó aquel vaso de "agua" de un trago.

—No soy como él, Luzu, y nunca trataría de dañarte, y lo sabes —mencionó preocupado y triste por su amigo. Ciertamente, el estar con Auron le había hecho mucho daño, según su propia perspectiva.

Luzu sonrió, levantó la mirada y animado contestó:

—Lo sé, y lo siento. Aún no puedo olvidar lo que viví con él —verdaderamente estaba feliz, no solo por el hecho de que Willy haya sido tan tonto en tomarse aquel vaso, sino porque le había facilitado uno de sus planes, por lo que tendría que acelerar el proceso.

Hasta aquí el capítulo de hoy espero les haya gustado bolinhos <3.

Muchas faltas de ortografía que corregiré mañana.

Y gracias a la pequeña galletitas que pido este capítulo.

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