chapter 10

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Perspectiva de Luzu

El día había llegado. Luzu, después de meses de planificación y maquinaciones, estaba listo para ejecutar su plan maestro. La tormenta que se cernía sobre Karmaland reflejaba perfectamente el caos que estaba a punto de desatar. Los héroes de Karmaland, valientes y protectores de los aldeanos, eran su principal obstáculo. Pero Luzu sabía que su mayor debilidad era también su mayor virtud: su devoción por proteger a los aldeanos.

Con una sonrisa calculada, Luzu salió de su escondite. Los cielos grises y la lluvia implacable proporcionaban la atmósfera perfecta para su golpe decisivo. Se dirigió hacia el centro del pueblo, donde los aldeanos, ajenos al peligro inminente, seguían con sus vidas cotidianas.

Reunió a sus seguidores leales y les dio instrucciones precisas. Sabían exactamente lo que tenían que hacer. Se esparcieron por todo Karmaland, tomando como rehenes a los aldeanos y llevándolos al centro del pueblo. Los gritos y el pánico de los aldeanos atrajeron rápidamente la atención de los héroes.

Veguetta, Rubius, Fargan, Alexby y los demás llegaron corriendo al centro del pueblo, sus rostros reflejando una mezcla de preocupación y determinación. Luzu los esperaba, con los aldeanos a su merced. Los héroes no podían atacar sin poner en peligro a los aldeanos.

"¡Luzu! ¿Qué demonios estás haciendo?" gritó Rubius, su voz llena de rabia.

"Es simple," respondió Luzu con frialdad. "Voy a tomar el control de Karmaland, y ustedes no pueden hacer nada para evitarlo sin poner en riesgo a los aldeanos. Su protección se ha convertido en su mayor debilidad."

Los héroes se miraron entre sí, sabiendo que Luzu tenía razón. Estaban atrapados. Luzu aprovechó su momentánea indecisión y ordenó a sus seguidores capturar a los héroes uno por uno. Desarmados y sin poder atacar, fueron sometidos rápidamente.

Perspectiva de Willyrex

El caos en el centro del pueblo resonaba hasta mi oscura celda. Escuché gritos, órdenes y el inconfundible sonido del conflicto. Sabía que Luzu había puesto en marcha su plan final. Mi pancita crecía con cada día que pasaba, y el miedo por el futuro de mi hijo se intensificaba. Sin embargo, un extraño sentido de calma me invadió en ese momento. La tormenta fuera era un reflejo de la batalla interna que luchaba cada día.

Luzu irrumpió en mi celda con una expresión de triunfo. "Lo he hecho, Willy. Los héroes de Karmaland están capturados. Nadie puede detenerme ahora."

Su sonrisa era tan fría como su corazón. Intenté mantenerme firme, pero el miedo era palpable. "Nunca ganarás, Luzu. Karmaland no te pertenece."

"Ya lo veremos," respondió, acercándose peligrosamente. "Pronto todos entenderán que la resistencia es inútil."

Me quedé solo de nuevo, en la oscuridad de mi celda, pero ahora con un renovado sentido de propósito. Los héroes podían estar capturados, pero la esperanza no estaba perdida. Tenía que ser fuerte, por mí y por mi hijo. No dejaría que Luzu destruyera todo lo que amamos.

El eco de las palabras de Luzu resonaba en mi mente mientras acariciaba mi pancita. Mi hijo sentiría el amor y la libertad de Karmaland. Era una promesa que me hice a mí mismo. No importaba cuán oscuro se volviera el camino, no me rendiría. Lucharía con cada fibra de mi ser hasta que Karmaland fuera libre de nuevo.

Perspectiva de Luzu

Tres meses habían pasado desde aquel fatídico día en que Luzu capturó a los héroes de Karmaland y asumió el control absoluto. El pueblo estaba bajo su mandato, y la resistencia, aunque aún latente, parecía cada vez más débil. Los aldeanos vivían en constante miedo, y los héroes, sometidos a torturas diarias, estaban cada vez más agotados, pero no derrotados. Luzu, sin embargo, no podía permitirse bajar la guardia.

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