Willyrex miraba el cielo nocturno, azul profundo, y no encontraba palabras. El rostro de Luzu se mezclaba con las sombras de los árboles, haciendo que el dolor en su pecho aumentara. Sabía que debía huir, que este momento no sería eterno. Las lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos, deseando en su corazón que algún día pudieran encontrarse en un mundo donde estuvieran juntos, sin conflictos ni dolor. Sobretodo para Luzu quien según el ya había sufrido mucho .
Se levantó en medio de la noche, buscando consuelo en un vaso de agua. Al servirse, un temblor recorrió su cuerpo y un zumbido llenó sus oídos. Cayó de rodillas, intentando torpemente agarrarse de la madera, rompiendo la jarra de Vegetta en el proceso. Escuchó los gritos desesperados de su amigo y Akira, y pronto sintió unas manos fuertes que lo levantaban y lo cargaban en sus brazos. Con la vista borrosa, apenas pudo distinguir el rostro de quien lo sostenía.
—Eres tú… ¿realmente eres tú, Luzu? —murmuró Willy, pequeñas lágrimas brotando de sus ojos esmeralda al reconocer el familiar y cálido olor de su querido amigo antes de desmayarse.
Luzu se había infiltrado en la casa de Vegetta, utilizando sus habilidades para moverse sin ser detectado. Encontró a Willy desmayado en el suelo y lo cargó con cuidado. Sabía que lo que estaba haciendo era arriesgado, pero su desesperación por cumplir su plan superaba cualquier temor. Las sombras de la noche los envolvieron mientras se alejaban de la casa, dejando un rastro de confusión y dolor.
Willyrex, mientras tanto, se encontraba en un lugar desconocido , a la deriva. No tenía idea de dónde lo llevaba el destino, pero sentía una mezcla de miedo y resignación. Las aguas tranquilas contrastaban con la tormenta interna que sentía.
Cerró los ojos, tratando de encontrar paz en medio del caos.Willyrex se dejó llevar por la caminata de Luzu, sintiendo el frío de la noche y el vacío en su corazón. Pensaba en sus amigos, en lo que estaban pasando, y deseaba poder regresar a ellos. Cerró los ojos, dejando que las lágrimas fluyeran libremente. En medio de la oscuridad, una sola esperanza brillaba en su mente: que algún día, de alguna manera, todo volvería a estar bien.
Al despertar los demás e enterarse de la situación , el grito de Vegetta resonaba en la habitación, lleno de desesperación y furia.
—¡¿Cómo se te ocurre?! —rugió, golpeando la pared con frustración—. Dejaste a William con ese loco y aún no sabemos dónde está. ¡¿Cómo puedes quedarte viendo cómo te lo llevan sin hacer nada?!
Las lágrimas corrían por su rostro mientras descargaba su rabia. Se desplomó, roto por el dolor, mientras Fargan se acercaba para darle un abrazo reconfortante. Alexby y Lolito observaban en silencio, viendo cómo uno de los héroes más valientes de Karmaland lloraba como un niño pequeño, sintiendo la impotencia de no poder hacer más.
Vegetta estaba furioso, lleno de una mezcla de desesperación y preocupación. No podía entender cómo habían llegado a este punto. Sus gritos resonaban en la casa, y su furia era palpable.
—¡No podemos quedarnos aquí! —dijo Fargan, tratando de calmar la situación—. Tenemos que encontrar a Willy y traerlo de vuelta.
Rubius, con una voz calmada pero firme, trataba de organizar a los demás.
—Tenemos que mantener la calma. Luzu no puede estar lejos. Si trabajamos juntos, podremos encontrarlo.
Vegetta asintió, tomando una profunda respiración para calmarse. Su furia no ayudaría a traer a Willy de vuelta. Miró a sus amigos y vio en sus ojos la misma determinación que sentía. Sabían que no podían fallar, que tenían que encontrar a su amigo y traerlo a casa, donde pertenecía.
2 meses después - Casa de Rubius
Rubius se sentía abatido. Habían pasado dos meses desde la desaparición de Willy, y a pesar de sus esfuerzos, no habían podido encontrarlo. Cada rincón de Karmaland había sido explorado, cada pista seguida, pero no había rastro de su querido amigo. El desánimo comenzaba a hacer mella en todos, pero especialmente en Rubius, quien sentía una mezcla de culpa y desesperación.
Mangel, siempre fiel a su lado, intentaba mantener el ánimo. Se acercó a Rubius y le dio una palmadita en la espalda.
—Tío, sé que esto es difícil, pero no podemos rendirnos. Willy nos necesita —dijo Mangel, con una seriedad poco común en él.
Rubius suspiró, sus ojos reflejando el cansancio y la tristeza.
—Hemos buscado sin descanso, Mangel. Hemos hecho todo lo que podíamos, pero... no hay rastro. Siento que le he fallado.
Mangel asintió lentamente, comprendiendo el peso de las palabras de su amigo.
—No es tu culpa, Rubius. Todos hemos hecho lo posible. Pero tenemos que seguir adelante, por él y por nosotros. Y recuerda, tenemos una fecha especial acercándose. La boda con Vegetta... —intentó sonreír, aunque su corazón también dolía por la ausencia de Willy.
Casa de Vegetta
Vegetta también estaba desolado. La desaparición de Willy había dejado una herida profunda en su corazón. Cada día sin noticias era un recordatorio constante de su ausencia. A pesar de todo, se preparaba para uno de los días más importantes de su vida: su boda con Rubius.
Fargan, con su habitual energía y optimismo, intentaba animar a su amigo.
—Vamos, Vegetta, no podemos dejar que esta tristeza nos venza. Sé que es difícil, pero tenemos que seguir adelante. La boda es un momento de alegría, y Rubius te necesita ahora más que nunca —dijo Fargan, con una sonrisa que intentaba ser contagiosa.
Vegetta asintió, aunque sus ojos mostraban la tristeza que sentía.
—Lo sé, Fargan. Intentaré concentrarme en la boda. Rubius merece este momento especial, y aunque Willy no esté aquí, debemos honrar su memoria celebrando la vida y el amor que tenemos.
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Appearances || luzurex
Short Story¿Quién se esperaba que aquel ser más inocente, bueno y amable de Karmaland llegaría a cometer actos en contra de todos los habitantes por una "simple obsesión"? Las pequeñas acciones de amabilidad de Willy hacia Luzu no solo lograron que este lo tom...