Retorno

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Llegando a casa nos encontramos con Alejandra

-¿Cómo te ha ido en tu primer día?

-Bien. Gracias

-¿Eso no será comida del cuartel? – pregunto. Mirando la bolsa que llevaba Jaime y poniendo cara de asco

-Sí. Esta buena. Deberías probarla – contesto Jaime con una gran sonrisa en la boca

-Ni hablar. Quita eso de mi vista

Se marcho corriendo. Jaime sabía cómo quitársela de encima

-¿Porque le tiene tanta manía a la comida del cuartel? – pregunte

-Pues no lo sé. Que yo sepa nunca la ha probado

-El día esta estupendo para pasear

-Podemos salir después de comer

Terminamos de comer y nos fuimos a dar un paseo. Estuvimos hasta que se fue el sol, luego en casa, pusimos la televisión y no había nada interesante

-¿Sabes jugar a las cartas? – dijo Jaime

-No

-¿Y al dómino?

-Tampoco

-Yo te enseño. Tengo las dos cosas por algún lado. Aquí están

Estuvimos jugando a las dos cosas. Estábamos tan entretenidos que no nos dimos cuenta de la hora

-Creo que deberíamos comer algo – dijo Jaime

-¿Qué hora es?

-Son las diez

-Que tarde

Nos preparamos un par de hamburguesas y nos las comimos viendo la televisión, que ahora sí que había una película. Cuando termino Jaime se marcho y nos despedimos hasta el día siguiente

Los dos días siguientes fueron similares. Jaime me recogía por la mañana, desayunábamos, íbamos a la oficina, volvíamos a casa, almorzábamos, salíamos a pasear, jugábamos a las cartas, al dómino o veíamos la televisión, cenábamos, volvíamos a ver la televisión y nos despedíamos hasta el día siguiente

A pesar de no estar nunca sola y de que estaba bastante entretenida, no dejaba de pensar en mis hermanos. En lo lejos que estaban. Deseaba tanto que llegara el viernes, que la semana se me hizo interminable. HASTA QUE POR FIN LLEGO

Me levante de la cama de un salto. Ni siquiera había sonado el despertador. Estaba eufórica. Era viernes. Por fin podría ver a mis hermanos. Me vestí, hice la cama y coloque encima una pequeña maleta. No sabía a qué hora nos iríamos, pero quería tenerlo todo listo para salir corriendo. También metí en la maleta unos chocolates, que había comprado, como regalo. A mis hermanos les encantaba el chocolate y en el orfanato no nos daban de eso ¿Cómo estarían? ¿Me habrían echado de menos ellos también? Dios que nervios. Cuando Jaime llego ya había terminado. Estaba preparando el desayuno

-Buenos días. Te veo distinta

-Sí. Pues soy la misma

-La misma no. Hoy tus ojos tienen brillo

-Pero si no me he pintado

-No me refería a eso. Sino a que pareces más alegre

-A eso. Pues claro ¿Es que no sabes que día es hoy?

-¿Es tu cumpleaños? Felicidades

-No

-¿Tu santo?

Amor verdadero ¿O no?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora