Los aliens no existen

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Iwaizumi suspiró y cerró la puerta de su casa con llave tras de si.

Había sido un día duro de exámenes en el instituto pero al menos ya había pasado lo peor. Su mejor amigo Matsukawa le había propuesto quedar para celebrar que ya no tenían que estudiar y al fin podían darse un respiro. Iwa aceptó y ahora que solo quedaban 15 minutos para que su amigo se presentará en su casa para ver Godzilla vs King Kong se había dado cuenta de que no tenía palomitas y no tuvo más remedio que salir a la tienda a comprar porque ¿quien diablos ve las películas sin palomitas?

También invitó a su primo Kentaro, pues sabía que ese día estaría solo en casa. El menor no era, digamos, muy bueno en el tema de socializar y hacer amigos pero por alguna razón siempre se portó bien con él. Ya tenía tiempo que no se veían y no quería que se sintiera hecho de lado por una de las únicas dos personas a las que respetaba así que lo invitó también.

Llegó al pequeño supermercado, agarró un par de bolsas de palomitas de maíz de microondas, algunos refrescos, pagó y se marchó. Iba a irse a su casa cuando vió una luz extraña viniendo del callejón de atrás de la tienda. Antes también vió una figura extraña entre las nubes pero no le dió importancia pues él no creía en los alienígenas y esas cosas.

Se adentró en el callejón con curiosidad pero, una vez estuvo lo suficientemente cerca de la luz esta empezó a arrastrarlo más y más hasta el centro del círculo iluminado y luego una especie de fuerza empezó a hacer que su cuerpo se elevara. Del susto, soltó la bolsa con los paquetes de palomitas y empezó a gritar como un loco.

—Eh! EEEHH!! BAJADME! QUE ES ESTO!?? PORQUE VOY HACIA ARRIBA! SOLTADME!

El pobre chico siguió chillando y pateando al aire con las esperanza de que lo que fuera que le estaba haciendo subir volviera a dejarlo en el suelo. Pero eso no pasó.

Miró arriba y vió la misma figura extraña que había en el cielo antes de entrar a la tienda, aunque, vista de cerca se parecía más a...

—No puede ser... Pero si los aliens no existen! —Gritó de nuevo el muchacho y en eso una especie de compuerta se abrió en la nave y él fue enviado dentro sin poder hacer nada para evitarlo.

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