Aquí yacen aquellos fragmentos cortos o cuentos que surgen en la mitad de una noche, en el viaje a casa en tren, en la espera de un aeropuerto; o en aquellos lugares del imaginario que cada tanto, asaltan a la realidad.
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Reía mientras observaba el oleaje. Reía sin parar como si algo le hubiera causado mucha gracia, pero en sus ojos había lágrimas. Lágrimas de un amor perdido, lágrimas de dolor, lágrimas de tristeza. Eran saladas pero connotaban dulzura. Sus castaños cabellos ondeaban libres con la brisa que el viento soplaba. Sus manos aferraban la arena suave bajo sus palmas. Quería que el dolor pase. Quería que todo terminara al fin. El dolor era tan grande que sentía su corazón romperse, pedazo a pedazo, sentía su cabeza estallar, sentía su cuerpo estremecer. El había sido todo para ella, absolutamente todo en la vida, su único amigo, su único compañero, su todo. Ella lo necesitaba tanto se necesita el aire para respirar. Se sentía morir, morir por dentro, por fuera...
Su nombre era Emma y ese fue su último verano en la playa, esa fue la última vez que amo tanto a alguien.
