– te sientes cómodo? Quieres que traiga una almohada más? O quieres algo de comer? Tienes hambre? Si quieres puedo ir por esas benditas hamburguesas con... Con pepinillos, no importa tu pídeme y yo... – el azabache trataba de acomodar lo mejor posible al castaño quien acababa de despertar y era invadido por todas las preguntas de su esposo.
– Levi... Levi.... – el castaño acaricio la mejilla de su alfa llamando la atención de este mientras que se recargaba en la mano de su Omega gustoso por las pequeñas caricias – estoy bien, no te preocupes, no tienes por qué preguntarme todo esto, lo que si no te negaré es la hamburguesa – el castaño sonrió apenado – ve por ella y ven con tu esposo a consentirlo – el azabache asintió y salió corriendo de la casa a toda prisa dejando abierta la puerta de la recámara que compartía con su esposo.
Ya había pasado el tiempo, el castaño tenía 3 semanas que había despertado después de la cirugía y dos de haber llegado a su hogar. El doctor le había dicho a la pareja que al parecer el castaño y el bebé se estaban recuperando de una forma sorprendentemente rápida, suponía que esto se debía a la cercanía que tenían el alfa y el Omega después de todo el tiempo que pasaron separados el estar juntos finalmente los había relajado a ambos. Después de eso le dio algunas indicaciones demasiado estrictas —para el azabache y su hija— en donde tenían que consentir en todo al Omega, darle sus antojos, minarlo de vez en cuando, hacer que el Omega se sintiera cómodo para que así mejorará y subiera todo el peso que le hacía falta, ambos Ackermans aceptaron sin chistar.
Cómo si fuera ley, el azabache cumplía todos los caprichos de su Omega, le daba la comida que él quería, lo llenaba de besos en las mañanas para despertarlo, le daba masajes en la tarde y realizaba algunos ejercicios con él para el estiramiento de caderas y espalda, incluso en una ocasión al ver cómo su mocoso se agotaba demasiado caminando por los pasillos de la casa para llegar a la sala y ver su programa favorito en un intento de ayudarlo el azabache se colocó atrás de él y suavemente levanto el vientre del castaño haciendo que todo el peso de este recayera en sus brazos dándole al castaño un pequeño descanso del gran peso que tenía que cargar diario.
Solo que había un pequeño problema... O mejor dicho uno grande, que hacía que el castaño se preocupara y es que en todas esas dos semanas que había pasado en su casa no había visto a su pequeña niña, y cuando la veía y trataba de acercarse la castaña salía huyendo inmediatamente impidiendo que el castaño dijera una sola palabra.
Sin más el castaño suspiro y miro a su alrededor, ahora se arrepentía de haber mandado a su esposo por una simple hamburguesa, se sentía solo en esa enorme habitación.
Miro a un lado y vio como una pequeña cabellera castaña se asomaba por detrás de la puerta, el castaño sonrió con amor ante la ternura del intento de esconderse de parte de su hija.
– mi niña ven aquí... – dijo el castaño mientras veía como la castaña salía corriendo de ahí.
Lamentándose el castaño miro a la ventana, por qué esas hamburguesas estaban al otro lado de la ciudad? Por qué era tan difícil entablar una conversación con su hija?
Sin evitarlo mucho se empezó a sentirse culpable, tal vez esa no era la forma en la que le debió de haber dicho a su hija que lo que hacía estaba mal, tal vez nunca debió de gritarle y ahora su pequeña le tenía miedo.
Un pequeño sollozo retumbó por la habitación, odiaba que cualquier cosa lo hiciera sentir lo suficientemente culpable como para soltar el llanto sin poder hacer nada para detenerlo, odiaba estos cambios de humor y odiaba el no saber ni siquiera el que era lo que le pasaba.
– mamá... – el castaño miro a la puerta en donde estaba parada su hija quien lo miraba preocupada – te duele algo? ¿Estás bien? Voy a llamar a papá – la castaña quiso caminar, pero la voz quebradiza de su madre la detuvo
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Apostando el corazón
FanfictionEn una secundaria existe un alumno que está obsesionado con las apuestas, es muy compulsivo y no piensa bien que es lo que apuesta, su nombre es Levi. Levi es el típico chico popular guapo, de buen cuerpo y muy deportivo. un día le piden una apuesta...