prologo

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Levi iba caminado en dirección a su nueva escuela (debido a que el tiene 14 años de edad), el era un alfa puro que tenía forma de León, el tiene una figura digna de un alfa, con una gran musculatura, claro sin exagerar, su sola presencia causaba miedo no solo en omegas sino también en betas e incluso en alfa, tiene una personalidad algo fría y retante pero eso lo hacía más atractivo aún.

Sin embargo tenía un gran defecto, y es que el es adicto a las apuestas, y sus amigos se aprovechaban de eso, Levi podía apostar cualquier cosa, la mayoría de sus apuestas las ganaba pero cuando las perdía se ponía muy insoportable.

Iba caminando por los pasillos de su escuela, en dirección a la oficina del director. Cuando llegó abrió la puerta sin tocar

- buenos días Levi - dijo el director

- tks.. solo vengo por mi horario - dijo algo fastidiado

- al parecer vienes de malas -

- mi tío paterno llegó ayer en la mañana -

- no entiendo por qué te enoja su presencia -

- por qué el muy idiota dejo sola a mi mamá cuando se embarazo y mi padre murió -

- pero siempre viene a verte a ti y a tu mamá se preocupa por ustedes -

- si realmente se preocupara no se hubiera ido... Solo dame mi maldito horario y me lárgate de aquí -

- bien bien tranquilizante - le entrego su horario y Levi salió sin mencionar otra palabra

Iba caminando por los pasillos de la escuela buscando su salón pero algo lo interrumpió, más bien alguien que había chocado con el

- fíjate por dónde vas idiota - dijo el azabache

- disculpe... - escucho una voz muy delicada, abrió los ojos y se topo con alguien... Algo...

Era un Omega de pelo castaño, pero el no era un Omega como los otros, el era un Omega... Gordo, su cara era totalmente redonda sus cabellos despeinados, traía grandes lentes que parecían una lupa, su cara estaba llena de imperfecciones y granos

- tks... Fíjate por dónde vas... - no pudo continuar por qué a sus fosas nasales llegó un exquisito olor a canela con chocolate, era dulce pero no empalagoso... era perfecto - maldición controla tus malditas feromonas - dijo tapándose la nariz

- ngh... Tu olor es es muy rico - dijo el Omega

- maldición que está pasando -

- no, no, no... Tu... Eres mi destinado - dijo el Omega llorando pues acababa de entrar en celo

El azabache se alejo de el pero callo al piso - maldita sea, aléjate de mi maldita bola de manteca - el azabache sintió un golpe en su corazón - mantente alejado de mi maldito cerdo -

- no... No tu por favor - el castaño se tiró al piso y se hizo bolita no paraba de llorar

- no puedo creer que un maldito cerdo sea mi destinado - el azabache con cada una de sus palabras sentía como su corazón paraba de palpitar, sentía un enorme dolor en el pero aún así no paraba de insultarlo - maldita sea por qué el destino me puso con este imbécil -

- para por favor para... - el castaño no dejaba de llorar, de repente llegaron dos maestros y otro Omega de pelo rubio de muy buen ver

- Eren tranquilo ya estamos aquí - dijo el joven rubio

- hasta ese omega seria mejor que tu, te lo aseguro - el azabache estaba lastimando con cada una de sus palabras al omega. Aunque dentro de el sentía una tremenda alegría de por fin encontrar a su destinado el se negaba a aceptar que su destinado sea un "maldito cerdo"

Los profesores le dieron unas pastillas al omega y a él azabache le dieron otras, después de unos segundos los calmaron los dos

- Eren por qué se adelantó tu celo - dijo preocupado

- fue... Por el - dijo señalando al alfa más tranquilo

- no me digas que el es - dijo con cierta tristeza al escuchar lo que decía el alfa 

- hay que irnos de aquí - dijo el castaño ya recuperado y algo triste. Se pararon y se fueron a su salones

- mierda tengo que alejarme de él - dijo el azabache para si mismo

Apostando el corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora