•ℭ𝔞𝔭𝔦𝔱𝔲𝔩𝔬 4•

7 4 0
                                    

El brillo en sus ojos desapareció sin permiso. Levanto su rostro y sonrió ladinamente.

Sus ojos rápidamente cambiaron de color, una tonalidad amarillenta dominaba su mirada, e inquietantemente sus pupilas negras no podían quedarse quietas. Se movían de un lado hacia el otro. Parecían emitir un sutil << Tic... Tac... Tic... Tac>>

Su corazón se contrajo sin piedad y una pequeña lágrima recorrió su rostro.

-¿Porque vuelves una y otra vez? -Pregunto angustiada- ¡Te he dicho que desaparezcas! -Gritó

A pesar de que sus palabras eran dichas con claridad, nadie respondió.

-Te daré una pequeña ventaja -Comunico tronando sus huesos-Será mejor que corras cuando las luces sean apagadas.

Su pecho subía y bajaba irracionalmente. Su respiración agitada era lo único que se lograba oír en medio de la noche.

Observó fijamente los focos aún encendidos en las calles, quienes lentamente se apagaron ante la presencia de su poder.

Su espíritu interior, era uno de los más fuertes, únicos y admirados del pueblo. Su ser, se transformaba en un ave de caza.

Un águila.

Comenzó a correr rápidamente siguiendo el rastro de aquella criatura.

Sabía que movimientos haría, hacía donde correría. Podía sentir todo lo que el sentía.

Y eso dolía. Su pecho, se estremecía de dolor.

-Puedo rastrear tu miedo -Avisó- Te he perdonado muchas veces... Te he devuelto a la montaña de hierro, una y otra vez. ¡Te dije, que no te acercaras nuevamente a la ciudad! -Gritó mientras caminaba sin prisa.

Cuando estuvo a mitad del camino, sigilosamente se movió hacia el interior de un edificio en construcción, no sin lanzar antes una rápida y furibunda mirada a su objetivo, que la recibió con entera y rara serenidad.

-Intente protegerte... Pero ya no podré seguir haciéndolo -Declaro firme, mientras una de sus manos reposaba con fuerza sobre una superficie fría que quemaba.

Giró lentamente su rostro sin expresión. Conectando su mirada con aquellos ojos tormentosos. El cuello de aquel ser, parecía estar a punto de romperse.

Sus ojos eran grandes y profundos... Pero en el conjunto de la fisonomía, había una clara y extraña expresión de noble agradecimiento, y en su mirada profunda la penetración y el fuego de los ingenios de los habitantes de aquella montaña de hierro sagrada.

-No fué tan difícil atraparte esta vez -Comento

El aroma a óxido, era cada vez más y más fuerte. Al igual que el flujo de sangre que se derramaba sobre su brazo y que luego se esparcía débilmente sobre el suelo.

Aquella criatura con forma humana, empujó con fuerza a la joven cuando el dolor se presentó de manera agónica. Quien golpeó su espalda contra una pared de cemento.

Comenzó a reír fuertemente a pesar de que la situación no causaba gracia alguna.

-¿Crees que puedes escapar de mi? -Preguntó

El filo en sus ojos...

Su instinto de cazar.

-Eres mi presa -Sentenció- Mi presa preferida

Corriendo hacia él, pudo establecer una línea remarcada en rojo que los separaba.

Siempre... Sería así.

Un cazador, jugando con su presa.

Lo acorraló contra el suelo sin trabajo alguno, la perdida de sangre hacia que se debilite con prisa.

-Eres débil -Recordó altiva

Levanto una de sus manos y observó como aquella criatura cerro sus ojos por reflejo.

La presa, nunca dejará de temer a su cazador... Por más que éste lo alimente, lo cuide, lo ayude a huir; Sabe muy bien, que algún día, tarde o temprano...

Acabará por matarlo.

En las sombras de Shadow Donde viven las historias. Descúbrelo ahora