Jaque

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Decir que en el instante que ya no tenia ningún impedimento cubriendo su húmedo pecho, no sintió la mirada feroz del hombre mayor sobre si, seria jugar a ser huevona. Sabia perfectamente lo que pasaba tras ese par de ojos color avellana, lo que exponían y deseaban. No le sorprendió descubrirlo, le sorprendió que aquello le gustara.

Tenerlo a su merced admirando un área intima de su persona de aquella manera despertó un instinto, un sentimiento, una necesidad casi animal de incitarlo a continuar. Estaban a plena luz del día y aunque debía ser un impedimento para limitar tal acción, la verdad es que así podía captar mejor los detalles de su nuevo descubrimiento.

Se forzó a si misma a obligarlo a desistir de sus pensamientos cambiando de tema abruptamente. Tomando rumbo a analizar la nueva pintura (aun fresca por lo que veía) que descansaba sobre el caballete de rustica madera. Una idea casi perversa cruzo por su mente al mirar al pobre hombre de reojo mientras dejaba de forma temblorosa su comida en la mesa de trabajo que contenía sus pinturas. Ella no era cruel, era curiosa, y el hecho de estar experimentando sentimientos nunca antes revelados, solo la hacían querer mas. Aun cuando fueran hacia su propio tío...SU TÍO.

¿Como seria tan caradura de volver a mirar a su familia, a su madre e incluso al mismo hombre a los ojos después de haber imaginado y anhelado lo que sea que estuviera trastornando su mente en estos momentos?, ¿Qué era lo que planeaba hacer ahora?, ¿Seria tan mala para llevarlo a cabo?, ella no era cruel, era curiosa.

Y la curiosidad siempre podía mas.

No era solo el deseo y la excitación, era algo mas. Aquel golpeteo fuerte dentro de su pecho que azotaba con fiereza. Si fuera solo obsesión carnal ya podía irla descartando. Imaginarse a alguien mas que no fuera el dueño de aquellos sinceros ojos, mirándola, deseándola como el lo hacia, le provocaba asco, miedo, pavor. Solo quería una mirada arrebatándola del fresco atuendo, la hacia sonreír y sentir el calor llenando sus mejillas. ¿Qué era ese sentimiento?, quería saber.

Bromeó al principio, diciéndole que pintar personas podría estimular aun mas su pasatiempo e incluso, se ofreció como muñeco de pruebas posando a modo de jugueteo. Fue en el momento que capto aquella sonrisa, aquella que sabia era la única dueña, que la hizo suspirar y ayudarla a decidir una cosa. Quería mas, la necesitaba, no solo en sus pensamientos, también en el resto de su vida.

Este hombre se merecía el mundo, y ella estaba dispuesta a dárselo.

La pose que adopto al instante siguiente, le borro por completo la sonrisa a su tío, lo hizo recuperar aquella expresión del principio. No era su idea, pero el plan que deseaba iba por allí. Sentía mucha sensibilidad ahora que la notaba con la fina tela húmeda rosando sus pechos. Además del ajustado pantalón tipo pants color café chocolate que resalto una vez alzó sus caderas, apretando justo en los lugares correctos. Se sentía de una manera nueva, muy extraña y caliente.

Aquellos ojos, tan amables que una vez la salvaron.

La admiraban con hambre, mucha hambre.

Su excéntrico tío tomo un pincel que reposaba en una lata oxidada y algo manchada de pintura. Había de varias formas y todos mantenía algún color en sus puntas. El que el había tomado fue embarrado de algún acrílico que estaba en la gran paleta colorida y se dispuso a trazar algo fuera de su rango de visión. Aquello era un acto intimo entre el autor y su obra. Quería verlo con sus propios ojos. Comprobar que lo que fuera que estaba sucediendo entre ellos estaba pasando. ¿Qué tan lejos estaba dispuesta a llegar?

-Ahem, yo...creo que tengo la idea así que, puedes parar de posar si quieres- el tiempo que transcurrió como agua entre sus dedos le tomo por sorpresa ante aquella frase. Sintió sus músculos relajarse y noto la tensión en ello, ni siquiera había notado su propia incomodidad por estar con la mente en otro sitio, uno muy pecaminoso.

Por el calor de veranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora