Capítulo IV

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Al día siguiente, me despierto con un matiz pensativo y nostálgico. La culpa se apoderaba de mi mente y nada podía sacarla de aquel lugar.

La taberna en ese día, se situaba bastante concurrida y cada vez más y más personas se unían a la celebración que realizaban, mientras que yo desconocía los motivos de dicho festejo.

Sólo me concentraba en el hecho de poder atender a todos y a cada rato no paraban de pedir más y más rondas de hidromiel y similares, ya me encontraba excesivamente exhausto como para lograr seguir atendiendo, pero nadie más ayudaría a Thaavat en ese mundo de gente, entonces me vi en la obligación de quedarme con ella para ayudar y atender al mismo tiempo.

En medio de todos los que bebían y celebraban, se encontraba una joven. Ella era la paz que faltaba en aquel lugar abarrotado de seres de distinta naturaleza.

Cuando cantó empezó a nacer un coro entre las criaturas dentro y fuera de la taberna, un coro místico lleno de paz, no sabía cómo describirlo..

Me sentí más tranquilo después de oírla, supongo que ha de ser una ninfa para transmitir una serenidad impecable como la que acabo de atestiguar.

Las ninfas, eran también conocidas como sirenas en muchas ocasiones. Habitaban lugares específicos, como bosques, lagos y parajes semejantes.

A mi parecer, aquella dama que vi era una ninfa, o por lo menos en parte era una, quién sabe? Ya me he topado con todo tipo de seres en esta era, tan difícil no sería encontrarme con una ninfa.

La desconocida pronto se iba rápidamente y me quedaba confundido viéndola partir, mientras tanto, tenía que seguir sirviendo bebidas a los demás clientes presentes en la taberna.

Las horas pasaban hasta que la festividad cesaba y las distintas criaturas se retiraban, entre ellos, hadas, elfos, vikingos y piratas.

Debido a que no había nadie más y era de día, Thaavat me dijo que podía salir e irme a dónde quisiera ya que no iba a venir nadie a beber en estas horas, cosa que aproveché y salí emocionado de volver al bosque.

Durante el día hacía mucho calor y gotas de sudor caían de mi frente.
Caminé y caminé hasta encontrar finalmente un lago.

Cuando lo vi, corrí rápidamente hacia él, y me quité el saco, la camisa y la corbata del traje que siempre llevaba puesto, dejando ver las marcas de quemaduras que habían quedado impresas en mi piel después de determinados hechos de mi vida...

Es molesto portar en mi piel el recuerdo de no poder salvar a la persona que en su momento, me había salvado a mí y es algo que siempre me pesa, aunque ya hayan pasado años, décadas y siglos entre cada viaje realizado.

Constantemente me cuestiono el por qué en cada línea temporal, en cada intento, fui incapaz de hacer algo para salvarla...

Si ella nunca me hubiese conocido, seguramente seguiría viva con aquella sonrisa que la caracterizaba siempre...

Lágrimas comienzan a brotar al recordarla... Todo me recordaba a ella, todo...

Sus cabellos negros como la noche que siempre se lucían en una media trenza que le quedaba tan bien a ella y solamente a ella...

Sus ojos marrones como un ojo de tigre, tan hermosos y enigmáticos.

Ella era simplemente perfecta, nada se comparaba a su belleza y amabilidad...

La amé tanto y traté incontables veces de salvarla, pero nunca lo logré y siempre derivaba al mismo resultado, a un mismo desenlace que me hubiera gustado cambiar millones de ocasiones, pero ya es tarde para ello...

No debería estar pensando en eso, ella me había dicho que no la olvidara y no sufriera por su partida, que siempre me acompañaría y velaría por mi bienestar, pero sigue doliendo...

Cientos de años pasaron en cuestión de segundos para mí en cada viaje, y sigo culpándome por algo que nunca estuvo bajo mi control.

No debería hacerlo, no debería seguir con aquella idea impregnada en mi mente... no debería.

No debería, pero sigue allí, destruyendo mi psique, destrozando lo que queda de mí.

Lloraba desconsoladamente en medio de la soledad del bosque sin que nadie me escuchara y me quedaba a recordar todo lo que ella me había dicho en sus últimos momentos:

"No me importa lo que llegues a ser, o lo que eres actualmente, me importa la persona que está detrás de todo esto, me importas cómo no logras imaginar...

Sé que no me queda mucho tiempo y tengo muchas cosas que decirte, pero lo resumo en esto:
Vive y sé libre. Desde el fondo de mi corazón...Te amo, de una forma que en ninguno de tus escritos podrás reflejar...

Voy a morir, soy consciente de ello, recuérdame y no sufras por mi partida, siempre estaré contigo y velaré por tu bienestar.

Sólo por favor te lo pido, sigue adelante, enamórate, vive, ama, disfruta la vida y quizás, en otra logremos encontrarnos nuevamente, en una era dónde no nos hagan daño por amar... "

Mis llantos se convirtieron en gritos desconsolados al recordarlo y me sentí vulnerable en medio de la nada...

Harper, El Viajero De Otra Época Donde viven las historias. Descúbrelo ahora