IV. Golpes y enfrentamientos

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Aaron

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Aaron

Cruzo la calle y entro a la panadería. Le doy los buenos días a la chica detrás del mostrador e inspeccionó el lugar. Al no ver al chico, escojo pan al azar y se lo entrego a la chica.

Había concluido que el chico con la gorra de fútbol americano trabajaba aquí y por esa razón había entrado por la parte trasera, pero al no verlo eso lo hacía sospechoso.

Le pago a la chica y salgo del local. Estaba por cruzar la calle, cuando logro ver a mi hermana correr hacia mí muy agitada tratando de decirme algo.

-¡Lo acabo de ver!.. Al tipo. Se fue detrás de la panadería, trae una gorra y ropa negra.

Corro y le doy vuelta a la panadería, cuando mis ojos lo captan empiezo a caminar lentamente para no parecer sospechoso, pero este corre al verme.

-¡Hey! ¡Espera ahí!

Lo sigo, es listo al cruzar por pura multitud, pero aun así no lo pierdo de vista. También es rápido, pero al seguirlo pude notar que se estaba cansando. No tenía mucha resistencia.

En cambio, yo sí.

Logro alcanzarlo y lo tiro al suelo, este se cubre la cara con ambas manos, pero se las quito, dándole un fuerte golpe en la cara.

-¡Lo siento! ¡No sé que te hice, pero lo siento! -empezó a gritar desesperado al no poder defenderse.

-¡Deja de espiar a mi hermana! ¡Si te vuelvo a ver frente a su apartamento te mató!

-¡No estoy espiando a tu hermana! ¡No es lo que parece! -grita aun adolorido por los golpes-. ¡La chica que espero está en la panadería! ¡No es tu hermana!

Sus gritos me detienen y trato de recuperar el aire, el chico aún temblaba debajo de mí, por lo que me quito de encima.

-No sé lo que te dijo tu hermana, pero el problema no es con ella ¡Lo juro!

Miro mis manos y observo su sangre. Levanto mi mirada y veo que le partí la boca y la ceja. No podía pedir disculpas luego de lo que había hecho, por lo que decido mejor amenazarlo.

-Ella está asustada por verte merodeando todo el tiempo, así que o cambias de objetivo o te enfrentas a las consecuencias.

Tomo la gorra que estaba en el piso, es del equipo de Molinos de acero de Pittsburgh, un equipo de fútbol americano al que soy muy fan.

-E... Es mía.

-Buen equipo -comento antes de dársela e irme sin prestarle mucha atención a lo que acababa de ocurrir. Ya sea un delincuente o no, mientras mi hermana estuviera a salvo, no me iba a meter en problemas por los demás.

...

Camino por la calle, despeinado, lleno de tierra y sangre del sujeto en las manos. Podía sentir las miradas en mi espalda y algunas curiosas enfrente, pero las ignoro y llego al fin al apartamento de Ashley.

Amor sin terminar © [En Curso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora