-Condición🔥-

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Me encontraba ordenando mi oficina que estaba cubierta de planos y libros, debido a los cientos de investigaciones realizadas de manera autónoma en los últimos 2 años, desde mi egreso con honores de la Universidad de Oxley y con la esperanza de encontrar una supuesta civilización perdida en medio del Amazonas, de quienes nada más se sabía que realizaban rituales cada 300 años que eran acompañados con una resonante luna sangrienta para pedir por la vida eterna.

Si bien después de presionar al consejo universitario durante meses, para que me otorgaran implementos técnicos y humanos para el desarrollo de la expedición, estos aceptaron, pero con una condición que me comunicaría solo antes de partir rumbo a Sudamérica. Pensaba que tal vez desconfiaban de mis 26 años o de la hiperactividad al hablar de cada avance que logre en aquella investigación, pero de una cosa estaba segura, nada me detendría mientras respirara, sobre todo después de la preparación física e intelectual que había realizado.

Ya eran las 8 de la noche cuando fui interrumpida por el decano de la facultad de Historia y Geografía, Erwin, un profesor ya canoso de unos 60 años quien venia con dos cafés.

-Buenas noches profesor- Señale mientras me acercaba para saludarlo.

-Buenas noches Rose- Respondió -Pensaba que ya a estas horas te encontrarías en tu casa descansando para partir en un par de días- Me entrego uno de los cafés.

-Era la idea, pero mientras ordenaba el día paso volando, tengo demasiado material que recopilar y archivar antes de partir. -

-Es comprensible, pero de todas formas me alegro de encontrarte aquí y aun con tantas energías, debo entregarte una noticia que tal vez no te agrade del todo-.

Intrigada le pregunte que a que se refería con eso, con lo que al oír su respuesta todo el ánimo que poseía hasta ese instante se desvaneció. El consejo había accedido a mis peticiones en cuanto a los recursos para la realización del viaje, pero como condición extra debía aceptar partir con la compañía de Elizabeth Green, una profesora de Cartografía de la universidad, que desde mis años de estudiante no toleraba, ella era apenas 6 años mayor que yo, pero creía que el mundo debía funcionar como ella dictaba.

Mire al decano Erwin con impotencia, pero también con tristeza ya que sabía que no había forma de evitar que Elizabeth viajara, puesto que venía de una de las familias más ricas de la ciudad, quienes también eran de los mayores donadores de material bibliográfico a la universidad y quien estaba profusamente interesada en el dibujo de planos que nadie aun había trazado.

A demás de ello me señalo que debería estar a primera hora en su departamento, puesto que gran parte del equipamiento sería entregado por su familia y que ella quería dejar todo listo antes de partir. A sí que después de beber el café y agradecer a Erwin por todo partí directo a mi casa ya que el día siguiente seria agotadoramente largo.

Al llegar deje las llaves sobre un pequeño mostrador que solo era adornado por una fotografía de mi familia y unas cuantas monedas. Me encamine a la sala que se encontraba solo a unos pasos y me deje caer sobre el sofá, hacia no mucho que me había instalado y aún estaba lleno de las cajas con las pocas pertenencias que logre acumular en mis años de estudio. Si bien era una pequeña casa pareada con 2 habitaciones y un baño, me funcionaba perfecto para vivir cómodamente.

Aun no lograba asimilar que debía emprender viaje en tan solo 2 días junto a Elisabeth, en mis años de estudiante solo lograba sacarme de quicio cuando debía presentar algún informe, el cual me hacía corregir hasta el cansancio casi sin siquiera leerlo, o cuando debía ir a su despacho a oír risas insidiosas, sobre cómo me debía seguir esforzando para siquiera estar al nivel de sus tobillos puesto que mi dibujo de planos era espantoso.

Desenfreno en el Amazonas (GL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora