-VIP-

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Una vez dentro Elisabeth me dirigió hasta unos sillones reclinables en un área de descanso y se marchó inmediatamente, creo que, en la busca de algo, eso me dio tiempo a contemplar un poco, era la primera vez que estaba en un salón así, a fin de cuentas, tampoco era como si conociera muchos lugares.

La sala estaba dividida del resto del aeropuerto por grandes vidrios insonorizados de color negro, lo que evitaba miradas curiosas del resto de pasajeros, en el fondo del lugar había un salón aún más privado que al parecer su utilizaba para dormir, mientras que en el centro de todo había una barra circular donde se preparaban distintas comidas y junto a él, pero apostado en una pared se encontraba una barra de licores.

A algunos asientos de mi pude escuchar a una pareja ya mayor, que planeaban la celebración de su aniversario en las playas de Brasil con mucho entusiasmo, lo que me hizo sonreír.

-No sabía que eras masoquista- dijo divertida Elisabeth quien llegó sorpresivamente –No esperaba que fueras capaz de poner esa expresión en tu rostro estando así de enferma-

-Déjame tranquila, solo disfruto del lugar-

-Pues me alegro- dijo mientras se sentaba a mi lado te traje una sopa para que te reponga el estómago, creo que es de verduras y el cocinero me aseguro que no estaba muy aliñada, así que la puedes comer tranquila-

La mire extrañada, estaban sucediendo demasiadas cosas en un lapsus de tiempo demasiado corto, no esperaba que ella tuviera un lado tan consentidor, estos pequeños detalles comenzaban a sembrar cierta duda en mí.

-Gracias- dije en voz baja haciendo contacto visual con la comida, pero en cuanto intente tomar el plato Elisabeth lo alejo de mí.

-Bueno, no me quedo claro si se lo agradecías a la sopa o a mí, así que te la daré con una condición-

Maldecí por dentro, ahora que locura se le ocurriría a esta mujer, además estamos en público.

-Está bien- le reproche levantando la voz -¿Qué es lo que quieres ahora?-

No alcance ni a levantar la mirada cuando sentí su mano detrás de mi cabeza, guiándome hacia ella, en ese mismo salón Elisabeth me beso, sin importarle nada, si bien fue un beso corto fue lo suficientemente intimo como para avergonzarme en el lugar, sus labios me atrapaban y no me dejaban huir, pude sentir una leve mordida en mi lengua, pero cuando estaba por acostumbre a ello se alejó.

Me miraba a los ojos aún muy de cerca y todavía con el plato de sopa en su otra mano me dijo -Sabes como a menta-

Si antes estaba extrañada ahora estaba conmocionada, definitivamente nunca le seguiré el paso a sus acciones, mire para todos lados en aquel lugar buscando miradas amenazantes, pero al parecer nadie se había percatado del intimo momento que acabábamos de tener.

-No te preocupes nadie nos vio, me cerciore de eso antes de besarte. Ahora abre la boca- Mientras me acercaba una cuchara intentando alimentarme.

-Oh no no no no no- Me aleje instintivamente, no iba a dejarme caer por una humillación de ese nivel, además ya había cumplido con su capricho.

-jajaja solo bromeo no te preocupes, toma cariño, yo ahora debo encargarme de algunos asuntos y volveré en cuanto pueda contigo-

Se fue caminando apresuradamente y entro a una puerta que no había visto antes, no tenía ninguna señalización así que solo asumí que debía ser un área aún más VIP que poseían esos lugares.

Ya había pasado alrededor de 1 hora, en la que pude comer y recostarme a descansar en aquel mismo lugar, al salón habían ingresado muchas personas por lo que ya comenzaba a preocuparme por la ausencia de Elisabeth, observé hacia la puerta por donde había entrado por unos minutos, pero nadie se acercaba a ella.

Desenfreno en el Amazonas (GL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora