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El resto de la tarde se fue en un abrir y cerrar de ojos, si bien Elisabeth contaba con un equipo completo de ayudantes quienes realizarían el trabajo más pesado en cuanto a empacar, era necesaria nuestra presencia en la revisión y conteo de todos aquellos instrumentos y provisiones que llevaríamos. Puesto que no podíamos darnos el lujo de que una vez estando en medio de las amazonas nos percatáramos de que estos no funcionasen.

Mientras realizábamos el conteo final, no podía evitar que la mirada se me desviara a esos suaves labios quienes daban indicaciones sobre como empacar las cosas para que no se dañasen, su voz era firme y su mirada seria, con cada palabra sus empleados se movían como un reloj sin descanso.

Ahora tenía la tarea de marcar cada uno de los artefactos que entrasen en cada caja, para que a la hora de buscarlos no fuese un problema, así que pronto mecanice cada uno de mis movimientos para acelerar el proceso, miraba lo que entraba y tiqueaba en la hoja. Entraba y tic. Entraba y tic. Entraba, tic y miraba de reojo a Elisabeth. Entraba, tic. Entraba, tic y miraba de reojo a Elisabeth.

Evidentemente no paso mucho tiempo para que esta se diera cuenta de lo que estaba haciendo, cuando se giró a mirarme le di la espalda inmediatamente, tratando de ignorarla para que no viese mi rostro lleno de vergüenza.

Intenté seguir con el trabajo que se me encomendó pese a que me sentía constantemente observada, pero seguí tiqueando. ¿Cómo podía ser que con todo el tiempo en que tuvimos una pésima relación llegáramos a esto?, está bien que ella sea guapísima, pero eso no dejaba de lado el que fuese una bruja.

Mientras carcomía mis pensamientos sobre lo sucedido, me di cuenta de que ella ya no se encontraba en aquella bodega, barrí el lugar con la mirada, pero aún no la hallaba y justo en el momento que se habían terminado de cerrar las ultimas cajas para prontamente ser enviadas al aeropuerto.

Ya estaba oscureciendo cuando cerré la bodega y al no encontrarla me dispuse a tomar mis cosas para irme, fui al gimnasio a tomar mi mochila con la ropa que había usado para entrenar, cuando sentí una respiración en la nuca.

-Pensé que te habías ido y sin despedirte- susurro a mis espaldas mientras me abrazaba.

-En eso pensaba- respondí molesta –como desapareciste en medio del trabajo-.

-Lo siento mucho Rose, no volverá a pasar- me abrazo con un poco más de fuerza e intento girarme, a lo cual me negué.

Al notar mi rechazo, creo que debí molestarla un poco, ya que no insistió más con eso, pero decidió comenzar a dar repetidos besos y mordiscos en la zona entre mi cuello y hombro.

Aún estaba molesta por su repentina desaparición, además llegaba sin ninguna explicación e intentando retomar lo que había sucedido hace algunas horas atrás, no se la dejaría tan fácil si ella quería continuar con su jueguito. Ahora ella ya no tenía ningún poder sobre mí, éramos iguales, por lo que me permití ser un poco más reacia a sus actitudes.

Pero maldición, entre más tiempo pensaba en cómo actuar, más ventaja tomaba sobre mi cuerpo, estábamos completamente a oscuras y ya no solo estaba besándome el cuello, si no que ya se encontraba masajeando mis pechos por encima de la ropa, esta mujer verdaderamente sabia como nublar mi juicio.

Podía sentir el calor de sus labios en la nuca, así como también la presión de sus pechos en mi espalda, su cuerpo me envolvía y atrapaba completamente desde atrás; empecé a sentir que bajaba sus manos a través de mi abdomen, levantando la polera para tocar mi piel, lo que provoca una sensación muy placentera, sus manos eran cálidas en relación a mi que ya comenzaba a sentir el frio de la noche.

Pronto sus manos cambiaron de dirección, una ahora me abrazaba, pero su mano derecha bajo hasta mi entrepierna por fuera del pantalón, presionando con la totalidad de su palma, lo que logro un gemido ahogado de mi parte junto a que arqueara la espalda. Me separé abruptamente, no podía estar más avergonzada por dejarme toquetear de esa manera, cuando en todo este tiempo solo hemos cruzado palabra para discutir.

-Es tarde es mejor que vaya para mi casa recuerda dormir que el viaje será largo nos vemos temprano mañana no me dejes plantada jajaja- dije velozmente.

Tome mis cosas, como si mi vida dependiera de ello, le di un beso en los labios y me apresure en caminar hacia la salida. - ¿Por qué rayos hice eso?-

Me fui tan rápido del lugar que ni siquiera oí su respuesta, estaba muy avergonzada como para preocuparme de ello, desde ahora no podía seguir cayendo en sus tentaciones, después de todo yo también tenía un orgullo que cuidar.  

Desenfreno en el Amazonas (GL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora