Me desperté bien temprano para poder maquillarme y peinarme sin prisa, vestirme y desayunar sin echar la primera papilla en el metro.
Seguí las indicaciones al pie de la letra en cuanto al lugar acordado de la entrevista. No es que yo no tuviera sentido del espacio ni nada parecido, solo que no quería perderme en el camino hacia ese trabajo que tanto me hacía falta.
Había aprovechado el traje de dos piezas que me habían regalado mis padres en tono azul marino de rayas, muy de mujer de oficina y me lo había puesto para dar una buenísima impresión. Cabello recogido en un moño, un bolso de piel sintética con móvil, cartera y un cruasán de emergencia.
Se podía decir que estaba totalmente preparada menos para lo que realmente necesitaba estarlo. Casi no me acordaba de todo lo que había puesto en el currículum maquillado, ni tampoco recordaba la valentía o la falta de interés con la que había mandado mi solicitud.
El plan de obtener el trabajo hacía aguas por todas partes, lo mirara por donde lo mirara. Y más cuando al llegar me quedé atónita.
Casi tartamudeo al encontrarme con un edificio todavía por construir que me da la bienvenida con una corte de sonidos de martillo y de máquinas de las que no podría decir el nombre.
Sin lugar a dudas, aquel era el esqueleto del Museo que se iba a inaugurar y en el que iban a estar expuestas todas las obras de Máximo Labrador. Inventariadas y catalogadas por mí, esperaba.
—Ya has llegado hasta aquí —me dije no muy convencida—. Atraviesa la última pared.
Sin embargo, por mucho que intentara convencerme, aquello no dejaba de olerme mal. Será por el negativismo en el que había caído con ganas, pero la verdad era que no podía imaginarme lo que encontraría dentro. Tal vez una carcasa de paredes sin ventanas ni puertas o un grupo de hombres a torso descubierto tomándose su descanso de las once y media para tomarse una coca light.
<<Deja de imaginarte cosas, Desi>> pensé al recordar ese anuncio sexista de los noventa. Cuadré los hombros y accedí por la entrada más grande, la que me parecía que era la puerta principal.
Casi desfallezco al notar una espesa manta de polvo suspendido en el ambiente que se me metía en los pulmones y me dejaba sin aliento. Tosí con ganas, me lagrimearon los ojos y tuve que doblarme por la mitad mientras luchaba por sobrevivir.
Al sonido de mi carraspera apareció uno de los operarios.
—Señora, ¿qué hace usted aquí? —Para entonces la sinfonía de la obra había parado.
—¿Cómo que qué hago? —Volví a toser con ganas, dejando parte de los pulmones en el proceso—. No me llame señora.
—¿Qué? —Entonces me di cuenta de que él llevaba una mascarilla para protegerse.
—¡Que no me llame señora!
—Usted no puede estar aquí —me dijo el operario sin quitarme el ojo de encima.
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LA MUSA INEFABLE || ONC 2022
Ficção Geral'La musa' es una pieza que no ha sido vista jamás y se va a exponer después de tres décadas oculta en una colección privada. La obra ha sido buscada y por ella se han ofrecido millones, pero hasta la muerte de su dueño no se había conocido su ubicac...