Es sanguinario. Es violento. La perversidad hecha hombre.
—Llama a Rose. Dile que vaya a mis aposentos antes del ocaso —Las tareas van en aumento en tanto se acerca la Ceremonia de Otoño y el aniversario de su coronación. La vida en el castillo es a penas soportable, pero fuera de él, resulta imposible. Allí, se encontraba rodeado del deber y la obligación.Verx había sido dejada a su cuidado y Jung Kook veía el bienestar de su pueblo como un reto que odiaría perder, no por ser la salvaguarda de la vida de sus súbditos, sino porque no se permitiría saborear la derrota ante nadie. Esa mañana, había regresado de dar una rápida mirada a los restos que quedaron de los traidores cerca del río Calaís. Los restos putrefactos de los vencidos yacen apilados esperando el momento en que sean incinerados. “No los tiren al río. No queremos contaminar el agua con el que se alimenta el reino” había clamado con voz severa y semblante duro.
Y el primer general de su ejército, envió a un escuadrón a recoger e incinerar los cuerpos. Las cenizas se levantaron hacia los cielos, y Jeon rogó por sus almas indignas.
—Majestad... Nadie sabe en dónde se ha metido el bufón desde la mañana. —Jung Kook se quitó en ese instante el gambesón, en tanto estiraba los huesos para descansar de la rígida posición en la que había estado desde hacía dos días, que es lo que tomaba el viaje desde el Castillo Celeste hasta el Río Calaís.
—Estará en el harén, como siempre —responde entre suspiros, mientras con una mano, revuelve su cabello sudado.
—No, majestad. Las concubinas no han sabido nada de él desde que se les asignaron sus tareas del día. —El rey presiona un poco los labios y eso hace al sirviente dar un respingo. Sus ojos tienen un color amable, pero su mirada es filosa y aunque sus ademanes no son precisamente agresivos, algo dentro de las entrañas del sirviente, le hacen apretar los dientes como si fuese a recibir un golpe en cualquier momento—. El consejero solicita humildemente una audiencia con usted, dice que es un asunto de urgencia.
—Dile que le atenderé cuando la primavera llegue.
—Majestad, con todo respeto... Cuando el festival de primavera llegue, usted querrá descansar como todos los años. Y el consejero insiste en que es de vital importancia.
—Entonces hazlo pasar, y si el asunto no es ni tan vital ni tan importante, lo asesinarás en el acto y usarás sus dientes como collar el resto de la temporada.
—Ma...
—Y si no obedeces, yo te asesinaré a ti y usaré los tuyos como pendientes. Hazlo pasar a la sala de audiencias, estaré allí en unos momentos.
Jung Kook se desplaza entre líticos pasillos, buscando con desesperación a su rosa. ¿Cuánto había pasado desde la última vez que sintió que quería poseer algo? Porque eso es lo que le habían instruido, que un rey posee las cosas. Posee un reino, posee tierras, oro, piedras preciosas, posee súbditos y esclavos.
Pero cuando están a solas, no es solo la posesión la que reverbera dentro de sus costillas. Es la curiosidad, es la intriga, es la manera en la que es tratado sin temor, descarado y vil, el bufón se había convertido en la única persona que no lo hacía sentir como un dios o un demonio... Sino como un simple humano.
Y le gustaba saberse de carne entre sus brazos.
Quizá por eso renegaba ante cualquiera que insinuara el peligro que representaba un ser así de ignorante tan cerca del poder político. Pero el poder político en nada tenía que ver con sus deseos, Jung Kook no tenía por qué pedir el permiso de nadie para hacer lo que quisiera, ni con el bufón, ni con el castillo, ni con el reino.
Al no encontrar a su rosa, regresa a la audiencia que dejó pendiente, y la sala se ve sumida en un silencio voraz y amenazador.
14032021 | Love, Sam 🌷
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El bufón busca su cordura © TaeKook
Fanfiction❝Nadie sabe lo que el rey desea y el bufón perderá la cabeza por ello❞ Se ha visto a la maldad sollozar por el amor que le tiene a la noche, y se ha visto también a las aves clavarse a sí mismas en enormes espinas doradas buscando su muerte. Entonce...