Cosiendo las costuras en cada promesa rota

14 4 0
                                    

   Nota: No suelo escribir cosas así, he encontrado un escrito de hace algún tiempo y he decidido volverlo a escribir ya que para el momento, me sentía igual que en este momento. 


   Son casi las nueve. Podría dañar mis órganos, de nuevo, fumando, bebiendo, evitando respirar...pero no me da resultados. Encuentro desagradable el 90% de las cosas a mi alrededor, me como una galleta de chocolate, el chocolate me da alergia, pero tengo otras preocupaciones. El problema yace en que mi corazón está abaleado, mutilado y en vía del desangramiento. De nuevo el balazo en la garganta, ya hay un hueco. 


   Debería explicar cuán sensible soy, no sólo por ser escritor, también otros factores como las experiencias poco agradables - que a veces me he buscado - terminan volviéndote más sensible, aunque uno admita fortaleza, que sí, la hay, pero ante determinadas personas, de resto somos castillos de arena en una inmensa playa llamada vida. 


   Quiero culpar a alguien o a algo, pero no sale otra entidad más que yo. Nunca he creído en el karma, he hecho miles de cosas que no han estado bien, otras que sí, no soy una mala persona, pero tampoco una buena, eso estoy cansado de decirlo. No tengo excusas para los diferentes actos que han herido a personas que en el pasado fueron "algo" para mí. Oh, suena La Dispute. 


   Las catástrofes sentimentales y personales que he vivido desde inicios del 2014 han sido consecuencias de mis actos poco correctos, pero han habido cosas que he recibido sin merecerlas, que no mencionaré por privacidad. No es justo las variadas actitudes poco lógicas que he tenido con gente que ni ha tenido que ver con mis problemas, que se han comido sus problemas un rato por atenderme, pido disculpas, no es correcto que escriba esto y no lo diga, pero es más incorrecto pretender que no ha pasado nada.


   He terminado de aceptar la falsedad de mi sonrisa, la insensibilidad fingida no cabe en este cuerpo sin espacio ni para lunares. Supongo que habrá alguien que sentirá placer por mi perecer, no puedo odiarte, ser que me odia, no tengo ese derecho, para empezar. Esto no es una disculpa para hacerme sentir mejor, es una confesión que he escrito porque tengo una gran soga en mi cuello pálido, no espero redimirme de un día para otro, no creo ni en la redención, sólo en mí mismo y en seguir esta carrera.


    Mi concepto acerca del amor ha variado demasiado en los últimos años, me temo. Me temo mucho más haber perdido el amor sin haberme dado cuenta, es que ahora sólo hay más y más ira, es como cuando tenía doce. Ya no es un tema de convertirme en un personaje de un libro o algo similar, el problema yace en el temblor de mis manos desde hace unas semanas. Ustedes lo llamarán "suciedad", yo lo llamo pensamiento humano. Si pudiera cantar probablemente mi voz sonaría tan quebrada como siempre, con la pequeña diferencia de que ahora sí es en serio. 


   La amistad ha sido algo que he dañado en diferentes ocasiones, con intención y sin intención, lo confieso. En mi propia rareza no he encontrado espacio para nada más que mi confusión, he sacado gente de la nada, me han sacado de la nada, es el círculo de siempre, eso no es raro. Ni la luna tiene tantos secretos como estos dedos temblorosos y desgastados, o puede que sí, pero es mejor que yo escondiéndolos. Muchas cosas y personas me han cambiado, para bien y para mal, he tratado muchísimo en este año de cambiar para bien, aunque bueno, sólo van unas pocas semanas de año, pero en serio, lo he intentado, de verdad. 


     Me desconozco, no sé quién soy, qué pasó con mi viejo yo, qué pasó con la voluntad del pensamiento maligno y confuso, debería alegrarme el sentirme tan humano, tan lleno de sentimientos que son geniales y a la vez desgraciados, pero no, duele como no tienen idea, no, sí la tienen, ustedes lo sintieron mientras yo dormía y reía, cómo quisiera que todo fuera recíproco entre ustedes y mi persona pero no soy mago, mucho menos Dios o el Diablo, soy Julio Carvajal. 



     Para finalizar, sigan en su camino, no se descarrilen por una galleta que sí, puede que valga, pero a la larga te va a generar un dolor de barriga terrible. 


      Julio Carvajal

      27 de enero de 2015

Dualidad AmorosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora