Dualidad Amorosa

Pagando por ser oída en la triste oficina del Doctor Thomson

   

Sombra dentro de sombra. Dinero dentro de mi bolsa. Pago de nuevo para hablar con este hombre que parece entenderme, nunca he sentido que finge. Duele pagar por cigarrillos y por un psicólogo para sentirte menos solo.

El yeso en mi mano en parte es para cubrir mis distintos cortes, auto mutilaciones, al entrar al consultorio de Harold me lo quito, siento esta cosa llamada confianza con él, tenemos meses hablando, me conforta. Me siento, luego me acomodo como siempre, de lado, mirando el asiento. 

- ¿Cómo te has sentido en estos días? Te envié un mensaje de felicitaciones, leí tu libro, es estupendo, Rémy.

- ¿Ha visto Spider-Man 3?- dije rápidamente - Lo dudo, usted es el tipo de persona que sólo ve películas no más jóvenes que Training Day, igual que yo hace un tiempo. En Spider-Man 3 Peter Parker, Spider-Man, es infectado por una vida extraña, que lo invade, le da más poderes, más velocidad, más de lo que siempre quiso, el problema yace en que Peter empieza a cambiar de personalidad, se vuelve agresivo, obstinado, empieza a desviarse progresivamente de su labor como héroe...pero como tiene sus propios poderes no se consume aún, está debatiéndose, la maldad no lo consume aún, digamos que aún conserva su bondad, al final termina deshaciéndose de los poderes "oscuros", así me siento yo. 

Harold se quedó unos segundos pensando.

- Es normal lo que estás sintiendo, eres una artista, te has metido demasiado en tus personajes, lo sabes, lo hablamos en las otras sesiones, debes aprender a poner límites, porque estás dejando que tu personalidad cambie con mucha frecuencia. ¿Sí te llegó mi mensaje?

Sonreí. 

- Me llegó, Harold, no le contesté porque de haberlo hecho le habría pedido que fuera a mi casa y me besara, me sentía muy sola en ese entonces.

 - ¿Cómo te sientes en este momento? 

Vacilé, toqué mi mentón, acaricié mis mutilaciones en recuperación. 

- Me siento cómoda, ¿sabe? Esta es más mi casa que el departamento que pago para tener el montón de papeles en pleno desorden, le pago para que me escuche y me hace bien.

     

 Harold sonreía de vez en cuando, sonrió levemente y siguió analizándome.

       

 - ¿Cómo ha estado tu semana?

- El lunes fui a firmar unos libros, me sorprendió que la gente fuera, total, en estas épocas algunos compran los libros, otros los descargan y ya, menosprecian en parte mi trabajo. El martes - encendí un cigarrillo -  estuve todo el día en casa, Camille, mi gata, me acompañó, vimos algunas películas y nos fuimos a dormir temprano. El miércoles fui a mi curso de dibujo, el jueves estuve en una pequeña conferencia motivacional en una universidad, me sentí bastante cálida a pesar de la ironía de mi presencia, el día de ayer, viernes, supuestamente me iba a ir de copas con unas amigas, incluso dejé a Camile con un amigo, pero nada sucedió, se decidieron ir a casa, luego la aburrida soy yo, terminé comprando vodka y bebiendo sola en casa. En línea general, mi semana ha estado llena de diversidad de actividades, a pesar del fracaso del viernes, claro. 

- ¿Te sentiste bien bebiendo? Hace algún tiempo aseguraste aborrecer el alcohol - anotó algo en su libreta - Todos cambiamos, incluso los que aseguramos tener postura firme, es algo inevitable.

- Bebí, escuché música y me masturbé, luego me fui a bañar. Quería comer algo, puesto que eran las cuatro, pero me dormí, tenía tiempo durmiendo muy poco, usted sabe de mis pesadillas, sentí que realmente dormí.

- En mi opinión está resultado tu cambio de aires, te siento parcialmente diferente, no se cambia de la noche a la mañana, pero vas en buen camino para tu estabilidad emocional.

 Me levanté y toqué su corbata con dos dedos. Él era casado, no me importó acariciar su cabello y darle a entender que mi falda estaba a su disposición. Nunca recibía respuesta, pero su silencio me daba a entender la duda, era incertidumbre, pero sabía que yo estaba en la mente de mi psicólogo más de lo que debería, era suficiente para mí y para mi soledad.

14 - mar - 2015