La travesía de la doncella de vidrio

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   Sus frías manos estaban entrelazadas con las mías, que empezaban a enfriarse.Yo era una jovencita de apenas dieciséis años, él ya era un hombre, él sabía bailar muy bien y yo no. Estábamos en una de las tantas fiestas que organizaba mi padre para presumir su poder y dinero a los que decían ser sus amigos. El hombre con el cual había bailado ya se había retirado, volví a donde estaba mi madre. La voz de mi madre no era la de siempre, de hecho, se estaba silenciando poco a poco, los invitados ya no estaban, tampoco mis padres...estaba sola en aquel salón enorme, en donde podía ver la espalda del hombre con quien había bailado hace unos instantes caminando despacio y alejándose de mi vista. Una fuerza o quizás un ente me empujó hacia su búsqueda. 


   Ya estaba fuera de la casa en donde había nacido, podía observar la oscuridad y sentir el horrible frío de aquella noche. Mi vestido no me dejaba caminar cómodamente, así que lo corté con mis manos considerablemente, así podría caminar con más fluidez. 


    Me sentía observada mientras me internaba en el bosque. ¿Acaso alguna bestia me quitaría la vida que recién estaba disfrutando? ¿Acaso sería asesinada mientras buscaba al hombre que me había interesado? 


    Miré hacia atrás y no encontré nada más que árboles. Volví a mirar hacia el frente y me encontré con un cuerpo desnudo: el del hombre que me había interesado. Estaba inerte, no podía mover ningún músculo, en cambio él sí...colocó sus manos en mi rubio cabello y lo acarició suavemente mientras reía. Él hablaba, decía algo que yo me negaba a escuchar porque estaba distraída con sus labios y con sus enormes ojos que me habían penetrado por completo. 


    Cuando volví en mí estaba mirando un lago con aquel hombre cuyo nombre aún no sabía. Intenté hablar, pero no podía, sólo podía besarlo y acariciarlo. Sus manos estaban cálidas, su cuerpo seguía desnudo, la belleza era única...nunca había visto a un hombre tan hombre como él. Sin previo aviso, me cargó. No me consideraba una doncella hasta que él me tenía en sus brazos desnudos. Me llevó al lago. Él estaba ahogándome, pero no quería resistirme, quería morir por sus manos grandes que parecían las de un demonio vestido de un ángel. Veía su rostro borroso. Dejé de verlo. La oscuridad invadió mi ser y todo acabó. 


    Este es un mísero relato de un sueño que tuve hace unos días, pero que ahora no lo creo tan alejado de la realidad puesto que estoy bailando con ese mismo hombre que me mató.


8 - ago - 2014

Dualidad AmorosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora