VII

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Al salir de la institución me topé de cara con Chloe, que me había llamado hace escasos minutos solo para hacerse la indignada en la llamada, ya que no le respondí.

Sonreí y corrí a abrazarla, ya que hacía casi un año que no la veía.
Mientras caminábamos hacia un café, me iba contando todo lo que le había pasado en el tiempo que no hablamos.
Ya que hacía semanas que no le hablaba por mi saturación, aparte de la terrible ansiedad que me daba que me hablaran todos los días.

Cuando entramos allí vi que ya había alguien conocido en la mesa, y me extrañé. Siempre conseguía toparme con el mismo chico del collar. Sin embargo, me sorprendí al ver que saludó a Chloe y con un gesto nos indicó que nos sentáramos. Después de todo, no lo había visto hasta que se topó conmigo y me lo comencé a cruzar por todas partes, y no me quejaba. Fue muy amable de su parte devolverme el dije, que era bastante caro. Aparte, tenía una linda sonrisa y aquello me comenzaba a dar pequeñas corrientes por todo el cuerpo.

-¿Ab? ¿Te encuentras bien?- oí de repente.

Miré hacia el frente y me topé con la sonrisa preocupada de Chloe, y con la mueca divertida del chico del collar.

- Yo estoy bien,¿Estáis vosotros bien?- el chico agrandó su sonrisa, mientras Chloe sonreía levemente por mi torpeza. Ya habían comenzado por esa parte. -Digo, claro que estáis bien. Aparte eso ya os lo habéis preguntado.-

Después de eso ella reanudó otra vez la charla que había comenzado con el misterioso chico del collar. Y volví de nuevo a mi mundo.

Minutos después vino un camarero a tomarnos la orden, y después de ello Chloe me convenció de incorporarme a la animada charla que tenían entre ellos.
Pero seguía sin prestarles atención, mi amiga no me había presentado, y tampoco escuché que me dijera el nombre del chico. ¿Por qué?

Al final si no me lo presenta se quedará como el chico collar. No es como si quisiera saber su nombre. Solo me daba curiosidad y eso es bueno, ¿No?

Volví a conectar con el mundo cuando me trajeron mi delicioso bombón. Lo miré fijamente y esperé impaciente a que alguno de ellos comenzara con lo que había pedido.
Ya estaba acostumbrada a tener que esperar que la gente comenzara, ya que a mi padre le molestaba mucho que comenzáramos antes que el.

Y cuando ya iba a poder comenzar a beber mi preciada delicia, ya que Chloe casi que iba a beber, la llaman por teléfono y se levanta de sopetón. Se disculpó y salió por la puerta, ya que parecía una llamada importante.
Me giré hacia el chico y nerviosa intenté comenzar una conversación, aunque él se adelantó.

-Bueno, Alba- ¿Por qué mi nombre suena tan bonito en su voz?- quería preguntarte algo.-

No dije nada, haciéndole saber así que lo escuchaba.

-Yo sé tu nombre.- oh no- ¿Te sabes tú el mio?-

Y ahí fue cuando mi mente se puso totalmente en blanco. ¿Cómo hago ahora? Y se me ocurrió una brillante idea.

-¿Sabes? Creo que me apetece muchísimo ir al Starbucks. Ya sabes seguir hablando y tal. Nos pedimos un café, y yo invito-

-Es una muy buena idea la verdad, no se me había ocurrido.- y cuando ya vi la victoria, y que comenzaba a salirme de esta. Me caí - que mal que ya hayamos pedido aquí un café, que no estemos en Valencia, si no en un pueblo y que aquí no pongan los nombres en los vasos.- dijo divertido.

Me quise morir de vergüenza.

-¿El nombre? Pff, claro que no. ¿Ponen el nombre en el vaso? Que tecnología más avanzada.-

Y después de decir eso, comenzó a reírse. Y juro, que nunca había escuchado una carcajada más bonita que la suya. Era suave, pero se escuchaba perfectamente. Y su voz, que era grave pero sin pasarse, lo hacía hermoso.

Sin pensarlo deje escapar una sonrisa, y por un momento, me pareció ver un brillo especial en sus ojos.

Después de unos segundos, llegó de nuevo Chloe. Y un rato más tarde, el chico del collar se tuvo que ir. No sin antes dedicarme una pequeña sonrisa solo mirándome a mi.

Y me sentí especial.

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