Bad Liar [Gavin x RK900]

11. 🔴

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Tiene que ser una broma...
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Lugar: Parque Central.
Hora: 12:45 m.d.

Ya ni una puta hamburguesa extra grande con doble carne y extra queso me sabía igual. Vamos, que ni siquiera el café de la mañana pude disfrutar.

Y eso ya es demasiado.

Empezando porque no recuerdo nada de lo que sucedió luego de la fiesta. ¿Quién me trajo? ¿Acaso fue Tina nuevamente? ¿Por qué tengo marcas de espinas en todas partes? ¿Por qué me duele tanto la cabeza? ¿Bebí demasiado? ¿Hice alguna estupidez?

Suspiré y miré el cielo horriblemente despejado. Mordisqueé la pajilla y bebí un poco de la soda mientras pensaba en qué maldita excusa darle al imbécil de Jeffrey mañana.

¿Le digo que me atropellaron? Faltas no me ganan, pero que puto fastidio.

¿Que estoy enfermo? No, esa ya no se la traga.

¿Que murió un familiar? No, él sabe que en lugar de un funeral haría una fiesta.

Chasqueé la lengua y me estiré un poco para luego despegar la vista del cielo y dirigirla a mi alrededor, cayendo en cuenta de que el lugar antes tranquilo en el que me encontraba, ahora estaba repleto de mocosos cara mierda.

—Ah... ¿Dónde está el coco cuando lo necesitas? —murmuré— Si tan sólo hubiese uno cerca, hasta lo ayudo a desaparecer a unos cuantos críos.

Mientras maldecía la existencia de esos mocosos, recibí otra llamada del estúpido androide.

Genial, mi día no puede ir mejor.

—¿Qué carajos quieres? —inquirí.

—Detective, ¿se encuentra bien? Llevo intentando comunicarme con usted desde las nueve de la mañana —habló con su típica seriedad.

—Oh, ¿de verdad? Vaya, pensaba que las treinta y cinco llamadas perdidas era un fallo de mi móvil.

—Señor, ¿por qué no se ha presentado?

—¿Y a ti qué mierda te impo...

Dejé las palabras en el aire al sentir un golpe o más bien un balonazo en mi nuca.

—¡Disculpe señor! ¿Podría pasarnos el balón?

En ese momento sentí como la vena en mi garganta estaba a punto de estallar.

—¿Detective?

La voz del androide, la del mocoso y el ador en mi nuca, sumado a que me eché encima la soda que tenía en la mano, fueron suficientes como para hacerme estallar.

—¡¡¡Maldito crío de mierda!!! ¿¡Por qué carajos no tienes más cuidado!?

Diez minutos después...

—Disculpe señora, mi hermano es un estúpido e infantil bueno para nada. Tiene problemas mentales, ¿sabe? —murmuró Tina, quien vino cuando la madre del crío llamó a la policía.

¿Disculpa?

¿Problemas mentales?

Miré a mi estúpida amiga y fruncí el ceño, pero ella me dio un codazo en el estómago que me dejó sin aire.

—Hija de... —me llevé las manos al estómago y traté de recuperar el aliento.

—Le prometo que tendré más cuidado señora. Reciba mis disculpas —se inclinó y me obligó a hacerlo también.