Capitulo 2

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El señor Stark fue uno de los primeros en presentar sus respetos al señor Barnes Siempre tuvo la intención de visitarlo, aunque, al final, siempre le aseguraba a su esposa que no lo haría; y hasta la tarde después de su visita, su mujer no se enteró de nada. La cosa se llegó a saber de la siguiente manera: observando el señor Stark cómo su hija se colocaba un sombrero, dijo:

Espero que al señor Barnes le guste, Tony.

—¿Cómo podemos saber qué le gusta al señor Barnes?—dijo su esposa resentida— ¿Si todavía no hemos ido a visitarlo?

Olvidas, mamá —dijo Anthony— que lo veremos en las fiestas, y que la señora Ross ha prometido presentárnoslo. —

No creo que la señora Ross haga semejante cosa. Ella tiene dos sobrinas en quienes pensar; es egoísta e hipócrita y no merece mi confianza. —

Ni la mía tampoco —dijo el señor Stark— y me alegro de saber que no dependes de sus servicios.—

La señora Stark no se dignó contestar; pero incapaz de contenerse empezó a reprender a una de sus hijos.

—¡Por el amor de Dios, Clint no sigas tosiendo así! Ten compasión de mis nervios. Me los estás destrozando.

Clint no es nada discreto tosiendo —dijo su padre—. Siempre lo hace en momento inoportuno. —

A mí no me divierte toser —replicó Clint quejándose.

—¿Cuándo es tu próximo baile, Tony? —

De mañana en quince días.

Sí, así es —exclamó la madre—. Y la señora Ross no volverá hasta un día antes; así que le será imposible presentarnos al señor Barnes, porque todavía no le conocerá. —

Entonces, señora Stark, puedes tomarle la delantera a tu amiga y presentárselo tú a ella. —

Imposible, Howard, imposible, cuando yo tampoco le conozco. ¿Por qué te burlas? —

Celebro tu discreción. Una amistad de quince días es verdaderamente muy poco. En realidad, al cabo de sólo dos semanas no se puede saber muy bien qué clase de hombre es. Pero si no nos arriesgamos nosotros, lo harán otros. Al fin y al cabo, la señora Ross y sus sobrinas pueden esperar a que se les presente su oportunidad; pero, no obstante, como creerá que es un acto de delicadeza por su parte el declinar la atención, seré yo el que se lo presente. —

Las muchachas miraron a su padre fijamente. La señora Stark se limitó a decir:

—¡Tonterías, tonterías! —

—¿Qué significa esa enfática exclamación? —preguntó el señor Stark—. ¿Consideras las fórmulas de presentación como tonterías, con la importancia que tienen? No estoy de acuerdo contigo en eso. ¿Qué dices tú, Gregory? Que yo sé que eres un joven muy reflexivo, y que lees grandes libros y los resumes. —

Gregory quiso decir algo sensato, pero no supo cómo.

Mientras Gregory aclara sus ideas—continuó él—Volvamos al señor Barnes—

—¡Estoy harta del señor Barnes! —gritó su esposa.

—Siento mucho oír eso; ¿por qué no me lo dijiste antes? Si lo hubiese sabido esta mañana, no habría ido a su casa. ¡Mala suerte! Pero como ya le he visitado, no podemos renunciar a su amistad ahora. —

El asombro de las señoras fue precisamente el que él deseaba; quizás el de la señora Stark sobrepasara al resto; aunque una vez acabado el alboroto que produjo la alegría, declaró que en el fondo era lo que ella siempre había figurado.

—¡Mi querido Howard, que bueno eres! Pero sabía que al final te convencería. Estaba segura de que quieres lo bastante a tus hijos como para no descuidar este asunto. ¡Qué contenta estoy! ¡Y qué broma tan graciosa, que hayas ido esta mañana y no nos hayas dicho nada hasta ahora! —

—Ahora, Clint, ya puedes toser cuanto quieras —dijo el señor Stark; y salió del cuarto fatigado por el entusiasmo de su mujer. —

—¡Qué padre más excelente tenéis, hijos! —dijo ella una vez cerrada la puerta—. No sé cómo podréis agradecerle alguna vez su amabilidad, ni yo tampoco, en lo que a esto se refiere, a estas alturas, les aseguro que no es agradable hacer nuevas amistades todos los días pero por vosotros haríamos cualquier cosa Scott, cariño, aunque eres el más joven, apostaría a que el señor Barnes bailará contigo en el próximo baile. —

Estoy tranquilo —dijo Scott firmemente— Porque aunque soy el más joven, soy el a más alto. —

El resto de la tarde se lo pasaron haciendo conjeturas sobre si el señor Barnes devolvería pronto su visita al señor Stark, y determinando cuándo podrían invitarle a cenar.

Orgullo y Prejuicio -StonyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora