- ¡Vamos, vamos! - Gritó la Dra. Noceda abriéndose paso junto a la camilla - ¡Estabilícenlo y necesita una radiografía de tórax para la operación!
- Entendido doctora - La auxiliar se puso en marcha de inmediato.
- ¡Doctora!, ¿Está herida? - Pregunto una de las enfermeras preocupada.
- Estoy bien.
- Pero está cubierta de sangre - Insistió.
- Es del paciente - Reiteró la doctora.
Luz se lavó lo mejor que pudo con el fin de quitar los restos de sangre para luego correr a su oficina y cambiar su ropa manchada por un uniforme limpio antes de volver a la sala de cirugía.
- ¡Doctora aquí está la placa del paciente! - La abordó la auxiliar tan pronto volvió.
- Gracias pero, ¿Por qué me la entregas a mi y no al médico de guardia?
- Pensamos que usted haría la cirugía doctora, los demás cirujanos están ocupados - Respondió la interna con cara de preocupación - ¿Puede hacerla?
- Ehm...
Por un momento la castaña dudó, fue hasta la puerta de la sala para observar por la pequeña ventanilla que Amity se encontraba sentada jugueteando alegremente con su teléfono.
- Muy bien la haré yo - Dijo finalmente ya que era una situación de vida o muerte - ¡Prepárenlo!
- ¡Entendido! - Respondió la auxiliar.
Entraron al quirófano aproximadamente a las 6 de la tarde. El caso era complejo incluso para una cirujana tan experimentada como Luz. El desgarro de una arteria principal que causaba la hemorragia masiva era la mayor preocupación de la cardióloga. Con gran pericia y un poco de suerte fue capaz de hallar sin mucho problema el lugar exacto del corte y suturarlo cuanto antes.
-Pinzas- Pidió la morena a sus asistentes. Su mirada estaba llena de determinación, dispuesta a salvar a aquel hombre.
Reparado el daño principal y estabilizado el paciente, la galeno pudo relajarse y dedicarse a curar las demás heridas de la zona una por una hasta que logró que ese agujero en el pecho de su paciente pasara a ser sólo una gran cicatriz.
- Hemos terminado - Soltó los instrumentos en la bandeja y se alejo para retirar sus guantes - Llévenlo a la sala de recuperación de cuidados intensivos.
- Si doctora - Asintieron sus asistente.
"Un caso de emergencia en mi día libre, que suerte la mía"
Salió de la sala de operación quitando su bata y su gorro dejándolos a un lado. Levanto la mirada y sintió un mini infarto al darse cuenta que el reloj en la pared marcaba la media noche.
"¡Mierda, Amity!"
Fue hacia la sala de espera tan rápido como sus piernas se lo permitieron. Cuando llegó agitada por el esfuerzo que acaba de hacer, no logró divisar a la joven, pero conforme se acercó a la hilera de asientos, una pequeña sonrisa se dibujo en su rostro al verla plácidamente dormida en el mismo lugar.
- Ja... - Bufó agachándose para ponerse más a su nivel - Por un momento pensé que te habías ido sin mí - Murmuró con una sonrisa y con una cálida mirada mientras retiraba un mechón de su cara. Sí, en definitiva, Amity era completamente diferente al resto de las mujeres que había conocido. Sabía que cualquiera en esa situación ya se habría marchado o incluso nunca se subirían a esa ambulancia en primer lugar.
Con mucho cuidado de no despertarla la tomó entre sus brazos para levantarla. La peli-violeta parecía tener un sueño sumamente pesado pues su única reacción fue suspirar profundamente, lo cual generó cierta ternura en la galeno quien no pudo evitar sonreír.
Avanzando por los solitarios pasillos del hospital, la cirujana terminó entrando en un pequeño cuarto con la chica, sin percatarse que a lo lejos alguien la estaba observando.
A la mañana siguiente, el brillo de los rayos del sol poco a poco fueron invadiendo la habitación haciendo que la peli-violeta entreabriera los ojos pesadamente. Movió su mano somnolienta topándose con un suave montículo bajo su palma, esa extraña sensación de tacto la obligó a abrir los ojos por completo. Lo primero que vio fue la cara de aquella castaña a su lado profundamente dormida, luego bajo la mirada y se dio cuenta que la había estado abrazando sin darse cuenta.
Del susto y la vergüenza se incorporó con tal brusquedad que despertó a la doctora. Tomó la sabana y sin saber muy bien porque, se cubrió con ella.
- ¿Uhm? - Parpadeó la cardióloga - Te levantaste temprano - Dijo con un bostezo - ¿Qué tal estuvo?, ¿Dormiste bien? - Preguntó mientras se estiraba - Estabas inconsciente
- ¿D-dónde estamos exactamente? - Tartamudeo completamente sonrojada la chica - Y... ¿Qué pasó anoche?, ¿Por qué estamos... - Desvió la mirada sin terminar la frase.
- Ah, estamos en la sala de doctores - Respondió la doctora de manera serena - Disculpa, no pensé que tendría que operar yo, la cirugía se demoró mucho y cuando salí estabas dormida y ya era muy tarde para llevarte a casa, así que dejé que te quedaras aquí.
- Ah... Así que, entonces... N-nosotras no... - Amity no encontraba las palabras, en ese momento, la vergüenza se apoderaba de ella.- ¿No hicimos nada anoche, verdad? - Finalmente preguntó la joven sin hacer contacto visual.
- ¿Eh? - Luz ladeo la cabeza - ¿Hicimos?, ¿Hicimos qué?
La peli-violeta se removió incomoda y avergonzada.
- Ah... - Por fin entendió a que se refería la chica - No me digas que... ¡Pffftt! JAJAJA - Soltó una sonora carcajada - ¿Realmente pensaste que iba a violarte mientras dormías? .
Amity frunció el ceño aun colorada. No le gustaba ser motivo de burla, y menos de Luz.
- Bueno, si no lo hiciste no lo hiciste, como sea... - Dijo tratando de restarle importancia pero se notaba un tanto indignada - ¡¿Cómo se supone que iba saberlo?! ¡Estabas literalmente durmiendo a mi lado cuando desperté!
Lo que sucedió después tomó por sorpresa a la joven. Luz en un repentino impulso la había acorralado contra la pared que estaba pegada a la cama. Cuando Amity se dio cuenta de que había pasado ya se encontraba atrapada entre la pared y el cuerpo de Luz
- Escucha chiquilla, yo no siento la necesidad de tomar ventaja de una niña, y mucho menos de forzar a alguien.-Dijo la morena mientras la veía intensamente y el espacio entre ellas se iba reduciendo.
La repentina cercanía de la morena desarmo por completo a Amity quien se encontraba hipnotizada por esos intensos ojos chocolate.
- Sólo hago esas cosas luego de obtener total permiso - Susurró acortando cada vez más la distancia entre sus rostros - A eso se le llama "consentimiento"... Una vez que eso esta fuera del camino, entonces la verdadera diversión comienza.
Tomó el mentón de la joven de forma delicada y ésta tragó saliva.
- Además, ¿Quién querría estar con alguien que está inmóvil? - Dejó sus labios a centímetros de la menor - ¿Lo captas? - Bajo la mirada y la ancló en los carnosos labios de Amity.
La distancia entre sus bocas era casi inexistente.
Sintió a la joven estremecerse un poco y sonrió de lado para separarse abruptamente de ella.
- ¡Muy bien! , ahora iré a darme una ducha rápida - Dijo levantándose de la cama - Luego la damita podrá ir casa, ¿Te parece? - Sonrió burlona.
La joven no respondió, solo se quedó sentada asimilando lo que acababa de pasar, recordando esa mirada tan intensa de la morena y lo cerca que quedaron sus bocas. Estaba sonrojada y sentía cosquillas en los labios al pensar en que estuvo tan cerca de ser besada por Luz.
"¡Mierda! En esa fracción de segundo, cuando nuestros labios estaban a punto de tocarse...Estoy bastante segura de que mi corazón latía como loco..."
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Pulse (Lumity)
Teen FictionLa Dra. Luz Noceda es una renombrada cardióloga, aunque es joven se ha ganado la reputación de ser una de las mejores en su campo, sin embargo esa no es la única reputación que la precede, tiene la fama de ser fría y no atarse a ninguna relación ser...