Capítulo seis

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Aún seguía despierto, dudaba que esa noche se me hiciera fácil dormir, prometí que no le daría muchas vueltas al asunto y me quedaría dormido.

Claro.

¿Cómo se dormía luego de lo que pasó? No podía. Tenía pensamientos reiterativos que me impedían dormir, mi mente no estaba en paz y para ser sincero, aunque me obligara, yo tampoco lo estaba.

Quería hablar con alguien, contar lo que había pasado. Quizá la palabra de alguien más lograría apaciguar la inquietud.

Tomé mi teléfono y visualicé la hora, ya eran pasada las dos de la madrugada, seguramente Jimin y mi mamá ya estaban dormidos, sería impertinente de mi parte marcarles a esa hora.

Solté un suspiro y me refregué la cara con frustración. Estaba agotado pero aún así no lograba dormir.

Volví a tomar mi teléfono y terminé repitiendo el metraje que había estado viendo desde antes. Ese que se había convertido en mí vídeo preferido...

—Amo ese vídeo.

Me sobresalté al escuchar aquello. Tenía un toque de frialdad, estaba más ronca de lo usual.

No me sobresalto el hecho de escucharla, lo que lo hizo fue lo cerca que estaba. No fue al otro lado de la puerta, fue dentro de la habitación, a pocos centímetros de mí cama. ¡Ni siquiera noté cuando había ingresado y colocado a unos pocos centímetros de mí!

Era audaz y sigiloso tenía que admitirlo.

Lo miré y tragué saliva. Su rostro impasible, totalmente neutro y sus manos en los bolsillos de su suéter, por alguna razón me inquieto.

Se estiró para tomar mi teléfono que había caído a un lado de mí en la cama.

Tomé impulso sentandome.

Le dí una mirada que ignoró viendo lo mismo que yo había estado viendo.

Me incliné y le arrebaté el teléfono dándole una mirada de desagrado.

—¿Cómo entraste? —confronté.

Él me miró arrugando la nariz. Lo conocía bien, hacía ese gesto cuando sonreía.

Se estaba burlando.

—Salí al balcón a tomar aire y vi que tu puerta estaba abierta —explicó señalando por sobre su hombro la puerta del balcón.

Teníamos un balcón compartido, era fácil pasar de una habitación a otra por este lugar, básicamente era otro corredor al aire libre que conectaba su habitación con la mía. Yo no acostumbraba a cerrar las puertas del balcón con pestillo, contando que el mismo se encontraba descompuesto.

Lo miré entre indignado y sorprendido.

Ignoró mi expresión pasando a quitarse su suéter negro y quedando con una camiseta gris, se sentó aun lado de mí en la cama y lo ví de reojo, en su mirada había un brillo de inquietud, todo rastro de diversión pareció desaparecer.

—Ahora sí... ¿Conversamos?

Solté un suspiro.

Y para eso me preparé. Creí que lo haríamos, que me atacaría con preguntas, pero no. Ni una sola pregunta fue formulada por sus labios, tampoco tuve derecho a reacción él se había inclinado cortando distancia, haciendo que mi respiración se pausara cuando descaradamente acarició mis labios con los suyos.

Podía sentir su respiración mezclarse con la mía que de pronto se había agitado por su cercanía, llevó su mano hasta dejarla en mi mejilla y con su pulgar dio leves caricias antes de atraerme y unir nuestros labios en un beso inocente.

Ignore! Ignore! I Do Not Want To Talk↝ κοοκταεDonde viven las historias. Descúbrelo ahora