𝐉𝐖┊Los rumores dicen que el peor error que un fan puede cometer es enamorarse del artista que admira, sin embargo Amin no es una fan y mucho menos la fan de Yang Jungwon.
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━━ Completa. Extensión: Introducción + 20 capítulos + Epílogo.
━━ Se pro...
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Eran la once de la mañana estábamos en verano por lo que el clima era caliente, muy insoportable, las clases estaban dándose a como de costumbre en cada salón, así que en los pasillos había mucho silencio. Se suponía que ningún estudiante debía estar fuera de su salón en ese momento, sin embargo yo estaba afuera de mi salón, sentada en el sillón verde dentro de la oficina de la maestra encargada de mi curso, totalmente fastidiada y aburrida. Sin olvidar mi gran odio por el calor que se podía sentir desde donde yo estaba ya que los rayos del sol entraban a toda la habitación.
—¿Podría cerrar la cortina? —le pregunté a la maestra Choi, quien tenía la mirada fija en su computador.
—¿Le disgusta el sol? —cuestionó arqueando una ceja sin apartar la vista de la computadora.
—Así es, ¿a usted no?
Ella no respondió, solo señalo la cortina indicándome que podía cerrarla.
Me levante de mi asiento y me dirigí a la ventana. Y justo cuando estaba por cerrar la cortina, divisé a un grupo de estudiantes que estaban cerca de donde se dejaba la basura de la escuela. Eran seis; uno estaba tirado en el suelo, adolorido y los otros cinco estaban de pie, riéndose y contando el dinero que le acababan de quitar a ese pobre chico.
No reconocí a la víctima, pero si reconocí a uno de los agresores, Park Jeongwoo.
No dudé en sacar mi telefono y tomarles unas cuantas fotos.
—¿Hay algo más interesante ahí afuera, señorita Suh? —preguntó la maestra al escuchar el sonido de las fotos.
—No, nada.
Cerré la cortina y regresé a mi asiento.
No era la primera vez que estaba en la oficina de la maestra Choi y tampoco iba a ser la última. Por lo general, iba debido a la llegada de un nuevo estudiante o la entrega de un examen, pero en esos últimos meses había sido solo por cosas estúpidos o alguna queja de alguien.
—Entonces... —apartó la mirada de la computadora y la fijó en mí, se veía decepcionada—, ¿otro castigo?
No dije nada, no tenía nada para decir. A pesar de si tener culpa, no significaba que la otra persona no había hecho nada malo.
—Amin, es la segunda vez en esta semana y es la décima en el mes. ¿Qué es lo que te está sucediendo? Eres la presidenta de tu curso y la que mejores calificaciones tiene, sin embargo tu comportamiento no está siendo el más ideal en estos días.
Odiaba tanto que me repitieran eso cada vez que iba a la oficina de algún maestro de la escuela.
—Ahora dime, ¿Por qué atacó a su compañera?
—Yo no la ataque, solo me defendí —confesé sin ánimo.
—¿No la atacó? —asentí—. Sin embargo es ella quien está en la enfermería y es usted quien esta en mi oficina.