Capítulo 2

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꧁Razorblade Romance꧂

Capítulo 2

Pretendig

El clima nublado inglés le agradaba a Willow Park, amaba deambular entre la niebla del amanecer con pasos tranquilos de una de las muchas propiedades que poseía su esposa.

Desde que se habían casado, unos años atrás, se había enamorado más de la tierra natal de su esposa que de ésta misma.

Odiaba reconocerlo, pero estaba muy distante de sentir amor por ella...

O por nadie en realidad...

Desde que la morena que más había amado en toda su existencia se había llevado hasta la última gota de su alma, Willow Park había dejado de sentir amor. Todo lo más, una necesidad de compañía que la mantenía atada de pies, manos y amordazada dentro del lujoso clóset de su dulce mujer, en un lugar cómodo y cálido entre sus bragas elegantes y sus sostenes lujosos.

Boscha Park, quién había renunciado a sus títulos de noble para vivir una opulenta vida de multimillonaria, había heredado una de las fortunas más impresionantes de toda la pérfida Albión, y se había entregado a una vida hedonista, sibarita y llena de excesos en la que imperaba la lujuria y fidelidad hacia sí misma y hacia su cautiva esposa, Willow Park.

Grilletes de plata, mordazas de billetes y un dildo de oro con el nombre de Boscha grabado clavado en el sexo.

Willow se sentía prisionera. Pero, en su mansa melancolía había una chispa de júbilo y dulzura de felicidad por el tormento. Boscha se desvivía por agradarle y le había dado todo cuanto hubiese soñado y aún lo que no.

Tenía que sincerarse consigo misma y aceptar su realidad, su vida era así.

Poseía, en la mansión que hoy ocupa, un Garage donde había la modesta cantidad de una media docena de autos de carreras, cuatro de lujo y cinco motocicletas, todos de marca y renombre tan variados que aburriría al lector tal catálogo.

Aquellas extravagancias, así como la fijación insana de Boscha de mandarle diseñar trajes finos de diseñador a la medida y de tenerla lo mejor asistida en moda como estilo, era lo que a Willow le daba cierta ternura.

Era claro que Boscha no sabía, de bien a bien cómo ser una mujer para ella, así que se lo sobrecompensaba como seguramente sus padres le habían compensado todo cuando era una niña pequeña.

Con cosas materiales y dinero.

Más que eso, la mujer de cabellos rosáceos, tan seria en apariencia, feroz e implacablemente fría en su trato, y de elegantes maneras en sociedad era toda una fiera con ella cuando se quedaban a solas en la soledad sombría de su recámara nupcial.

Willow tenía que pretender que disfrutaba de aquellas sesiones de amor, aunque notaba que sólo Boscha solía tener orgasmos en sus noches de amor fingido. Aún así, era toda una experta en el arte de amar de tal modo que Boscha siempre solía quedarse inconciente extenuada antes que ella satisfecha al grado de no importarle nada más.

Era entonces cuando reflexionaba, embebida en las sombras, con el antebrazo bajo su cabeza, recostada junto a su durmiente esposa y mirando al techo, pálida, muda y melancólica, como un cadáver prevaleciendo siempre en desesperación...

¿Como habría sido su vida si Luz se hubiese divorciado de Amity y la hubiese preferido a ella?

Las noches de amor, salvajismo y ternura que compartió con Noceda la enervaban al grado mismo de dejarla tan caliente que tenía que despertar a su mujer y volcar en el rosado cuerpo de su amodorrada esposa la lujuria que el recuerdo de aquel cuerpo fuerte, marcado, sensual y moreno despertaba en su sexo.

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