Oasis [Pausa de temporada] oasis volverá pronto.

Capítulo 11

Lunes, 18 de marzo del 2013.

Incomoda, llevé mi cuchara a la boca. Mi madre estaba frente a mi mientras comida y revisaba su teléfono.

— ¿Cómo te ha ido en la clases?

—Bien, madre.

Me miró y luego volvió a mirar su móvil.

—Muy bien. Sigue así.

No dije nada y decidí terminar de comer rápidamente y volver a mi habitación. Lavé mi plato y me despedí de mi madre, cerré mi puerta y Hedwig aleteó, lo miré y levanté mi brazo para que se pasara. Lo hizo y esta vez no me clavó el brazo.

—Estoy orgullosa, Hedwig—acaricié su cabeza y ella me miró, parpadeó y miró al frente y luego voló a su rincón.

Busqué a chimuelo con la mirada y no encontré, como siempre. Suspiré sin ánimos y de pronto comencé a escuchar ruido de la planta de abajo, fruncí el ceño y por curiosidad abrí la puerta y bajé.

— ¡No, no quiero saber de ti! ¡Tú nos dejaste! —chilló mi madre con rabia, me acerqué asustada y la observé—. ¡No eres nada para mí, no me importa lo que te pase! ¡No volverás a esta casa, ni Maxine ni yo te necesitamos!

Temblé.

Corrí hacia ella e intenté arrebatarle el celular. Mi madre frunció el ceño mientras me miraba y me apartaba a empujones.

— ¡Dámelo! ¡Quiero hablar con él! ¡Edward! —Logré quitarle el celular y rápidamente me lo llevé a la oreja—. ¡Yo si quiero hablarte! ¡Edward!

— ¡Dámelo, Maxine!

Comencé a correr lejos de ella.

—Maxine—pude escuchar su voz y casi caigo en lágrimas. Había pasado tanto tiempo sin oírlo—. ¿Estás bien, hermanita?

— ¡Maxine!

— ¡Te quiero ver, Edward! ¡Te extraño! —salí al patio y mi madre caminó enojada hacia mí, gritándome. Yo la esquivaba y seguía intentando hablar con él—. Te quiero mucho...

—Yo también, y oye, recibí tu cuadro, linda, es por eso que estoy intentando ir pero ya ves como es mamá—suspiró—. me encantaría seguir hablando contigo, pero dale el móvil a mamá. Está muy exaltada.

—Sí, pero-

Mi madre logró alcanzarme y me abofeteó. Chillé y ella me arrebató el celular, colgó y me miró.

— ¡¿Cómo puedes hacerme esto?! ¡Él nos abandonó, se fue a vivir con tu padre y esa mujer!

— ¡No es verdad, él está en Londres! —Grité entre lágrimas, enojada—. ¡Y si así fuera no tienes nada que criticarle! ¡Fue por tu culpa! ¡Tú lo alejaste! ¡Te odio! —la esquivé y caminé hacia dentro de la casa.