Capítulo 1

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No sabía dónde estaba mi gato

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No sabía dónde estaba mi gato.

—Chimuelo... ven aquí, niñito—chisté mientras caminaba por mi habitación.

¿Dónde estaba?

Gruñí cuando observé la hora, faltaba poco para poder volver a ir a la escuela y, por culpa de Chimuelo, estaba llegando reverendamente tarde.

Este día no podía ser peor.

Sonó un trueno. Observé por la ventana que ya comenzaba a llover.

—Genial—Suspiré—. Chimuelo, si me escuchas, quiero que sepas que hoy no hay galletas de pez para ti.

Salí de mi habitación y corrí escaleras abajo y tomé mis galletas, mamá ya se había ido al trabajo. Eso, gracias a la santa comida, significaba que podía tener galletas de desayuno.

Eso bueno.

Pero sabía que lo bueno no me acompañaba este día.

No encontraba mi impermeable por ningún lado, buscando por cada parte de mi casa no había rastro de mi impermeable amarillo, y eso, significaba una sola horrible cosa: irme corriendo y mojándome hasta la parada de autobús que queda a media hora.

Observé el paragua negro que me miraba con burla, no usaba paraguas, y menos cuando solo había ese paragua con punta ¡un rayo podría caerme si uso esa cosa! No, gracias. Mejor mojada que muerta. Resoplé, tomé un suéter y lo coloqué encima de mi cabeza, apreté bien mi bolso y salí de casa. No veía absolutamente nada, la lluvia estaba horrible y hoy tenía examen de Ética.

El profesor Carson es el único horrible humano que da un exámen cuando apenas llevábamos tres días luego de las vacaciones de Diciembre.

Él era cruel, y me odiaba, así que no me salvaba de esta hoy.

Al llegar a la parada de bus pude tomarme un respiro, me senté en la silla y esperé el bus que llegó diez minutos después, y ya iba a una hora de retraso. Seguramente ya habrán terminado el examen. Suspiré, joder, ya me imaginaba al profesor con una sonrisa diabólica pensando alegremente que no me presenté en el examen.

Arg, que día tan horrible.

Al subir al bus, algunas personas me miraron, sí, estaba empapada hasta los huesos.

—Niña, no te puedes sentar, vas a mojar los asientos—me dijo el conductor. Lo miré mal, pero solo se encogió de hombros, y arrancó, haciendo que el bus diera un movimiento brusco y perdiera el equilibro.

Lo maldije en mi mente y me agarré bien del tubo, esperando poder llegar rápido a la escuela, lo que no ocurrió, porque claro, estábamos en un bus y las pausas en las paradas me hacían perder tiempo, un tiempo que me hizo llegar a clase en la hora del de la segunda clase cuando había parado de llover. Me coloqué bien la mochila en mi espalda y salí cuando se colocó en frente de la escuela, me detuve al salir y solté un suspiro de alivio al por fin llegar. Sentí las puertas cerrarse detrás de mí, levanté mi pie para dar un paso cuando sentí que una fuerza cósmica (okey, no) que me hizo no poder dar un paso y, llevarme consigo hacia la izquierda. Grité del susto y observé que la mochila había quedado atrapada en la puerta del bus.

Oasis [Pausa de temporada] oasis volverá pronto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora